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Otros cien años de frustración
Hace algunos años decía un gobernador del Putumayo que era tal la crisis fiscal y de pobreza en su departamento que era mejor que no existiera más como entidad territorial.
Sábado, 13 de Junio de 2015

Hace algunos años decía un gobernador del Putumayo que era tal la crisis fiscal y de pobreza en su departamento que era mejor que no existiera más como entidad territorial; que eran tan pocas sus posibilidades de desarrollo y de expectativas en proporcionarle un buen nivel de nivel de vida para sus habitantes que era mejor que el departamento no fuera más. Ni qué decir ahora con el atentado de derrame de petróleo generado en esa región del país por las Farc, cuyo solo impacto ambiental es salvaje. Para la recuperación de la flora y la fauna y el hábitat de la zona, ante un desastre ambiental de esta magnitud, se requiere el paso de cerca de 15 años, y eso sin contar con la contaminación de las aguas cuyas consecuencias seguramente se conocerán en los niños que pronto nacerán. Eso en el tema social y ambiental del departamento, porque después de ese aleve golpe, quien cree en el proceso de paz de la Habana?

Hasta para hacer la guerra se necesita de ética, de credibilidad, y algo que podría sonar como un chiste, de seriedad. Luego de lo sucedido en el Putumayo se confirma que unos son los que están negociando en la Habana, y otros los que andan por acá cultivando coca, haciendo atentados, extorsionando, y por ello lo ocurrido en estos días muestra que en la guerrilla no hay ninguna coherencia de grupo que tenga un propósito o estrategia política.

Hoy la guerrilla no tiene un proyecto político como sí lo tuvieron hace años. Esa es sin duda la gran contradicción y dificultad que tiene el proceso de paz, que en esencia es un proceso político, y para que haya acuerdos, se requieren actores políticos. Por eso uno de los graves riesgos que tenemos es que si se llegare a firmar la paz, a los pocos días, otro atentado, otro hecho atroz nos vuelva a una realidad en la que de por sí ya son pocos los que creen en ella. Algo de esto me recuerda cuando en cien años de soledad, Aureliano Buendía quien había hecho grandes esfuerzos para encontrar la paz, después de tanto esfuerzos inútiles, desilusionado y solo, decide refugiarse en su taller para hacer pescaditos de oro, cuando algún día lo interrumpe Úrsula para anunciarle que había llegado una nueva comisión de la capital para pactar la paz. Sin dudarlo Aureliano le responde “Mejor que se vayan a donde las putas, porque ando ocupado haciendo pescaditos en mi laboratorio “. Más de lo mismo, no les parece?  

En definitiva nada hacemos bien. Acabamos de aprobar una reforma constitucional cuyo fracaso está anunciado. Hasta el propio superministro, Néstor Humberto Martínez, llegó a expresar que íbamos para una constituyente.  Seguimos pensando en un proceso de paz en el que cada vez creemos menos. Es decir, esa estirpe de los Buendía que vivió en un mundo lleno de contradicciones y dificultades, parece que con nosotros seguirán viviendo otros 100 años de soledad y frustraciones.

P.D. Excelente el evento académico que sobre responsabilidad civil y del estado organizó la doctora Débora Guerra, quien con esfuerzo y empeño lo sacó adelante. Que lamentable que la Universidad Libre hubiere estado ausente.

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