La Opinión
Suscríbete
Elecciones 2023 Elecciones 2023 mobile

Por Colombia

Las encuestas nunca han sido acertadas ni infalibles...

Corresponde hoy ver la coincidencia ejemplarizante de nuestra elección presidencial a una semana exactamente del monumental y descarado fraude que pone al tirano de Venezuela contra viento y marea nuevamente en el poder, y no deja de ser profundamente inquietante que esa situación devastadora ocurriendo en nuestras propias narices se pueda convertir en  realidad más parecida a una pesadilla sin fin en nuestro propio suelo, si no nos damos finalmente por enterados de lo cerca que estamos de dar un salto al vacío en una aventura populista de una irracionalidad que aterra por lo absurda.

No cabe en la cabeza que un porcentaje importante de colombianos estén dispuestos, a pesar de las evidencias contundentes, a tomar por el camino de las mentiras maquilladas de promesas irrealizables, del asistencialismo, la autocracia, el caudillismo y el populismo más enconado, como opción viable para gobernar esta afligida nación, sitiada desde este gobierno por una amenaza real a su democracia, sus maltrechas instituciones y su Estado de Derecho, que mal que bien se ha mantenido a pesar de los embates de la mermelada, la JEP, parte del poder judicial y un reducido grupo de malos colombianos con poder que persisten en defender a los malos, premiarlos y depreciar al pueblo, a las víctimas y a lo que conocemos como nación.

Aunque pueda estar pecando con mi escrito de caer en lugares comunes, es mi deber dejar sentada mi posición al respecto, respetando obviamente la de los demás, en medio de un pluralismo que siempre ha caracterizado a nuestra democracia, el cual también estaría seriamente amenazado en un hipotético gobierno de la autoproclamada “Colombia humana”, pues es bien sabido la proclividad de su jefe al autoritarismo y la expropiación no solo de tierras, si no de ideas y disensos, como bien lo demostró para desgracia de Bogotá, en su aventura populista que casi acaba con la capital del país. 

Las encuestas nunca han sido acertadas ni infalibles, pero de alguna manera muestran la “foto” del momento, y son un termómetro de la realdad, por lo tanto su interpretación nos lleva a deducir que la multiplicidad de opciones por quien votar ha atomizado un lado del espectro frente a un único representante del socialismo del siglo XXI, poniéndolo en gran ventaja a pesar de su inferioridad en votos, con una real opción de poder en un momento de gran peligro para el futuro de la nación. Solamente un candidato, desde que develó  su verdadero talante, preparación, seriedad y carácter, ha logrado sostenerse en la punta de manera consistente, desde el 11 de marzo, con una intención de voto mayoritaria de opinión publica autentica, libre de clientelismo, compra de votos y conciencias, politiquería y mermelada. Otros “buenos” candidatos no han calado con su discurso, su personalidad y la presión oficial, y a estas alturas del paseo ya no lo lograron, básicamente porque el pueblo los ve como los responsables de la debacle en que se sumió el país al apoyar la reelección de Santos.

Invito a votar a conciencia, no cegados por el odio y las falsas promesas, si no por las ideas, el carisma y el talante, por el pasado pulcro y eficiente de una persona que gracias a su juventud es un aire fresco y renovador,  alguien que tiene la voluntad genuina de ejecutar necesarias y urgentes transformaciones en la Justicia, en la economía, en la seguridad, en la aplicación de los cuerdos priorizando a las víctimas y no a los victimarios , en una sola frase, comprometido con  la preservación de la democracia.

Sábado, 26 de Mayo de 2018
Premium-home
Patrocinado por:
Logo Empresas
Temas del Día