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¿Por qué nadie invierte en la región?

Porque nadie invierte para perder, o para dejar de ganar. Hará un mes el Alcalde en una pose “snob” predicó: “Invest in Cúcuta”. Y los candidatos a la Gobernación del Departamento y a la Alcaldía de Cúcuta, todos a una, predicaron lo mismo.

Ninguno indaga ¿por qué sería que en la fuga de capitales de los estratos medio y alto y del empresariado venezolano, no miró a Cúcuta para invertir, sino que saltó a Bucaramanga, a Bogotá, a Medellín, al Eje Cafetero, al Valle del Cauca y al Caribe Colombiano y si se asomaban por aquí sonreían y se iban?

El diario La República, publica cada año un diccionario financiero gratuito para los suscriptores. En el último define, Inversión, como colocación del capital para obtener una ganancia futura. En inversión productiva que es la que necesitamos en Cúcuta, hoy se  descarta el “alea”,  un término que nos encanta a los abogados  de derecho empresarial.

Aquí nadie invierte simplemente porque no somos competitivos. Y eso no se obtiene con simple buena voluntad e intención, así el Centro de Liderazgo y Gestión nos realice dos o tres seminarios “Expogestión Frontera” al año, o que organicemos veinte ruedas de negocios, o con Decretos de Excepción, o promociones directas o indirectas que son tan costosas para invitar inversionistas o “investments” como dice Donamaris.

No, el problema es y sigue siendo estructural, y no comenzaremos a comprender esa verdad, hasta que no nos comportemos como lo hacen ejemplarmente los  alcohólicos anónimos, para superar la adicción. ¿Qué hacen ellos? Pues aceptar su enfermedad y dar testimonio, para partir a la curación.

Tenemos que aceptar nuestra pobreza y las carencias, que son estructurales. Carecemos de agua para la sed y para la vida y nos negamos a implementar una política del agua que solo soluciona Cínera, que complemente al sector de la construcción, al agro industrial, a nuestra mejor calidad de vida.

Carecemos de energía barata para industrializar la arcilla y los demás renglones en los que tenemos ventajas comparativas rebajando costos y para mejorar la calidad de vida domiciliaria, porque solo ahora nos anuncian gas natural de Tibú y Oripaya que se extinguen. Aceptar que si obtuviéramos agua y gas para la competitividad, carecemos de vías para sacar al mercado los bienes producidos.

Cuando superemos estas carencias -con una Visión al 2030-35-, será viable “investments in Cúcuta”, porque habrá atractivos para las utilidades que busca todo inversionista. Solo así  podremos derrotar el desempleo, la inseguridad, la pobreza, la exclusión, la desigualdad, la injusticia social y se irá desvaneciendo la “alegalidad”, cuya represión a palo, arresto y con abuso de autoridad solo produce tensión social.

Las soluciones coyunturales a las que nos acostumbramos por mediocridad política, con subsidios transitorios y asistencialismo indigno, no son otra cosa que “Onanismo politiquero” que resalta  ineptitud. Sin Visión de Ciudad, no iremos a ninguna parte. ¡Que la propongan todos: azules y rojos y saraviados! Yo la he propuesto por escrito y sueño como en la canción de José Alfredo Jiménez: ¡Si nos dejan!

Adenda: “El dinero es mejor que la pobreza, aun cuando solo sea por razones financieras”. Woody Allen.

Miércoles, 1 de Abril de 2015
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