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Primera vuelta
La política es extraña, pero hay que aprender a leer los fenómenos que se producen.
Viernes, 23 de Marzo de 2018

Después de las elecciones legislativas del 11 de marzo, muchas ideas y fortalezas quedaron por el suelo ante la realidad de las votaciones, incluidas la mayoría de las encuestas.

Petro llegó a su techo de votantes y él lo sabe, difícil que el tristemente célebre exalcalde de Bogotá pueda aumentar ese techo, pero en política todo es posible.

Los partidos tradicionales por mucha agua sucia que ellos mismos se han encargado de echarse encima, siguen siendo fuertes gracias al clientelismo y la compra de conciencias, especialmente en las regiones.

El Centro Democrático, un partido nuevo y sin presupuesto oficial, ni compra de votos o aupado por contratistas corruptos sacó el mayor número de legisladores, a pesar de la mermelada dispuesta a raudales por los partidos de la Unidad Nacional de Santos, por la comprada prensa oficial que en este régimen se ha arrodillado a esa misma mermelada de una manera vergonzosa, tanto que el día de las elecciones se les notaba en la cara a sus periodistas y comentaristas,  la dificultad de reconocer la apabullante victoria de Duque y la gran Coalición por Colombia, se les veía en la cara la frustración y por todos los medios daban explicaciones ridículas de una verdad electoral difícil de ocultar.

El más patético de todos, el periodista del régimen, el señor Yamid Amat, que balbuceaba incoherencias.

Cambio Radical, segundo partido en votación demostró un crecimiento importante, pero lo revelado por la última encuesta post elecciones legislativas, indica que ese abultado número de votos no necesariamente se le endosan al candidato Vargas Lleras y a su des inflada aspiración presidencial pues solo marca un 6%  de intención de voto, cayendo dos puntos de la medición anterior.

La política es extraña, pero hay que aprender a leer los fenómenos que se producen, especialmente en la mente de los electores. 

Esa tendencia inexorable de crecimiento de la llamada Centro Derecha, con su carismático, creíble y vendible candidato Duque, cuya penetración en la conciencia de un país hastiado de la corrupción, la mermelada, la injusticia, el robo descarado de los recursos públicos en manos de un gobierno irresponsable y sus pupilos que durante ocho años han hecho y deshecho a su antojo, incluida la rama judicial permeada por esa misma corrupción, es una realidad incuestionable y con una clara tendencia a volverse una ola arrolladora para desgracia de los otros candidatos.

Esta realidad ya ha sido olfateada por los sabuesos Petro e Iván Cepeda, quienes en la prensa de hoy están llamando a gritos a una coalición casi imposible con de la Calle y Fajardo. Dan alaridos advirtiendo “el peligro del crecimiento de la derecha para la paz de este país”.

Saben perfectamente que se está configurando una tendencia mayoritaria que no come cuento de esas voces que llaman al “terror”. Sin embargo, ni sumados todavía alcanzan al puntero, pero aun así los colombianos que deseamos un cambio de rumbo con institucionalidad fuerte, seguridad en manos del Estado, cero tolerancia con la impunidad, crecimiento económico, creación de confianza para que continúe la inversión extranjera, re direccionar los ingentes recursos destinados al post conflicto en manos de los reinsertados hacia las verdaderas víctimas del terrorismo subversivo, debemos estar alertas y hacer crecer esa tendencia que podría llegar a ser triunfadora en primera vuelta.

Si la improbable coalición Petro-Fajardo-de la Calle se llegara a dar no podría imaginar quien sería el candidato que los representara, pero vuelo y lo repito, en política nada está escrito, y ese esperpento ideológico parecido a Frankestein, monstruo de mil cabezas si  representaría un peligro de proporciones mayúsculas para la democracia de este país

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