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Ciudad Rodeo, una segunda oportunidad de vivienda para desplazados y migrantes
Gran parte de los habitantes de este complejo residencial han sido golpeados de frente por los horrores de la guerra, pero sus derechos siguen viéndose vulnerados por la falta de atención municipal.
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Miércoles, 21 de Julio de 2021

José Duván Medina es un hombre que supera los 60 años, de cabello canoso y gruesas manos, quien demuestra el arduo trabajo que ha tenido que hacer a lo largo de su vida.

Nacido en Sardinata, Norte de Santander, Medina contó que por años tuvo que vivir ‘arrimado’ en la vivienda de sus familiares, porque las oportunidades que tenía para un sustento económico eran escasas.

“Yo me la pasaba en la casa de mi hermana, a veces iba para donde otro familiar, y así tenía que hacer para vivir. Era difícil, porque no tenía para pagar un arriendo”, comentó José Duván.

Sin embargo, estar en el lugar correcto, en el momento preciso, le abrió las puertas a una nueva vida, en el lugar que menos se imaginaba.

El humilde hombre aseguró que un día estaba el Departamento Administrativo Nacional de Estadísticas (DANE) haciendo el censo en su pueblo natal, en ese momento, se encontraba en casa de su hermana y él les comentó su condición.

Medina no le dio mucha relevancia al asunto y siguió su vida, hasta que un día recibió la llamada que más alegría le ha dado.

“Me dijeron: José Duván Medina, le vamos a dar un apartamento gratuito en Ciudad Rodeo, en Cúcuta, solo debe presentar la cédula y la única condición es que la vivienda no puede ser vendida hasta dentro de diez años”, señaló Medina.

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El hombre, como pudo, alistó sus pertenencias, tomó el poco dinero que tenía, pagó un ‘pirata’, y llegó al lugar donde recibió su apartamento, pequeño, pero con tres habitaciones, cocina, baño, uno que otro sitio de esparcimiento y lo suficiente para hacer que su rostro esbozara una sonrisa nostálgica.

Medina, al ser conocido por todos los residentes del lugar por su popular venta de tintos y dulces, fue elegido hace poco como presidente de la Junta de Acción Comunal (JAC).

Así como José Duván, muchos nortesantandereanos llegaron a ocupar los más de mil apartamentos, distribuidos en 17 torres, del conjunto residencial Ciudad Rodeo, ubicado a un costado del Anillo Vial Occidental.

En la actualidad, este lugar necesita más atención por parte de la administración municipal, pues una gran cantidad de los residentes son población vulnerable que ha sido golpeada de frente por los horrores de la guerra y se refugiaron en garantías de no repetición.

Migrantes venezolanos también encontraron allí una segunda oportunidad de vida.

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A oscuras

Con el pasar de los años, la estructura de los apartamentos se ha mantenido en perfecto estado. A pesar de las lluvias y otros factores climáticos, no cuentan con grietas ni desperfectos.

La zona social, en cambio, ha sufrido las consecuencias del paso del tiempo. Según contó el líder comunal y otros residentes, la mayoría de las lámparas están averiadas y, a pesar de los oficios que han enviado para los arreglos, no han recibido soluciones.

“Lo que más nos preocupa es que en los recibos de la luz siguen cobrándonos el servicio como si funcionara, y la realidad es que estamos a oscuras”, comentó el presidente de la JAC.

Como consecuencia, la situación ha generado un panorama de inseguridad que les genera pavor. Según el líder comunal, las personas no pueden caminar por las noches con tranquilidad ni atravesar apartamentos, porque pueden ser atracadas.

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Sitios de recreación, abandonados

Ciudad Rodeo fue entregado con un parque infantil, un quiosco y un salón comunal, y a pesar de que la comunidad ha intentado mantenerlos, el abandono es evidente en esos lugares.

Los juegos infantiles ya están cubiertos por óxido y algunos columpios se han caído, asimismo, los alrededores del lugar están cubiertos por maleza y piedras.

A falta de una cancha de fútbol, los jóvenes del barrio consiguieron unos arcos y los adecuaron en uno de los parqueaderos para poder jugar sus partidos.

Los residentes y antiguos líderes expresaron que han hablado con las administraciones municipales para solicitar la construcción de alguna zona deportiva, teniendo en cuenta que hay un lote propicio para ello en la parte trasera de los bloques, pero expresaron que siempre han quedado a la espera de una respuesta positiva.

Los espacios de reuniones, como quioscos y salones, han perdido su color blanco inicial y la pintura se ha empezado a desvanecer por las lluvias, además de las altas temperaturas que suelen hacer en la capital de Norte de Santander.

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Malos olores

La cercanía con la quebrada Tonchalá no les ha afectado tanto como a Los Arrayanes o Rincón del Rodeo, que queda a pocos metros del lugar, pero si les ha traído malos olores.

“El anterior presidente de la JAC habló con la Alcaldía, porque eran muy fuertes y ya estaban generando enfermedades. Aunque no sabemos cómo se redujeron en gran medida”, dijo Medina.

Sin embargo, en días soleados y ventosos, el fuerte olor vuelve a aparecer. Con la frecuencia que ha tenido el problema en las últimas semanas, los residentes temen que se vuelva a convertir en un problema permanente, motivo por el que piden  estar alerta.

Redacción | Camila Flórez

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