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Comunidad de Ceiba II teme quedarse sin parques

Los habitantes del sector señalan que el estado en el que se encuentran la mayoría de los parques no es el ideal. Aseguran que el gobierno local no ha sido lo suficiente generoso para rescatar la belleza natural de su barrio.

Concebida como una urbanización privilegiada en recreación, nació en la Comuna 2 de Cúcuta el barrio Ceiba II, bautizado así por su estrecha cercanía a La Ceiba.

Lo que en otro tiempo era una hacienda, fue adquirida por el Instituto de Crédito Territorial para la urbanización de la ciudad. En una parte de esos terrenos, la Inmobiliaria La Ceiba vendió las primeras casas de este sector a trabajadores de Bavaria, docentes y empleados oficiales. 

Con el auge residencial de barrios como Guaimaral y Zulima, otros cucuteños se animaron a ubicarse en la creciente Ceiba II, hoy considerada como una de las urbanizaciones más desarrolladas de la ciudad.

En este sector de estrato 3 se encuentran numerosos supermercados, boticas, farmacias y todos los negocios necesarios para el bienestar de su gente, así como colegios de alta categoría como el María Reina. Su cercanía con la Avenida Cero genera una conexión propicia con los sitios más importantes de la ciudad.

Parques: ¿de la comunidad?

El barrio cuenta con cuatro parques a los que vecinos y visitantes acudían en otros tiempos para  actividades de esparcimiento y deporte, gracias a las amplias canchas de fútbol, microfútbol y básquetbol.

Los residentes los conocen como: parque Los Niños, Enrique Olaya Herrera, El Diablo y Cancha Alianza de Lima, en honor a los jugadores fallecidos, o Los Copetes, por un numeroso grupo de hermanos que vive en esa calle.

Sin embargo, el estado en el que se encuentra la mayoría de ellos no es el ideal. Este es uno de los principales problemas que aqueja a los residentes, quienes aseguran que el gobierno local no ha sido lo suficiente generoso para rescatar la belleza natural del sector.

Luis Raúl Ortega, presidente de la Junta de Acción Comunal (JAC) del barrio, manifestó que las diferentes administraciones que han pasado, en lugar de entregar el mantenimiento de los parques a particulares, debieron haberse asegurado con los líderes comunales de que el futuro de estos históricos sitios, que nacieron por obras de vecinos, quedara en buenas manos.

“La alcaldía anterior entregó más de 25 parques de la ciudad a un proyecto de particulares para administrarlo y ahora están construyendo canchas en espacios públicos que, a futuro, obligan a las personas a pagar para poder hacer deporte”, reprochó Ortega.

Antonio Estévez, miembro de la JAC, agregó que lo que más les duele es que en ningún momento le comentaron a toda la comunidad las intenciones de concesión que se tenían, sino que un señor, diciendo ser el presidente de la JAC, reunió a unas cuantas personas en unas sillas y les explicó de modo superficial lo que sucedería.

“Ahora pretenden arrebatárnoslos. Nada más en la cancha El Diablo quieren quitar una parte para convertirla en parqueadero”, explicó.

‘Hotel Bogotá’

Por un costado del barrio, los atraviesa el paso del Canal Bogotá. Según habitantes, “un hotel exclusivo para indigentes, ladrones y pícaros”, quienes se valen de la oscuridad, por la falta de luminarias en la zona, para cometer todo tipo de actos delictivos.

La semana pasada, un adulto mayor sufrió allí un severo ataque. Relatan que un grupo de mujeres se valió de la soledad del hombre, lo derribaron y le asaltaron todo lo que llevaba en los bolsillos. 

Con la fortaleza que han tomado las zonas oscuras, solicitan a Alumbrado Público una pronta intervención. Además, aseguran que los árboles han alcanzado tal altura que acapara por completo la luz de los focos.

Estévez, ingeniero forestal que en el pasado se desempeñó como funcionario de podas, contó que en las zonas rurales donde trabajaba se le pedía despejar las redes eléctricas para que problemas de este tipo no ocurrieran, pero aquí no se hace.

“Ahora, además de la  COVID-19 y los malos olores de las aguas negras del Canal, debemos soportar la inseguridad diaria”, señaló el líder comunitario.

Otro de los problemas es que la doble calzada de Ceiba II no tiene continuidad con la Zona Industrial, y la subida se ha convertido en el paso regular de habitantes de calle e inmigrantes en su camino a la ciudadela de Juan Atalaya.  Aseguran que en todo el paso roban y aunque la Policía Metropolitana ha estado pendiente, la falta de más oficiales hace que no sea suficiente. 

“Muchas personas duermen y hacen sus necesidades allí, y no solo es un problema de Ceiba II, sino de todos los barrios que abarca el Canal”.

La propuesta de Ceiba II

Luis Raúl Ortega propone una nueva forma de trabajar en la arborización para traer un nuevo norte para la ciudad.

“Si capitalizamos la belleza ambiental de la ciudad, podemos desarrollar proyectos de ornato y turismo, con Cúcuta como una ciudad ambiental, industrial y comercial”, apuntó.

Ese cambio empieza con una poda ordenada, a corto plazo, que desembocaría en un sistema de túneles naturales. Dice que si se poda un árbol de 7 metros de altura a un tamaño de 5 o 6 metros, los árboles de las calles se extenderían como túneles que le otorgarían una belleza característica a la Perla del Norte.

Proponen una nueva forma de trabajar en la arborización para traer un nuevo norte para la ciudad.
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Ronaldo Medina
Ronaldo Medina
Lunes, 8 de Marzo de 2021
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