La Opinión le hace un recuento de estas noticias que sucedieron durante la semana.
En las últimas dos décadas, los habitantes del corregimiento de Buena Esperanza, en la zona rural de Cúcuta, han tenido una petición común: la necesidad de contar con el servicio de gas domiciliario.
A pesar de las gestiones, cartas, solicitudes y promesas su sueño no se podido hacer realidad, por lo que volvieron a lanzar una señal de alerta a las autoridades y la empresa privada Gases del Oriente para que sean tenidos en cuenta.
Por otra parte, continúa en firme el compromiso municipal con la siembra de árboles y, en un nuevo convenio suscrito entre la Alcaldía y Ecopetrol, se conoció que 33.600 nuevos pulmones naturales dotarán de vida a la ciudad. Amplíe aquí.
Mientras tanto, un joven cucuteño, Kevin Arbey Ducuara Isaza, quien alterna sus estudios de fisioterapia de la Universidad de Santander (Udes) con su trabajo como docente en el Instituto Jamestown y, gracias a su pasión por la investigación, llegó a Puerto Vallarta (México) en representación de Colombia para el congreso latinoamericano Proyecto Delfín.
Por último, en el corregimiento La Garita (Los Patios) desde el 2009 existe el Hogar Juvenil Campesino El Amparo, un centro de educación académica, agropecuaria y tecnológica que ofrece a la niñez y juventud de la zona rural del Catatumbo y Norte de Santander una oportunidad para formarse en el trabajo de campo.
Antes de la pandemia, este lugar recibía alrededor de 50 estudiantes que se internaban allí para aprender diferentes prácticas, sin embargo, la virtualidad ha cambiado el panorama. A partir del próximo año, los directivos esperan retornar a la presencialidad y volver a llenar de vida este pulmón natural.
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