Para Lucas Pusineri, Cúcuta significa el origen, el primer paso. La ciudad fronteriza con Venezuela fue la que le abrió las puertas al argentino para comenzar su carrera como entrenador con gran suceso.
En el 2018, Pusineri llegó a este lugar para tomar las riendas del Cúcuta Deportivo, un equipo con una hinchada tan fervorosa como el pesado clima de la ciudad.
Su gran logro fue ascender al equipo motilón a la A con un rendimiento del 79 %, cifra tan impresionante que llamó la atención del Deportivo Cali, club que no dudó en contratarlo para este 2019.
Nueve meses después de vivir ese capítulo feliz en su vida, Pusineri regresará al estadio General Santander defendiendo los colores verdiblancos, en un partido a priori complicado por los intereses de ambas escuadras.
Mientras que el Cúcuta es segundo, los azucareros —que acumulan dos derrotas seguidas en el torneo— son sextos con 17 unidades y una señal de alerta que dice: prohibido perder de nuevo.
En diálogo con el periódico El País, Pusineri se refirió a lo que será este juego especial por su pasado, pero también crucial por su presente con la escuadra vallecaucana.
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¿Cómo imagina su regreso al General Santander?
Los regresos siempre motivan, y más si son a lugares donde uno quedó marcado. Me pasó como jugador, pero no como entrenador, esta será la primera vez.
Recuerdo que como futbolista me tocó volver a enfrentar a San Lorenzo y también a Independiente, y en ambas canchas me recibieron muy bien. Este domingo eso seguramente me pasará en Cúcuta. Es lindo volver a donde dejaste huella.
Además, esa fue su primera oportunidad como técnico...
Sí. Y en un lugar que me era totalmente ajeno, un lugar fronterizo. Yo venía con una mano atrás y una adelante, y bueno, terminó siendo una de las campañas más históricas del Cúcuta.
Recuerdo que estuve viviendo 90 días en una habitación de hotel hasta que llegaron mi esposa y mis hijos, en lo que fue un reencuentro muy lindo. La gente allá nos ayudó mucho. Son recuerdos maravillosos.
¿Con qué miedos llegó?
Con el de no saber cómo te va a ir. Todo desafío conlleva una gran responsabilidad, pero haber logrado el objetivo del ascenso fue algo que me dejó marcado.
¿Qué sitios frecuentaba?
Íbamos mucho a un shopping llamado Ventura. También a un restaurante delicioso que se llamaba Pablo y María, donde vendían unas hamburguesas deliciosas; y a Venecia, una pizzería espectacular.
Recuerdo eso y también a las personas que nos ayudaron, como por ejemplo Alicia y Gladis, quienes nos ayudaron con nuestros niños, el presidente José Cadena, el conductor del bus, en fin, muchas personas.
¿Quiénes eran Alicia y Gladis?
Dos mujeres que nos ayudaron con el cuidado de nuestros dos niños (Ciro y Roque). Nos colaboraron mucho a lo largo de todo el tiempo que estuvimos en Cúcuta. Gladis se vino 40 días acá a Cali con nosotros, pero se tuvo que devolver porque tiene una hija de nueve años llamada Naty. Pero la amistad y el cariño siguen.
¿Cuál fue el momento más difícil y el más feliz?
Es difícil llegar a un lugar que no conoces y en el que hay un manto de sospechas por lo que vas a hacer. Y luego fue complicado encontrar una casa, porque es duro vivir 90 días en un hotel. También estuvo el tema de la presión que había, pero por fortuna pudimos lograr con creces el objetivo y eso fue lo más feliz, cuando cristalizamos ese sueño del ascenso.
¿Fue vital encontrar luego una casa cómoda?
Encontrar una casa amplia y que tenga muebles no es fácil. Nunca nos gustaron los departamentos, así que fue un alivio encontrar un hogar espacioso y cómodo. Fue una casa con mirador campestre y donde vivimos momentos muy lindos en esa etapa.
Hablando ya del tema fútbol, ¿Cómo encarar este partido más allá de lo especial que es volver a Cúcuta? Cali no puede ceder terreno...
No es un tema sencillo, hoy en día estamos inmersos en una situación particular: nos encontramos en el grupo de los ocho mejores, pero también en las semifinales de la Copa Colombia. Lo único que puedo decir es que espero que estemos a la altura en todos los compromisos que se nos vienen. No nos podemos relajar y tenemos que ser coherentes con ese mensaje de lucha para afrontar los partidos. Hay que asumir esto con amor y pasión.
