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‘Ahora, el barrio sí me quiere’

“Antes, los vecinos no me querían por problemático y grosero, me cerraban las puertas y yo vivía lleno de odios y rencores. hasta que decidí cambiar odio por amor a través de la música”, explica Franklin Cárdenas, 20 años. “Ahora, el barrio sí me quiere”

Tiene lentes oscuros, pantalón ancho, y gorra. Acabó de terminar su primer concierto. Su público son sus vecinos. Sus letras reflejan su entorno y su alma.

“El hip hop nos permite contar nuestra realidad a través de la música, sin tapujos, ni temores. Es abrir nuestra alma entre versos y estrofas”, explica emocionado.

A Cárdenas la música lo alejó de los vicios y las malas juntas, y le enseño a que hay que soñar y luchar por lo que se quiere.

El siguiente en salir del improvisado escenario en el comedor comunitario de Manuela Beltrán es Jhon Alvarado, 18 años.

Con una pinta similar a la de Cárdenas, salió nervioso de su presentación. Para él, el hip hop  transformó su forma de ver el mundo y sus acciones.

“Entendí que hay cosas mejores que estar en la calle sin hacer nada o pensando en hacer lo que no se debe”, dice mientras explica cómo junto a sus amigos creo sus primeras letras de canciones.

No le gustaba escribir, y había dejado de estudiar, pero gracias a la conexión musical retomó sus estudios, y ahora se la pasa con una libreta de bajo del brazo para escribir sobre todo lo que se le viene a la mente.

“Te hablamos de Las Delicias donde no todo es malo, también hay sonrisas”, dice una de sus primeras canciones.

“Mi mamá me dijo que hoy no fuera a trabajar con ella para que viniera a cantarles a mis vecinos esas letras lindas que escribimos”, interrumpe emocionado  Jefferson Gómez, quien hace parte del grupo de hip hop.

Cárdenas, Alvarado, y Gómez  conocieron el mundo musical mediante el proyecto Rumbos de Paz que adelanta el Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (Acnur), Corprodinco y la Fundación cultural y social  5ta con 5ta Crew en  Manuela Beltrán y Las Delicias.

“Mediante el proyecto, que cumple dos años, se pretende brindarle un espacio de arte, cambio, aprendizaje y esparcimiento, a los jóvenes de esto sectores de la comuna 8”, explicó Carlos Pabón, funcionario de Acnur.

Los participantes de Rumbos de Paz reciben cada tarde y gratis talleres musicales, de pintura, fotografía, reciclaje, entre otros. Todos ellos con un mensaje implícito: prevención de reclutamiento forzado, trabajo infantil, derechos sexuales, transformación del conflicto, y conflicto como oportunidad.

Martes, 24 de Marzo de 2015
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