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Arturo Charria busca una nueva dinámica para la educación en Cúcuta

El secretario habla de los 4 elementos importantes para este ámbito.

Carlos Arturo Charria Hernández es un joven profesional cucuteño con títulos académicos que acreditan sus conocimientos. Es politólogo, magíster en Estudios Culturales y escritor. También promotor de cultura e investigador de temas sociales. 

Fue coordinador del Centro de Memoria, Paz y Reconciliación de la Alcaldía de Bogotá. Ha sido consultor en Educación Transformadora y docente de Historia en el Colegio Los Nogales, de Bogotá. En 2016 fue nominado al premio Compartir al Maestro.

Ha participado en el proceso de paz que está en marcha en Colombia y fue seleccionado por el alcalde de Cúcuta, Jairo Yáñez, para que fuera su secretario de Educación en el arranque de la nueva administración.

En esta entrevista con La Opinión, Charria analiza la situación de la enseñanza en el entorno de la ciudad, tanto urbano como rural.

¿Cómo aprecia las condiciones para el desarrollo de la educación en Cúcuta, en los niveles de primaria y secundaria?

La situación es compleja. Hay dificultades en temas relacionados con la expansión demográfica en las zonas perimetrales que bordean el anillo vial. Estos asentamientos no cuentan con la infraestructura necesaria y crece en mayor velocidad la población que la capacidad educativa. Adicionalmente, la insuficiencia de planta viabilizada hace que muchos rectores no cuenten con la totalidad de docentes que requieren para sus alumnos y no se está invirtiendo en calidad educativa, lo que implica que el sistema educativo no cierra brechas socioeconómicas, sino que las profundiza.

¿Qué le preocupa de la educación?

El exceso de servicios educativos contratados. Esto genera dos problemas: en primer lugar, gran parte de los recursos educativos se va para terceros, lo que debilita el sector y genera preocupación en relación con la calidad educativa y condiciones laborales de los docentes. En segundo lugar, estos contratos comienzan tarde, pues los tiempos de alistamiento y de procesos contractuales hacen que una parte significativa del servicio educativo no comience en la tercera semana de enero, sino hacia comienzos de abril.

¿Se garantiza la gratuidad ofrecida en los establecimientos de educación del Gobierno?

Es un derecho constitucional y nuestro deber es garantizarlo. Ningún colegio oficial puede cobrar por la matrícula de los estudiantes, ni por la permanencia en la institución.

El Programa de Alimentación Escolar siempre ha tenido problemas en su contratación y su calidad. ¿Qué se va a hacer para evitar esos desvíos? 

El Programa de Alimentación Escolar (PAE) es un gran logro de la política educativa que amplía los derechos de los niños, niñas, jóvenes y adolescentes y ayuda a la permanencia de estos en el sistema. Por eso, hay que cuidar ese recurso y proteger esos derechos. Los procesos contractuales deben ser transparentes y garantizar la mayor participación posible de oferentes para mejorar precios y calidad. Nuestra responsabilidad es supervisar la prestación del servicio y las condiciones en que se brinda, mantener un diálogo permanente con los rectores que son nuestros principales aliados e intervenir de manera directa cuando se presenta alguna irregularidad.

¿Habrá cambios en el manejo de las becas del municipio para estudiantes en las Universidades Francisco de Paula Santander y la de Pamplona?

Sí. El propósito es que los cupos que vayan liberándose por estudiantes que no tienen buenos promedios o se gradúen sean asignados desde los colegios. Adicionalmente, los criterios de selección buscan que los subsidios sean adquiridos por los estudiantes más destacados. Estos son: Sisbén, Pruebas Saber, ruralidad, enfoque poblacional y talentos excepcionales (deportes, artes y liderazgo). La suma de estos indicadores nos permitirá asignar los subsidios con transparencia. 

La migración venezolana genera una gran demanda de cupos para educación. Al respecto, ¿se tienen nuevos planes?

Es una situación que se debe manejar con la Nación, porque Cúcuta recibe el mayor impacto de esta migración. Entonces, uno de los principales retos está en hacer una intervención articulada entre el municipio, el departamento, la Nación y los organismos de cooperación internacional. A partir de eso, identificar cómo hacer intervenciones en planteles educativos y planta docente.

Para el sector rural, ¿cuáles son las previsiones?

Disminuir la brecha en términos de calidad de vida, oportunidades y pobreza multidimensional. En lo que tiene que ver con educación, debemos fortalecer la institucionalidad del sector en esos territorios: revisar la infraestructura, garantizar la permanencia de los estudiantes y mejorar la calidad educativa. Los colegios rurales se encuentran en categoría C y uno en D. Este es un indicador que nos debe orientar en la intervención que se haga en la ruralidad, estrategia que debe ser con toda la institucionalidad del municipio.

¿Son suficientes los recursos para atender la educación en el municipio de Cúcuta?

No. Esto obedece a dos factores. 1) Los recursos que vienen del Sistema General de Participaciones no cubren la totalidad del funcionamiento, entonces, la Alcaldía debe sacar un rubro importante para garantizar la prestación del servicio, por ejemplo, aseo y seguridad (contrato que en 2019 fue de $8.400 millones). 2) El municipio gasta muchos recursos en la prestación de servicios educativos a través de terceros, eso es más costoso y la calidad no es buena.

¿Todos los establecimientos oficiales de educación en Cúcuta coparon los cupos disponibles o cuántos son los matriculados?

Según la matrícula reportada a 30 de enero, el Municipio cuenta con aproximadamente 1.000 cupos. Estos son: Colegio INEM, Colegio Gonzalo Riveros (Contento), Colegio Padre Rafael García Herreros (Loma de Bolívar), Colegio Alejandro Gutiérrez Calderón (Cundinamarca), Colegio Jaime Garzón (Cúcuta 75), Luis Carlos Galán Sarmiento (San Rafael).

En educación, ¿dónde se pondrá mayor énfasis?

En cuatro elementos:

1. Hacer que todo el servicio educativo comience desde el primer día de clase y no escalonadamente según vayan saliendo procesos contractuales, tal como sucede con adultos, transporte escolar, media técnica, matrícula contratada, personal de aseo y seguridad. 

2. Calidad educativa. Hay 13 colegios en Categoría C y 1 en D. Hay que trazar una meta clara en el Plan de Desarrollo que mejore los indicadores de calidad.

3. Equilibrio entre matrícula y planta docente. Hay que buscar alternativas para optimizar la planta docente y garantizar que haya una mayor inversión en la infraestructura de los colegios que son propiedad del municipio.

4. Una apuesta muy fuerte en lectura en primaria, de manera que logremos la ecuación: aprender a leer y leer para aprender.

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Cicerón Flórez Moya
Cicerón Flórez
Sábado, 1 de Febrero de 2020
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