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Caridad católica beneficiará a los niños venezolanos

En 2017 se destinaron aportes económicos a los comedores en los que se brinda alimento a la población migrante.

Los recursos recaudados en la Campaña de comunicación cristiana de bienes que se destinarán para cubrir la atención de 110 niños en el asilo Andersen, pero también incluirán a menores provenientes de Venezuela.

Según José Elver Rojas, director de la Fundación Asilo Andresen y ecónomo de la diócesis católica de Cúcuta, cada año la campaña tiene un objetivo específico para brindar ayuda a los más necesitados.

Para 2018, se decidió seguir en la línea de apoyo a los inmigrantes, dado que en 2017 se destinaron los aportes económicos a los comedores en los que se brinda alimento a la población migrante.

“El objetivo es tener muchos más niños, haciendo un gran esfuerzo, para beneficiar a los menores venezolanos los fines de semana, darles las comidas y la debida formación y espacios lúdicos que requieren”, comentó el director. 

Agregó que aunque en este momento no hay niños venezolanos en la Fundación, al término de la campaña se iniciará el trabajo para garantizar su bienestar.

Señaló además que los niños serán atendidos en el asilo, y tal vez en algunas parroquias cercanas a sus viviendas, como es el caso de la parroquia Jesús Cautivo, en La Ermita, con miras a favorecer un ambiente más cercano y seguro para los pequeños.

El párroco lamentó las condiciones en las que arriban los niños inmigrantes y relató que “llegan con la misma incertidumbre de sus padres, mirando la forma de sobrevivir”.

“Esta es una forma de ayudarles hasta que sean asistidos y atendidos en el sector educativo”, enfatizó el director, quien señaló que todos los menores que reciben atención en el asilo están escolarizados, pues esta es una condición fundamental para mejorar su calidad de vida. 

De otro lado, se mostró satisfecho con “el resultado de la caridad para con los niños de la ciudad”, que en su mayoría habitan en la periferia de Cúcuta, y destacó el apoyo de los feligreses que hicieron sus aportes.

Al asilo llegaron ayer desde las alcancías hasta morrales llenos de monedas y billetes, mientras  voluntarios contaban y acomodaban el dinero.

Entretanto, algunos niños beneficiados coloreaban las tarjetas que entregaban a sus benefactores y posaban para las fotos, radiantes de alegría y agradecidos.

Por su parte, monseñor Víctor Manuel Ochoa resaltó el trabajo desarrollado por el asilo, que hace 113 años nació con la “sorprendente visión social” de Carlos Andresen y su esposa, Teresa Briceño de Andresen.

“En estos años, el asilo ha sido un faro, con un trabajo admirable de las Hermanas dominicas de la presentación de la santísima Virgen”, expresó.

Agregó que infortunadamente, la falta de personal y la avanzada edad de las religiosas llevó a la diócesis a asumir el reto “y el empeño del cuidado de los niños” en asocio con el Icbf. 

“Hemos querido relanzar con la Campaña el trabajo y la financiación de la fundación que el año pasado dejó un déficit”, declaró monseñor. 

Comentó que la fundación “estaba un poquito quedadita, y a las religiosas les costaba conseguir los recursos, pero seguimos con este proyecto de caridad”, con miras a crecer, esta vez por los niños venezolanos.

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Martes, 27 de Marzo de 2018
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