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Cúcuta
Carmen Vílchez, la monja trovadora de la Eucaristía
Sorprendió a los deportistas con su participación en la Media Maratón.
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Domingo, 10 de Junio de 2018

Con el hábito religioso, los tenis, una amplia sonrisa, y las ganas de mostrarle al mundo el trabajo que hacen en Pamplona las Hermanas Trovadoras de la Eucaristía, la monja Carmen Vílchez arrancó a correr en la primera Media Maratón de Cúcuta.

De 29 años, la monja sorprendió a todos en el recorrido de 10 kilómetros. Con el permiso de su superiora, Ángela Angarita González, y con el apoyo de las jóvenes postulantes, novicias y el resto de las monjas, logró el cometido: dar a conocer a su congregación.

“Queríamos evangelizar en Cúcuta”, dijo. 

Ese domingo, el objetivo era viajar de Pamplona a Cúcuta, a las parroquias católicas, a vender galletas y recaudar fondos para conseguir los hábitos y libros de formación de las siete nuevas muchachas que están por comenzar su preparación.

Sin embargo, el cierre de vías les iba a impedir moverse en la ciudad con la facilidad y la rapidez que necesitaban.

A las jóvenes se les ocurrió que la congregación podía participar en el maratón y hacer historia en Cúcuta. Pero, ¿quién sería la seleccionada? Enseguida surgió el nombre de Carmen. 

“Siempre me gustó trotar. En una oportunidad, la madre superiora me encontró corriendo en el pasillo y me dijo: “si usted quiere correr, vaya a dar 50 vueltas a la cancha’. Salí y corrí hasta llegar a las 50 vueltas”, dijo.

Esta congregación es conocida en Pamplona como las hermanas de las bicicletas, es decir, que para ellas el deporte ya es familiar y es también una herramienta que utilizan para evangelizar.

El único requisito que exigió la superiora fue que Carmen corriera sin quitarse el hábito.

Las inscripciones ya estaban cerradas, pero las aspirantes insistieron y el comité organizador, al ver que se trataba de una monja, aceptó la inscripción extemporánea. 

Así, con el número 1344 en su pecho, una solapa que decía Hermanas Trovadoras de la Eucaristía en su brazo izquierdo, y su rosario, la monja se soltó a correr.

Pero, ¿por qué correr?

“Porque promover el deporte es un bienestar para todos y eso es lo que quiere Dios para sus hijos: fe y deporte”, escribió Vílchez en el muro del maratón. 

Los corredores de la maratón quedaron sorprendidos al verse compitiendo con una religiosa. 

¡Corra, hermana, corra! le gritaban todos.

Al final, su particular resistencia física la hizo merecedora de una distinción especial.

Fue la favorita de muchos, incluso, de los mismos competidores.

“Me sentí muy bien en la competencia, y contenta de sentir que la gente no me llamaba Carmen, sino que me repetía hermana, ¡corra hermana, corra, usted puede! Es un reconocimiento para la congregación”, dijo.

Su fotografía sonriente mientras da una larga zancada en la maratón fue compartida de manera profusa en redes sociales. Su esfuerzo valió la pena, porque las aspirantes pudieron vender todas las galletas. 

Carmen Vílchez, venezolana, de Villa del Rosario, un poblado de la serranía de Perijá y vecino municipio fronterizo, conoció a las hermanas trovadoras en un encuentro vocacional en Machiques de Perijá. “Me sentí identificada enseguida”, afirmó.

Hace siete años hizo su maleta llena de sueños y llegó a Pamplona hacer la experiencia vocacional.

Fue recibida con la mejor disposición por este grupo, que hoy conforman 16 monjas católicas.

La menor tiene 18 y la mayor 39 años.

“Esta es una caridad activa”, dijo. “Rompe paradigmas y nos permite espacios para el deporte y la cultura”, señaló. 

Siempre quiso ser religiosa, solo que en Venezuela no encontró el carisma con el cual identificarse.

Hacer parte de este grupo le permitió conocer otra forma de evangelizar, cuenta ella misma. 

La música, el teatro, la danza, la poesía, la pintura son formas de expresión que utilizan las hermanas Trovadoras de la Eucaristía para llevar a Dios hasta los niños y jóvenes.

Asegura que estas son las generaciones que hay que atraer y sacar del ocio. Salen al parque, a las canchas deportivas, a los sitios donde se congregan los jóvenes, a sembrar la semilla de la inquietud. “Que les quede la duda por saber qué hacemos, y que se acerquen a preguntar ya es ganancia”, indicó.

Estas monjas siempre buscan hacer algo fuera de lo común para llamar la atención de las personas, y de esta forma llevar su mensaje religioso. 

Una congregación joven

Las hermanas Trovadoras de la Eucaristía son una de las congregaciones de la iglesia católica más jóvenes de Colombia. 

Su labor comenzó en 2006, con la autorización de monseñor Gustavo Martínez Frías, entonces Arzobispo de Nueva Pamplona.

Atienden el santuario del Señor del Humilladero, en Pamplona. 

Las hermanas han realizado misiones en varias partes del país afectadas por la guerrilla y la violencia, sobre todo a las poblaciones en la frontera.

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