Coloridos, de fuerte roble y bien lijados están expuestos los carros de madera miniatura en plena autopista de San Antonio. 

El sol les aviva los colores y la atención de los conductores.

Desde hace dos meses Marianny Salazar, de 32 años, nacida en Carúpano (oriente venezolano) consiguió seguir con su pasión la madera y la pintura (foto 2). En Cumaná, donde vivía en Venezuela lo hacía como un hobby, porque es especialista en informática, pero ahora le tocó desarrollarlo como un trabajo.

“Antes lo hacía con piezas muy pequeñas, para fiestas infantiles, y ahora me tocó en grande, pero en encanta lo que hago. Además, que tengo un socio que me brindó la oportunidad de hacer lo que me apasiona en medio de las necesidades propias que pasamos los venezolanos que llegamos sin trabajo a Colombia”, dijo.

Los enormes carritos semejan a los reales, tanto en color como en diseñoy son vendidos por encargo.

Hay quienes prefieren que se los diseñen para colocar masetas para los jardines, y otros para guardar los juguetes de los niños. Lo cierto es que la pasión que la venezolana le pone a cada pieza se nota en plena carretera internacional.