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Cúcuta
Cinco faltas tienen alterada la convivencia en Cúcuta
En dos años de vigencia del Código de Policía se han aplicado 18.851 comparendos.
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Orlando Carvajal - Periodista La Opinión
Orlando Carvajal
Sábado, 28 de Septiembre de 2019

Los cucuteños parecieran no estar dispuestos a superar cinco faltas que están impidiendo la plena convivencia en sus barrios. En otras palabras, se están rajando en comportamiento y conducta.

Expresiones como ‘no sabía que estaba prohibido’, ‘no tenía idea de que estaba en el código’, ‘hasta ahora me estoy enterando’, y ‘discúlpeme, no lo vuelvo a cometer’, se han vuelto comunes en la ciudad, como también gritarle a la cara y agredir a puños o embestir al policía que le está imponiendo un parte por estar mal parqueado. 

Quién lo creyera, dice la sicóloga Ángela Castro, ya ni temor da enfrentar a la autoridad en una ciudad que se debate en uno de sus peores momentos sociales como consecuencia de la crisis migratoria que estalló en 2015, tras el cierre de la frontera con Venezuela.

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Lo cierto es que dos años después  de entrado en vigencia el nuevo Código de Policía y Convivencia, los cucuteños continúan incumpliendo normas que son sancionadas por la ley, como invadir el espacio público para usufructo particular; consumir y fabricar sustancias sicoactivas en parques y zonas de recreación; irrespetar a la autoridad; portar armas de fuego o cuchillos, y trenzarse en riñas con el vecino, entre otras.

Para el intendente Wilmer Serinza, responsable del cumplimiento del Código de Policía en Cúcuta, los cucuteños han dado muestras de respeto a la ley, pero aún falta la puntada final que permita alcanzar estándares de convivencia aceptables.

Dijo que en tal sentido la Policía mantiene vigentes las tareas de capacitación a los ciudadanos en la promoción de los 245 artículos que componen el Código de Policía, con el propósito de que se conozca la ley y se respete. El que se conozca va a permitir una convivencia sana entre los ciudadanos, dijo Serinza.

Una infracción que tomó vuelo en Cúcuta hace referencia a las infracciones urbanísticas. Como el municipio no cuenta con personal para la vigilancia, los dueños de predios modifican a su antojo los diseños de sus casas, riñendo no solo con el manual de la construcción, sino con el paisaje urbanístico.

(Las infracciones urbanísticas están a la orden del día en casi todos los sectores de Cúcuta. El interés particular prima sobre el general y ello se observa en el barrio Chapinero, donde a los peatones no les dejaron andenes.)

Así, por ejemplo, se observa en muchos barrios la construcción en pleno andén de escaleras para ascender a un segundo piso. También el alargue de garajes o porches en el espacio público destinado a los peatones, o simplemente instalar ventas callejeras en las calzadas, lo que la consolida como el comportamiento más violado por los cucuteños.

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No todos los 245 artículos que contempla el Código de Policía y Convivencia se han violado en Cúcuta. Incluso, en su gran mayoría, no hemos tenido que actuar para reprender a alguien, dijo Serinza; no obstante, reconoce que son las normas de convivencia en las que más rajados están los cucuteños, sobre todo porque acciones que antes se veían como algo cotidiano, hoy son sancionadas.

Es el caso, por ejemplo, de una riña con un vecino, que puede hacerle pagar por poner en riesgo la vida o integridad de otra persona.

Lo que no saben muchos es que reñir, incitar o incurrir en confrontaciones violentas con otras personas, son comportamientos sancionados con multa tipo 2, que corresponde a $196.724. Serinza reveló que después de las violaciones contra el espacio público, los comportamientos que atentan contra la integridad de las personas son las faltas más cometidas por los cucuteños.

Expertos en convivencia y cultura ciudadana coincidieron en que estas expresiones de violencia son los síntomas de una sociedad con un alto grado de divorcio entre lo legal, lo moral y lo cultural.

Si otro hizo algo ilegal, yo también lo puedo hacer, quién me dice que no, se preguntaron infractores que fueron sorprendidos por la Policía  invadiendo el espacio público.

Es la cultura de lo informal lo que pareciera prevalecer entre quienes se resisten a cumplir con la ley, dice la sicóloga experta en resolución de conflictos, Gloria Osorio.

Pero así como a muchos cucuteños aún les sigue dando duro ponerse a tono con la convivencia, a las autoridades también les ha faltado cumplir varios compromisos que están consagrados en la norma, como por ejemplo, tener habilitados el centro de traslado por protección para personas en condición de vulnerabilidad y el coso, este último para llevar allí los animales que se encuentren deambulando por las calles de la ciudad.

Las principales faltas

1. Invasión del espacio público: 6.678 comparendos se han impuesto este año.

2. Incitar a riñas o incurrir en confrontaciones violentas: 1.414 comparendos.

3. Portar sustancias prohibidas: 289 infracciones se llevan sancionadas por esta falta.

4. Irrespeto a la autoridad: 929 comparendos se han impuesto a la fecha.

5. Porte ilegal de armas blancas y de fuego: 2.108 sancionados este año.

Hay que superar la ruptura: experto

La sociedad moderna trajo consigo el reconocimiento de la persona como sujeto de derechos y de deberes; y también potenció el desarrollo de la ciencia y la tecnología. En esto último se dan las dinámicas de modernización que le han permitido alhombre actual satisfacer sus necesidades de manera mucho más rápida, cómoda y eficaz que nuestros antepasados. Esta dinámica de modernización nos ha conducido por una forma de pensamiento instrumental donde lo más importante es la consecución de los fines que uno se proponga.

En ese sentido, todo lo que se interponga en ese camino, o es un medio (algo que puedo utilizar) o un estorbo (algo que debo eliminar); esto resulta peligroso cuando aquello que se interpone son otras personas.

Esta forma de pensamiento predominante en medio de una  sociedad de consumo, es decir, aquella que les impone a las personas el uso de determinados artículos y marcas para la satisfacción de sus necesidades como símbolo de estatus y de éxito, da como resultado un individuo que es capaz de hacer cualquier cosa por conseguir lo que quiere.

Visto así, las riñas; la invasión del espacio público; el porte de armas; el irrespeto a la autoridad y el consumo de sustancias sicoactivas en parques, entre otro tipo de acciones, son los síntomas de una sociedad con un alto grado de divorcio entre lo legal, lo moral y lo cultural. Es decir, una sociedad donde priman los intereses individuales sobre el bienestar colectivo, donde las normas se cumplen solo por temor al castigo y donde la frontera entre lo bueno y lo malo es algo difusa.

En este sentido es necesario promover un modelo de educación que propenda por la formación de valores como la solidaridad y la tolerancia que nos permitan ser incluyentes en las decisiones cotidianas. Pero esta no es una labor del Estado solamente, debe ser una estrategia que se fomente desde todos los espacios de formación de las personas: la familia, la escuela, las empresas y los medios de comunicación.

Además de la presencia de un Estado que, además de educar, controle y castigue a quienes infrinjan las normas.

Álvaro Vecino Pico. Sociólogo de la Universidad Cooperativa de Colombia; Especialista en Docencia Universitaria de la UIS, Magíster en Responsabilidad Social y Sostenibilidad de la Universidad Externado de Colombia.

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