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Con Lamya Paz se estrena el coro de San Gabriel

Está conformado por niños, jóvenes y adultos de la comuna 6.

Cuando Emily Chona y Dioselina Quintero suben a tarima son una sola voz, aunque las separan 68 años de diferencia.

Chona tiene 8 años y es la voz más joven del coro de San Gabriel, mientras que Quintero, con 76 años es la más veterana. Ambas hacen parte del proyecto Lamya Paz, (Laboratorio de Música y Artes por la Paz), que desarrolla la Corporación Cambio Inc. y que dirige el profesor Freddy Villamizar desde hace más de un año en la comuna 6.

Mientras que Chona se aventuró a explorar su lado musical en la corporación, Quintero quiso cumplir un sueño musical que había aplazado por más de 70 años, dejó a un lado las excusas y se metió de lleno a estudiar técnica vocal y a aprender a tocar guitarra.

Por su parte, el profesor Villamizar encontró en la música y el arte la mejor herramienta para sanar las heridas de la guerra y empezó a convocar a niños y adultos de Simón Bolívar, Caño Limón, Toledo Plata y Brisas del Porvenir, convencido de que con este proyecto aportaría a una mejor región.

“Este ha sido un trabajo silencioso pero atractivo que le  ha permitido a la comunidad explorar sus talentos y dejar a un lado sus dolores”, explicó el profesor de música.

Aunque su grupo, conformado por 20 personas, no tiene un lugar propio para ensayar y por ahora se refugia en la parroquia San Gabriel Arcángel del barrio Brisas del Porvenir, el compromiso y las ganas de salir adelante de sus pupilos son su aliciente.

“Nuestro coro es muy especial, porque es multigeneracional. Acá aprenden y cantan a la par niños y ancianos, y nos ha ido muy bien con esta experiencia”, agregó.

Su debut

El martes en la noche, después de más de un año de ensayos, el coro de San Gabriel tuvo su primera presentación oficial en el auditorio Eduardo Cote Lamus de la Torre del Reloj.

Allí, en la tarima, los nervios quedaron a un lado y el coro mostró de qué está hecho entonando canciones colombianas, y luego una tanda de villancicos.

“Esta fue una gran prueba que les permitió a los coristas probarse hasta donde pueden llegar y los anima a seguir con la música como profesión o como pasión”, indicó Villamizar. “Además esto nos permite visibilizar nuestro proyecto a nivel municipal y regional”. 

Para este grupo, que trabaja con más ganas que recursos y para quienes su voz es su mejor instrumento ante la falta de piano, guitarras, panderetas, violines, entre otros, esta iniciativa les permite llevar un mensaje de amor y reconciliación a través de sus canciones.

“Queremos que este proceso siga con el paso del tiempo y se fortalezca para que más personas pueden ser parte de él”, finalizó Villamizar.

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Miércoles, 7 de Diciembre de 2016
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