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Con serenatas ayudan a mejorar salud de pacientes en clínica de Cúcuta

Un médico y una enfermera cantan a quienes reciben atención en la UCI de la Clínica Norte.

Un inusual sonido inundó la Unidad de Cuidados Intensivos (UCI) de la Clínica Norte, más allá de los lamentos de familiares, los cuchicheos de enfermeras y médicos, y el sonido de los aparatos propios de esta sala.

El sonido de una guitarra y las melodiosas voces de  un médico y una enfermera, transformaron por un par de minutos el frío ambiente de la UCI.

Carolina Mejía, enfermera jefe, se paró frente a la paciente de la cama 6. En esta ocasión no venía a pasar la ronda, sino a amenizarle su estancia con su canto.

“Lunita consentida, colgada del cielo, como un farolito que puso mi Dios...”, cantaba Mejía sin despegar los ojos de su paciente.

En menos de un minuto, Kelly Reyes, la paciente de la cama 6, la misma que llevaba 21 días en la UCI sin musitar palabra alguna, sonrió.

“Ver sonreír a Kelly no tiene precio, esta es una excelente terapia”, dijo emocionada Mejía.

Su interpretación culminó con el aplauso de pacientes, personal médico y familiares que permanecen en la sala alentando a los enfermos.

Luego, el médico Carlos Murgas tomó la iniciativa. No llevaba bata blanca ni estetoscopio. Se puso sus mejores galas para su presentación.

Al igual que Mejía, se paró en la puerta de una de sus habituales pacientes. No vino a dar su parte del día, sino a compartir un poco de su talento.

Empezó a cantar y la UCI se paralizó de nuevo. Algunos familiares que estaban en la sala salieron de los cubículos y afinaron el oído en medio de lágrimas.

El gesto médico les hizo entender que no están solos y más que un profesional de la salud, tienen al lado a un confidente, a un amigo, a un apoyo.

En una de las camas yacía un paciente en estado de coma. Su hija, no salía del cubículo, pero lo acaricia al son de las notas musicales y lo invitaba a disfrutar de la inesperada serenata.

En la mitad de la sala, Gabriel Monsalve disfrutó del concierto médico. Estuvo 8 días en cuidados intensivos, y aunque ya está fuera, bajó a la sala como invitado especial.

Llegó en silla de ruedas, conectado a su equipo de monitoreo, y se divirtió al ver a quienes lo cuidaron y alentaron en otra faceta.

“Nunca imaginé ver algo igual en la UCI, esto alienta a los pacientes y a las familias de una forma increíble”, explica Monsalve sin dejar de aplaudir a los músicos de la salud.

Con la música, la sala es más acogedora, más tranquila y más humana, y este es el objetivo del proyecto Hu-ci (Humanizando los Cuidado Intensivos), que permitió a la música pasar las barreras de una sala que siempre inquieta.

Humanizar las UCI

El médico Arturo Arias, jefe de la UCI de la Clínica Norte, explicó que el proyecto Hu-ci (Humanizar los Cuidados Intensivos) nació en Madrid y está tomando auge en Latinoamérica.

“El proyecto busca humanizar un servicio de humanos para humanos que en algún lugar de la historia se salió del camino y se convirtió en un servicio cerrado, distante, frío, un poco tosco”, explicó Arias.

El médico asegura que los intensivistas se convirtieron en unos personajes que escriben una serie de datos metabólicos, cardiovasculares y no tienen en cuenta el sufrimiento del paciente, de su familia y su entorno.

“Estamos en deuda con la gente, porque por décadas nos volvimos fríos y distantes. Ahora invitamos a estar más tiempo con ellos a preguntarles qué les duele, y en qué los guiamos en ese camino que se llama UCI”

Las UCI las convirtieron en un sitio para ir a morir, y la gente les teme.

“Con estas acciones humanizadas queremos que los pacientes se mejoren integralmente, no solo del corazón, el pulmón o los riñones, sino se recuperen emocionalmente”, agregó.

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Domingo, 15 de Mayo de 2016
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