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Cuatro errores están hundiendo a Cormoranes

La Alcaldía de Cúcuta advierte a entes de control y remite a la Fiscalía informe sobre el peligro en esta construcción.

Un revelador informe hizo el secretario para la Gestión del Riesgo de Desastres, Félix Adolfo Muñoz Luna, luego de conocida la situación en que se encuentran las familias que viven en la torre 28 de Cormoranes.

Si bien el conjunto de apartamentos gratuitos, que está ubicado en lo que antes era parte del barrio Motilones, fue catalogado como un alivio para cientos de familias que no tenían vivienda, ahora, cinco años después, esta obra promete convertirse en el dolor de cabeza para residentes, constructores y autoridades. 

Eso se puede inferir de los oficios que remitió la Secretaría Municipal para la Gestión del Riesgo de Desastres este miércoles a los entes de control y a la Fiscalía General de la Nación, en los cuales señaló que existen riesgos muy graves en las edificaciones; este despacho, además, adjuntó como prueba de su informe un estudio elaborado por GedicIngeniería S.A.

Lo interesante es que este dictamen de Gedic, costeado por el Ministerio de Vivienda Ciudad y Territorio, y considerado como uno de los más imparciales y de mayor categoría, por primera vez comprueba que los problemas de inestabilidad de los terrenos se deben a errores cometidos desde el mismo instante en que se concibió el proyecto; es decir, que las dificultades vienen corriendo de tiempo atrás, pero en silencio. 

El documento se conoce luego de las insistentes peticiones que se han hecho desde la secretaría para la Gestión del Riesgo y desde el propio despacho del alcalde César Rojas ante el ministerio de Vivienda y la Presidencia de la República, para que allí se evite una catástrofe. 

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1) Los errores del pasado. Nada de lo que poco a poco se ha ido conociendo de las fallas en Cormoranes es nuevo, por cuanto a que pudo ser previsible si se hubieran aplicado los requerimientos técnicos que tiene la norma NSR-10, en su literal H.  

Los estudios de Gedicindican que para construir 47 edificios, como se hizo en los terrenos arcillosos de Cormoranes, debía considerarse, por la extensión del lote, la aplicación de 72 sondeos o apiques en el suelo, para verificar su dureza; sin embargo, solo se realizaron 14 pruebas. 

2) Otro de los errores de cálculo fue la profundidad a la que se hicieron los ensayos, dado que, si bien se hicieron a 6 metros, según la norma NSR-10 debían ser de no menos de 15 metros de profundidad, o hasta encontrar roca, por la dimensión de las torres que allí se proyectaban construir de 5 pisos. 

“Para efectos del estudio de suelos utilizado para la radicación del proyecto, se realizaron 14 sondeos a 6 metros de profundidad, tipo apique, con excavación principal con retroexcavadora y toma de muestras manuales; lo anterior muestra que el estudio de suelos no cumplió lo prescrito por el título H, que indica que más o menos la mitad de los sondeos debería tener una profundidad de 15 metros a no ser que estos sondeos hubieran penetrado el estrato rocoso en una longitud mínima de 2 metros, cuestión que no se cumplió…”, señaló Gedic. 

Adicionalmente, para determinar el tipo de perfil de suelo para propósitos geosísmicos, tampoco se perforó ningún sondeo a roca para evaluar la sismisidad del predio intervenido, como lo indica la norma. 

3) Diseño no apto.Pero la falta de estudios también se vio reflejada en la capacidad aportante que debía tener la estructura, lo que en palabras coloquiales significa lo que el terreno debía soportar de peso por área.

A consideración de Gedic, en las torres debía aplicarse una placa maciza para soportar la capacidad aportante cuyo espesor fuera de 30 centímetros por metro cuadrado, con una capacidad aportante admisible de 28 toneladas por metro cuadrado, teniendo en cuenta el diseño estructural, pero en el diseño de la constructora se conoció que la capacidad aportante de la placa fue hecha de un espesor de 27 centímetros por metro cuadrado que soporta una capacidad aportante de 10 toneladas por M2. Allí tampoco se realizaron todos los ensayos contemplados en la NSR-10.

4) Otros aspectos.Otro error, no menos importante, fue que en el proyecto no se incluyeron las debidas recomendaciones sobre las medidas de protección para la estabilización de los taludes perimetrales, es decir, que en Cormoranes no se cumple con la contención necesaria para el confinamiento de los suelos, según lo prescrito por la norma NSR-10. 

En el informe se dio a conocer que existen filtraciones que podrían estar poniendo en riesgo la estabilidad del grupo de torres de la 28 a la 36. 

Las recomendaciones

De conformidad con el análisis realizado por Gedic Ingeniería, la Secretaría Municipal para la Prevención del Riesgo de Desastres recomendó que nadie puede habitar la torre 28 hasta que la constructora no realice los estudios y las obras que mitiguen el riesgo de estabilidad de la construcción.
 
También se sugirió a la constructora y al Ministerio de Vivienda que estudie la posibilidad de que las personas que están en la torre 28, que son las que están más predispuestas al riesgo, se ubiquen temporalmente en los apartamentos que no se han adjudicado o se encuentren en custodia. 

Para la alcaldía es importante que se disponga de un supervisor que sea independiente e interprete los datos de las recomendaciones topográficas para comprobar la efectividad de las adecuaciones una vez cumplidos 4 meses después de aplicadas. 

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Jean Javier García
Jueves, 24 de Mayo de 2018
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