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Cúcuta
Cúcuta tiene dos megacolegios con las puertas abiertas a la gente
En sus aulas se reúnen padres y líderes a debatir sobre problemas de la comunidad, proyectos, entre otros. 
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Domingo, 18 de Noviembre de 2018

Los megacolegios Minuto de Dios Policarpa Salavarrieta y Jaime Prieto Amaya, ambos ubicados en sectores pobres de la ciudad, tienen algo en común que los identifica: son de puertas abiertas a la comunidad, distinto a como sucede con las demás instituciones educativas de Cúcuta.

Allí, no solo van a estudiar los niños más pobres de la ciudad. También en sus aulas se reúnen papás y líderes comunales a debatir los problemas de la comunidad, los proyectos, o simplemente a concertar planes educativos con los profesores.

Con esta filosofía de servicio y de educación, se desenvuelven los dos megacolegios donde reciben clases 1.440 estudiantes de estratos pobres, y que la semana pasada recibieron de la organización Fe y Alegría la certificación de calidad.

Jefferson Monsalve, coordinador pedagógico del megacolegio Minuto de Dios Policarpa Salavarrieta,  en Valles del Rodeo, explicó que el logro alcanzado es producto del trabajo de papás, docentes, estudiantes y directivos, siempre enfocado en prestar una educación de calidad, sin importar que se trate de un sector vulnerable y de niños y jóvenes de familias de escasos recursos.

Para el directivo, la filosofía con que se trabaja desde 2012 que abrieron sus puertas los colegios gira en torno a no hacer una pobre educación para los pobres, por el contrario, le apostamos siempre a la alta calidad.

Son cinco procesos o líneas de trabajo que marcan la pauta en la formación de los estudiantes: esfuerzo académico, construcción de ciudadanía y de sentido, transformación espiritual, gestión directiva e interacción con la comunidad.

Esto último es la pieza clave que hace diferente a los dos colegios de los demás. “El no tener las puertas cerradas sino abiertas a la comunidad nos caracteriza”, dijo Monsalve.

En los megacolegios los estudiantes pobres tiene la oportunidad de gozar de los mismos beneficios de ofrecen planteles de estratos altos. Algo en lo que hace énfasis es en que los alumnos mejores su convivencia y su realidad.

Jeanpier Anchicoque Cadena, directivo de la organización Fe y Alegría, dijo que el proceso de educación prioriza a las comunidades pobres, porque es hacia estos sectores que se deben enfocar los máximos esfuerzos en todos los frentes.

Para Elizabeth Ribero Serrato, responsable de la administración y gestión de los centros Fe y Alegría, la calidad de la educación es el propósito al que le apostamos con las comunidades pobres a las que prestamos los servicios. 

La comunidad es pieza clave para la organización Fe y Alegría en la formación de sus estudiantes.

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Mejoró la convivencia

En un hecho: los problemas de convivencia que antes maltrataban las relaciones y la confianza entre vecinos, poco a poco se han ido superando, y ello se lo debemos en gran medida a los megacolegios, dicen papás que tienen estudiando allí a sus hijos.

Tanto el Minuto de Dios Policarpa Salavarrieta, como el Jaime Prieto Amaya, en Torcoroma, funcionan en sectores deprimidos de la ciudad. En ambos sectores, hasta hace apenas tres años, los problemas de convivencia por maltrato intrafamiliar, riñas y pobreza eran pan de cada día, sin embargo, esos índices fueron pasando a la historia gracias a la formación que se imparte en ambos planteles, dijo Verónica García, madre de tres hijos.

La directora de la Casa de Justicia La Libertad, Elizabeth Luna, da fe de ello al señalar que estos problemas fueron superados en gran medida. 

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