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Deportados llevan más de un año luchado por salir adelante

Ya han participado en ferias empresariales y han logrado equipar un taller que tienen en Comuneros, Atalaya.

Adriana Barragán fue una de las miles de personas que resultaron afectadas con el cierre de la frontera entre Colombia y Venezuela. Tenía su vida hecha en el vecino país, pero tuvo que dejarla. 

Al llegar a Colombia supo que su drama también lo vivían más personas. Con el paso de los días entre Cúcuta y Villa del Rosario fue conociendo a personas que sufrían igual que ella por iniciar una nueva vida.

De esa necesidad fue que se creó la Asociación de afectados víctimas de la Frontera (Asavifront), que tiene como propósito ayudarse entre todos.

Poco a poco han ido llegando más personas. Hoy la asociación tiene más de 130 personas vinculadas. Han tratado de aprovechar cada oportunidad que les han dado para aprender algo nuevo. 

Los cursos que ofrecieron recién se presentó la deportación masiva les han servido para fortalecer la idea de crear una microempresa. Hoy tienen un taller de marroquinería que poco a poco han ido equipando. Hacen bolsos, zapatos o carteras, que luego van y las comercializan para llevar algo de dinero a sus casas, también una unidad produtiva de lácteos.

Sin embargó, aún no están conformes, dicen que el gobierno Nacional se olvidó de ellos. 

“Al no volver a aparecer en televisión o en la prensa, es como si hubiéramos dejado de existir”, dice con impotencia Barragán.

El año pasado participaron en la feria empresarial que se realizó en el parque Cúcuta 300 Años, esperaban que les fuera mejor con la venta de los productos que han en el humilde taller, pero lo “importantes es que nos hemos dado a conocer”, asegura.

En la ciudad las ventas no son muy buenas y por eso han optado por también salir a los pueblos cercanos a mostrar sus productos.

Por estar afiliados a la secretaría de Equidad de Género, han logrado conseguir los materiales que utilizan en el taller.

“He visto como han luchado por conseguir recursos y no desfallecer en el proceso de hacer algo por ellos mismos. Son luchadores de tiempo completo”, cuenta Carolina Quintero, quien los ha instruido en varios talleres.

Barragán, quien los lidera reconoce que hay momentos en los que siente que la lucha no va a dar resultado, sin embargo, en esos instantes siempre un compañero le da una voz de aliento. Ahora también han emprendido una  ardua tarea por lograr conseguir una vivienda para cada una de estas personas.

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Miércoles, 25 de Enero de 2017
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