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Descenso en la cobertura vacunal en niños

Por temor a la COVID-19, las personas están renuentes a acudir a centros médicos a vacunarse.

El impacto de la pandemia en los esquemas de vacunación ha prendido las alarmas en todo el mundo. Especialistas en infectología pediátrica del país analizaron, mediante un conversatorio virtual, la situación actual de la cobertura vacunal en Colombia y Latinoamérica.

Vacunas para enfermedades como la tuberculosis, varicela e influenza y tratamientos como la triple vírica, utilizada en la inmunización contra el sarampión, y el neumococo, para la prevención de afecciones respiratorias en infantes, eran las más vigiladas, con un porcentaje de alcance del 90% en tiempos previos a la pandemia.

Esto aseguraba la ‘Protección de rebaño’, de modo que quienes no estuvieran protegidos se beneficiaran de quiénes sí, especialmente población de alto riesgo como adultos mayores y pacientes con virus de la inmunodeficiencia humana (VIH).

Ahora, las condiciones han cambiado. Por temor al contagio de la COVID-19, las personas se encuentran renuentes a acudir a centros de atención o clínicas para vacunarse, sumado a la atención enfocada de los sistemas de salud en atender pacientes con este virus, lo que ha generado un descenso vacunal, especialmente en niños.

Consecuencias alarmantes

En Colombia, según el Ministerio de Salud, la población alcanzada a la fecha se ubica en el 48%, cuando, para agosto, debería haber sido superior al 63%.

Ante esto, la Organización Mundial de la Salud (OMS) prevé riesgos potenciales en al menos 117 millones de niños y niñas en 25 países, número que podría aumentar exponencialmente si las personas siguen a la espera del término de la pandemia para cumplir con el esquema vacunal.

Entre las proyecciones del Gobierno Nacional está recordarle a la población en general que, a pesar de la pandemia, la vacunación es obligatoria y no debe dejar de aplicarse o de lo contrario la cobertura bajaría a menos del 70%.

Así, se presentaría un desperdicio de este beneficio gratuito que garantiza el Estado, porque, según el tope etario, después de cierta edad algunas no se pueden suministrar.

También, fomenta el posible resurgir de enfermedades fácilmente prevenibles como el sarampión, característico por su alta tasa de contagio al ser transmitido por vínculos similares al coronavirus, brotes de tos ferina, que mata a lactantes y a ancianos, y de difteria, como ya se ha visto en Perú.

Entre otras, se encuentran el rotavirus, neumonías, fiebre amarilla, virus del papiloma humano, rubéola, paperas y tétanos.

Diferentes expertos del área en salud concuerdan que, independientemente de que los niños no estén asistiendo a las escuelas, es necesario e indispensable que se mantengan protegidos por las vacunas, puesto que fortalecen la inmunidad otorgada durante los primeros meses de vida.

(El Gobierno Nacional prevé una reducción del 30% en la cobertura vacunal. / Foto: Cortesía)

El panorama en la ciudad

En Cúcuta, mediante la red pública y privada prestadora con servicio de vacunación habilitado, se ha inmunizado a la población meta estipulada por el Ministerio de Salud y Protección Social basados en la vacunación sin barreras.

“Cubrimos a la población cucuteña, sumada a los niños que demanda el servicio proveniente de otros municipios del departamento y el vecino país de Venezuela”, explicó Astrid Liliana Urbina, enfermera afiliada al Programa Ampliado de Inmunizaciones de la Secretaría de Salud municipal.

De acuerdo con el Ministerio de Salud y Protección Social, la cobertura mínima debe ser del 71,5%. En el último corte  de septiembre, el municipio logró cubrir en la población menor de 1 año 60,2% en terceras dosis de pentavalente; en los niños de 1 año, 61,7% en el biológico de triple viral y un 49,7% en la población de 5 años.

Recomendaciones de expertos

Al respecto, La Opinión consultó con expertos en el área de infectología-pediátrica en Cúcuta, como Andrés Arias, quien asegura que estas enfermedades, sumado a los factores de riesgos de cada persona, como niños prematuros, asmáticos, diabéticos o con problemas en los riñones, aumentan el riesgo de mortalidad o complicaciones graves que requieran instancias hospitalarias e ingreso a cuidados intensivos. 

“El retardar el periodo de vacunación en niños se convierte en una bomba de tiempo, pues expone grupos de riesgo y reemergencia de enfermedades en poblaciones vulnerables, en especial la vacuna del rotavirus, que evita enfermedades graves en los bebés y solo puede ser aplicada dentro de la fecha establecida”, expresó el pediatra.

Además, puntualizó que, en avances en materia de vacunación y prevención, es importante educar a los centros de atención primaria, a las Unidades Pedagógicas de Apoyo (UPA) y a las prestadoras del servicio, en que las vacunas no son solo las que están en el carnet.

También hay vacunas complementarias que se les deben ofrecer a los padres para que tengan conocimiento de ellas, a pesar de que deben asumir los costos.

Entre ellas, el meningococo, la segunda dosis de Hepatitis A, tétano y la influenza, indispensable para el niño año a año a partir de los dos años en adelante.

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Miércoles, 18 de Noviembre de 2020
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