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El Escobal, un barrio en venta por culpa de la violencia

Quienes viven allí coincidieron en que el cierre de frontera devaluó sus viviendas y con la situación de orden público todo se les complicó.

En los barrios Nuevo y Viejo Escobal, sus habitantes viven presos del miedo, al punto de que muchos de ellos ya no quieren seguir allí.

La cercanía con el puente internacional Francisco de Paula Santander los llenó de angustia por cuenta de las balaceras que se dan a toda hora en la línea fronteriza, así como los asesinatos, secuestros, y lo más reciente que apareció desde el sábado 19 de octubre (cuando ocurrió la última balacera): la presencia de unos encapuchados que se rondan entre el municipio Pedro María Ureña (Venezuela) y la línea divisoria con El Escobal, intimidando, matando y dejando los cadáveres de este lado del río Táchira.  

En lo corrido de este 2019, los residentes de ambos barrios han sido testigos de al menos siete balaceras, dos de ellas dejaron en total 4 muertos. 

“Cuando empieza el tiroteo nos ponen con el credo en la boca porque no sabemos si será momentáneo o durará varios días, como ocurrió en mayo y en septiembre. En octubre sí fue una sola balacera, que dejó dos muchachos carretilleros muertos”, dijo un vecino que pidió la reserva de su nombre.

Se quieren ir

En la calle 9A del barrio Nuevo Escobal, hay cinco viviendas en venta. Otras 11 están con sus letreros de venta a lo largo de las demás calles. En el Viejo Escobal, las viviendas más cercanas a la trocha conocida como La Isla también portan letreros de ‘Se Vende’.

A los del Nuevo Escobal también los atormenta la presencia de los indígenas Yukpa, quienes se adueñaron de los espacios comunes del barrio.

Otro habitante de la zona contó que “cuando hay tiroteos, los indígenas salen corriendo a meterese en las casas, las mismas que ya nadie quiere comprar por la zona”, señaló.

Quienes viven allí, coincidieron en que el cierre de frontera les devaluó sus viviendas, y ahora, con la situación de orden público, se les complicó todo aún más

“Las trochas son el problema acá. Pero la queja general de la comunidad es por la situación de los indígenas. La gente está hastiada. Se salieron de control y eso también es una afectación enorme que ha hecho que muchos se hayan ido del barrio”, dijo María Suárez, presidenta de la Junta de Acción Comunal de Nuevo Escobal.

La líder aseguró que un 30% de los residentes se ha mudado y puesto sus viviendas en venta o en arriendo.

“La realidad es que este barrio, estrato tres, tiene una pésima imagen y ahora nos obligaron a convivir con ellos (los indígenas), que no tienen nuestra misma cultura ni costumbres”, señaló.

¿Desplazamiento interno?

“Esto es un desplazamiento interno. Mi familia se desintegró. Mi abuela se fue para otra ciudad y mis tíos tienen planeado hacer lo mismo. Vivir acá dejó de ser un beneficio para ahora ser un dolor de cabeza”, dijo una joven de 22 años, quien aún vive en el barrio Viejo Escobal.

Diana Tarazona es una residente que se mudó de Nuevo Escobal. 

“Me fui. No aguanté más esa situación. Allá hay un barrio que se llama La Campiña, queda detrás de Nuevo Escobal y hay casas muy bonitas a las que nadie se anima a meterse. Los indígenas son otro problema. Esos niños no están al cuidado de sus padres. Si se dejan cosas en el andén o en el porche, se desaparecen”, contó. 

Afectados 

A esta situación se ha sumado el impacto negativo en el sector inmobiliario, pues muchos propietarios se quejan de la pérdida de valor de sus viviendas.

“Llevo 10 meses intentando vender, estábamos pidiendo $120 millones y nos ofrecen menos de $90”, dijo Eduardo Campos, residente y propietario.

“En las casas que se logran arrendar no duran los inquilinos, se aburren y se van por miedo.  Las que pusimos en venta, ahí estamos esperando un comprador”, añadió el residente.

María Fernanda González, presidenta de la Lonja de Propiedad Raíz de Norte de Santander y Arauca (Fedelonjas), aseguró que “el precio en la compra de una vivienda influye más por temas de seguridad, pero nosotros no tenemos hasta ahora información por parte de los propietarios que aseguren que eso está ocurriendo”, dijo.

Para Mario Zambrano, economista y coordinador del programa ‘Cúcuta, ¿Cómo Vamos?’, la situación que viven estos barrios se traduce en la percepción de inseguridad.

“Hay una pérdida atractiva para invertir por parte de los inversionistas o compradores porque no es llamativo ese mercado; y para quienes están viviendo allí, vender es un problema porque la vivienda que tienen está en medio de esas características del contexto, que lo que significan son una pérdida”, dijo Zambrano.

El economista agregó que esta debe ser una oportunidad para que la ciudad despierte y brinde de una vez por todas las condiciones necesarias de seguridad a sus habitantes.

El coronel José Luis Palomino López, comandante de la Policía Metropolitana de Cúcuta, aseguró que parte de lo que viene ocurriendo en ambos barrios es una dinámica normal de las fronteras.

“Se debe tener en cuenta que en ese sitio hay un flujo económico producto del contrabando, y como ahora no pueden vivir de este delito, pues algunos se van. Aunque aclaro que no son todos los habitantes”, finalizó el comandante.

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Laura Serrano
Sábado, 9 de Noviembre de 2019
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