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El milagro de la vida en medio de la pandemia

El coronavirus no detiene los nacimientos, aunque los protocolos de los partos cambiaron.

La llegada del coronavirus paralizó todos los sectores económicos y empresariales del mundo, tales como restaurantes, hoteles, aerolíneas, servicios de entretenimiento, entre otros; sin embargo, hay algo que no pudo detener: los nacimientos. 

Estar en embarazo o a punto de dar a luz se ha convertido en la fuente de alegría y esperanza para muchas familias, ya que la llegada de una nueva vida siempre es sinónimo de un nuevo comienzo, aún en medio de situaciones tan complejas como las que estamos viviendo actualmente. 

Lina Rojas experimentó la mejor sensación de su vida el pasado 5 de mayo luego de convertirse en madre por primera vez de un niño llamado Samuel, una ocasión en la que imaginó estar rodeada de toda su familia y amigos, pero que lamentablemente se dio de una manera inesperada. 

La cucuteña de 35 años aseguró que su parto fue muy doloroso, no solo porque lo tuvo de forma natural, sino porque su esposo no pudo estar presente en el nacimiento como lo habían planeado meses atrás, debido a los estrictos protocolos de seguridad de la clínica, donde solo el personal médico estaba autorizado para estar en la sala de partos. 

“Llegamos a la clínica el jueves en la mañana con mi mamá porque mi esposo estaba trabajando y solo podía llegar hasta la tarde. A la entrada de la clínica nos aplicaron alcohol, me revisaron y me llevaron al quirófano totalmente protegida. Yo solo quería que mi bebé naciera sanito y a los minutos oí su llanto, me lo mostraron y lo pusieron en mis brazos, fueron segundos mágicos”, añadió Rojas. 

La mujer indicó que haber dado a luz en medio de la pandemia ha sido un verdadero milagro, puesto que en un principio no le prestó atención a la enfermedad y salió en varias oportunidades sin usar el tapabocas, aceptando que cometió un grave error, por lo que agradece a Dios que ella y su bebé estén bien. 

Por ahora se encuentra disfrutando de esta nueva etapa como mamá y espera que todo mejore con el tiempo para poder salir con su hijo sin ningún temor. Lina ha utilizado los servicios de la telemedicina como una solución a varias de sus inquietudes sin necesidad de salir de casa. 

Los milagros no conocen de fronteras

María Suescún soñaba con tener a su bebé en condiciones totalmente normales, aunque eso implicara estar movilizándose de un lugar a otro, porque su residencia se encuentra ubicada en el municipio de San Antonio del Táchira, del lado venezolano. 

No obstante, sus planes empezaron a cambiar desde hace algunos meses, mucho antes de que las fronteras fueran cerradas y de que el Gobierno colombiano decretara la Emergencia Económica, Social y Ecológica a raíz de la pandemia desatada por el coronavirus. 

La venezolana de 32 años, oriunda de Caracas y quien desde hace más de ocho años vive en el Táchira, aseguró que su familia la tildó de paranoica cuando a finales de febrero empezó a usar el tapabocas y a reforzar la limpieza de su hogar, porque según ellos, el virus no podía llegar de continentes tan lejanos y lo que estaba haciendo era exagerando. 

“Yo me imaginé a todas las personas que a diario cruzaban el puente, aquellos que venían de otros países con maletas y por ejemplo mi esposo que trabajaba en un supermercado en La Parada. Para mí lo más importante era cuidar mi salud para proteger la vida de mi hijo que ya estaba próximo a nacer, por lo que haberme cuidado desde antes fue la mejor decisión que pude tomar”, añadió Suescún. 

Con el fin de prevenir y contener una posible propagación de la COVID-19, una de las primeras medidas dispuestas por el Gobierno de Colombia fue cerrar los pasos fronterizos con Venezuela, una situación que dejó a muchos venezolanos varados y que a diario cruzaban de un lado a otro en busca de alimentos, medicamentos, atención médica, estudios, etc. 

María Suescún  señaló que pasar por las trochas no le hubiera generado ningún temor si su situación hubiera sido distinta, ya que antes de quedar en embarazo se ganaba la vida pasando mercancía por los pasos ilegales, pero ahora las cosas eran distintas y por su hijo estaba dispuesta a lo que fuera. 

“Me habían programado el parto para finales de abril, así que debía estar en control y preparada. Yo asistía al Hospital de Villa del Rosario y aunque intenté cruzar por el puente mostrando mis documentos y mis papeles con la autorización de la cita programada, no me dejaron pasar, entonces me tocó por la trocha de ‘Llano Jorge’ con mi esposo, fue un sacrifico muy grande”, dijo María. 

La mujer llegó a la cita más importante de su vida el 28 de abril para ser atendida en el centro de salud del municipio rosariense, donde en horas de la tarde, cuando el inclemente sol más azotaba, pudo oír el llanto de su pequeño Salvador.  

“Tuve a mi hijo normal tal y como quería.  Su nombre significa la salvación a mi vida, porque, aunque nunca lo planeamos, llegó en el momento indicado. Hubiéramos deseado que naciera en Venezuela como sus padres, pero crecerá siendo un hombre de frontera y será el mayor milagro, recordándole que, a pesar de haber nacido en medio de tantas muertes, aun la vida continúa”

María, su esposo, y el pequeño Salvador estuvieron día y medio en el centro hospitalario, aunque hubieran preferido quedarse allí o tener un lugar para pasar algunos días mientras ella se recuperaba, debieron tomar fuerzas y enfrentar la nueva odisea para volver a su país. 

“Un carretillero nos cobró 25 mil pesos para pasarme en una silla de ruedas con el bebé. La cantidad de personas que sigue pasando por las trochas da mucho miedo porque es un medio fácil para que se contagien. Algunas mujeres han dejado de venir a los controles porque temen infectarse y otras prefieren tener a sus bebés en San Antonio del Táchira”. 

María Suescún, asegura que, seguirá cruzando por la trocha las veces que sea necesario, con el fin de que su hijo reciba las vacunas y empiece sus controles de crecimiento y desarrollo.

Afirma que tratará de mantenerse en calma y guarda las esperanzas de que el virus, la COVID-19, desaparezca pronto o se encuentre  una vacuna lo antes posible por el bien de todas las familias. 

Deicy Sifontes  | Practicante de  periodismo 

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Domingo, 31 de Mayo de 2020
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