Cúcuta es una de las ciudades más arborizadas del país y su fama llegó hace 30 años, cuando el Instituto Nacional de los Recursos Naturales Renovables y del Ambiente (Inderena) le otorgó el premio al mérito forestal “Roble de Oro” y la eligió como “Ciudad Verde”.
Un gran reconocimiento, pero nos quedamos ahí. La capital de Norte de Santander carece de un manual de arborización como lo tienen las ciudades más importantes del país. Con chiminangos, matarratones, oitíes, almendrones, acacias, urapos, samanes, nim, ceibas, ficus, nísperos y totumos, entre otros, se puede decir que la ciudad cuenta con una población cercana al millón de árboles y no pocos corren el riesgo de morir.
A veces los árboles adoptan formas muy caprichosas. Sin embargo, el ingeniero forestal Mauricio Delgado, al servicio de Corponor, explica que esto ocurre porque en muchas ocasiones el sitio no es apto para determinada especie y que una mala siembra da al traste con su correcto desarrollo. Además, el terreno debe estar libre de rocas o cemento, pues de lo contrario esto hace que la raíz modifique la dirección de su tronco. También, una poda desequilibrada y hasta el viento, pueden inclinar el tronco de las plantas.
He aquí unos claros ejemplos de lo que viven algunos árboles que se encuentran a punto de colapsar.
Calle 12 con avenida quinta del centro.
Separador de la cero entre calles 5 y 6 del barrio Lleras.
Avenida cero entre calles 2 y 3 del barrio Lleras.
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Avenida cero con calle once.
Calle 10 con avenida 9E.
Avenida cero con calle once.
Texto y fotos:
César Obando
cesar.obando@laopinion.com.co
