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Cúcuta
En el colegio Eustorgio Colmenares convierten basural en bosque
El mantenimiento del sendero ecológico es hecho por los estudiantes en sus tiempos libres. 
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Lunes, 22 de Octubre de 2018

El terreno estaba cubierto por escombros y las basuras abundaban en el ambiente, generando un entorno no apropiado para la asimilación de conocimientos en el colegio Eustorgio Colmenares del barrio El Salado de Cúcuta.

Ahora, ese espacio, otrora foco de contaminación, luce despejado y semeja una transición entre bosques, como el seco tropical y el húmedo, propio de las montañas andinas.

El cambio se empezó a gestar desde el año pasado, cuando un grupo de 11 estudiantes, con la asesoría del docente, Franky Fabián Matajira Sánchez, idearon un proyecto de educación ambiental para sensibilizar a la comunidad educativa.

Con la iniciativa lograron no solo el embellecimiento paisajístico del plantel, sino unir esfuerzos para hacer una mejor disposición de los residuos sólidos.

La mole de escombros fue retirada y los estudiantes con palas y picas, adecuaron el terreno habilitando un sendero ecológico, al que se ingresa tras apreciar un frondoso cují, árbol representativo de Cúcuta y del bosque seco tropical que rodea a la capital de Norte de Santander.

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“Nuestros compañeros donaron ladrillos y llantas de carros y construimos un camino para llegar a la parte alta del sendero, donde hay una terraza, troncos que cumplen la función de sillas y el ambiente es agradable”, dijo Dayron José Pérez Antolínez, de 17 años y quien actualmente cursa undécimo grado.

Desde la parte alta del sendero se aprecia gran parte del colegio. Este punto tiene un mural elaborado con tapas de gaseosas y materas en forma de papagayos que penden de un árbol.

A un costado de la terraza se aprecian cactus, sábila y la popular lengua de suegra, plantas que semejan el bosque seco. La zona es dividida por un camino de sensaciones que los jóvenes cruzan descalzos pasando por piedras, aserrín y pasto.

El lado opuesto, más verde y con plantas frondosas, se semeja el bosque húmedo.

“El entorno que se generó en el colegio ha servido para apoyar el proceso formativo y sensibilizar a los estudiantes sobre la importancia de conservar y de darles un uso equilibrado a los recursos naturales”, dijo el profesor Matajira.

Los 11 estudiantes base del proyecto se vincularon inicialmente para cumplir con las 120 horas de servicio social, pero el compartir entre amigos y aportar al embellecimiento del colegio hizo que triplicaran la meta académica y ahora hacen el mantenimiento del sendero por vocación y sentido de pertenencia.

“Hemos aprendido nombres de plantas, sobre manejo de residuos sólidos y sobretodo hemos adquirido valores para la vida que nos llevan a pensar en un futuro a replicar estas experiencias en nuestras comunidades”, dijo Javier Peñaranda, de undécimo grado, en medio de los aplausos de sus amigos.

Los jóvenes Dayron José Pérez Antolínez y Javier Peñaranda, de undécimo grado, retiran maleza y hacen mantenimiento a las macetas de caucho en forma de papagayo.
 

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