Casi desde su creación, el Fondo de valorización de Cúcuta estaba destinado a desaparecer, dada su ineficiencia administrativa y la imposibilidad de ejercer funciones distintas a contratar burocracia.
El Fondo no contrató ninguna de las obras que se prevé financiar con los recursos que pagarán los cucuteños y dueños de predios por los próximos 10 años, pues esta labor la ejerce la Secretaría General; no elaboró estudios o diseños de los proyectos, y tampoco efectúa el recaudo de la contribución, a cargo de la secretaría de Hacienda.
Por esas razones, desde julio de este año, 10 meses después de su creación, el mismo Concejo sugirió ponerle fin para ahorrar recursos y terminar con una entidad que no cumplía ninguna misión.
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Aunque la solicitud pareció no tener eco en su momento, sorpresivamente la Alcaldía radicó esta semana un proyecto de acuerdo en el que pide al Concejo se suprima, liquide o disuelva el Fondo de Valorización.
Es decir, la entidad que incluso se catalogó como una especie de alcaldía paralela, dada su “personería jurídica, patrimonio propio, autonomía presupuestal y financiera, estructura administrativa y planta de personal propia”, para administrar bienes, rentas y demás ingresos originados en la ejecución de obras públicas por el sistema de valorización” tendrá fin, sin generar impacto.
Según la Alcaldía, se pretendía que con la creación del establecimiento público se accediera al monto del crédito autorizado, dado que la capacidad de pago del municipio solo alcanzaba para 80 mil millones de pesos, pero la pretensión de la contribución se estimó en $235 mil millones.
Sin embargo, el Fondo no tiene “las bases financieras que permitan contar con los indicadores que exige la ley para acceder a la contratación de los recursos antes mencionados”.
Por otra parte, es el alcalde el único competente y autorizado para adelantar la contratación de las obras previstas en el plan de obras, así como en la contratación de los empréstitos.
De este modo, “la única razón que indujo a la creación de dicho establecimiento público, fue netamente la contratación de empréstitos”.
Entonces, “considerando que el único autorizado para la contratación de los empréstitos es el Municipio, por ser el garante de los mismos ante las entidades financieras”, se debe suprimir el Fondo.
Según el proyecto de acuerdo presentado al Concejo, el alcalde tendría un el término de seis meses para suprimir la entidad, si la iniciativa es aprobada en el Concejo.
En ese mismo lapso deberá modificar y ajustar la estructura administrativa de la Alcaldía, “con el fin de asignar a una de sus dependencias las funciones que estaban a cargo del Fondo de Valorización”, y para que por decreto realice las modificaciones presupuestales necesarias.
Las cuentas del Fondo
1.011 millones de pesos, aproximadamente, ejecutó el Fondo, en 43 contratos, así:
6 abogados.
4 ingenieros.
6 asistentes administrativos.
2 contadores.
1 digitalizador de planos.
5 cargos para servicios generales, asesor presupuestal, secretaria y un tecnólogo en obras civiles.
3 contratos con medios de comunicación y uno para cubrimiento periodístico del Fondo.
1 contrato de mensajería por $122 millones para la entrega de notificaciones a los contribuyentes, que esta vez se convoca por 280 millones de pesos, es decir, una diferencia de $158 millones.
1 contrato para el arrendamiento de un local en el Centro Comercial Bolívar, por $30 millones, cuestionado porque la administración tiene locales gratis en el Centro comercial Las Mercedes. Este local fue además adecuado, por $34 millones, y su dotación costó otros $34 millones.
1 contrato para suministrar tiquetes aéreos al director del Fondo y sus funcionarios, para “representar y gestionar todo lo relacionado con Fondova”. Esto incluía, según los estudios previos del contrato, el recaudo, administración, financiamiento, asesoría, aplicación de modelos e implementación de la contribución por valorización, pese a que la entidad no recaudó, contrató, financió, o administró recursos,
Los demás contratos se relacionan con un sistema contable, impresión de formatos, la adquisición de una póliza, entre otros.
