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Héroes Anónimos Cúcuta | Cuando no es enfermera ayuda a fabricar batas quirúrgicas y overoles
El tiempo en el que no está cuidando a sus pacientes, Ingrid López lo dedica al taller de costura del hospital de Cúcuta.
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Leonardo Favio Oliveros Medina
Leonardo Favio Oliveros
Miércoles, 25 de Marzo de 2020

La pandemia del coronavirus ha cambiado la vida, no solo de quienes deben permanecer en casa por la cuarentena, también de los trabajadores y principalmente del área de la salud. En el Hospital Universitario Erasmo Meoz (Huem) se vienen preparando para enfrentar COVID-19.

Por estos días la mayoría de los esfuerzos están destinados a tener todo listo por si se requiere el ingreso de contagiados que necesiten atención especializada. Una de las áreas en la que hay más movimiento de lo normal es el taller de costura del principal centro médico de Cúcuta, el cual ha sumado voluntarios.

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Allí está Ingrid López, una auxiliar de enfermería de 28 años, que habita en el barrio Los Motilones de Cúcuta, pero que ahora pasa más tiempo en el Huem, porque después de estar con sus pacientes destina su tiempo libre a la fabricación batas quirúrgicas y overoles.

“Esto es algo que lleva en el corazón, es voluntario. Desde el momento en el que decidimos empezar esta carrera sabíamos que era por vocación”, señaló López al preguntársele qué la motiva a apoyar estas labores en el taller de costura.

La enfermera manifestó que tiene experiencia como operaria de máquina plana y que cuando la directiva del Meoz convocó al trabajo voluntario ella no lo pensó dos veces para decir: “yo puedo y quiero ayudar”.

“Estoy confeccionado con el fin de tener lo necesario para la crisis… Este fin de semana logramos hacer 350 batas y overoles. Antes de ser auxiliar de enfermería trabajé en costura, esto lo hago con mucho amor, así como lo hago cuando soy enfermera”, aseguró esta heroína anónima.

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Lo más difícil para Ingrid López es tener menos tiempo para su familia y su hija de 13 años, una situación “bastante compleja”. Está consciente de que esas horas no las puede compensar y que “el tiempo no se puede retroceder, pero son obras que Dios las estará mirando”.

“Tenemos que dejar a nuestras familias y salir a exponernos, pero todo esto es por el bien de la comunidad”, recalcó. La enfermera recordó a quienes puedan hacerlo, pues ella no, quedarse en casa, para evitar que el coronavirus se expanda.

Elizabeth Arango Amaya, encargada del área de costura, precisó que antes de la crisis por la pandemia allí solo laboraban su compañera Graciela Soto y ella, pero ahora son hasta diez trabajadores, gracias al apoyo auxiliares de enfermería.

“En un día estamos elaboramos hasta 100 overoles y 100 batas. Empresas nos han donado cierres y la tela quirúrgica”, destacó Arango, quien también reconoció la gestión realizada por Juan Agustín Ramírez, gerente del Huem, con el fin de estar preparados para enfrentar la COVID-19.

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