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Cúcuta
La Parada: Otra vez, mercado informal
En esta zona, el bolívar volvió a reinar, aunque al cambio solo represente 2,20 pesos.
Jueves, 1 de Septiembre de 2016

“La Parada volvió a ser La Parada”, es lo que dicen las decenas de vendedores que desde el 13 de agosto se instalaron en por lo menos tres manzanas a la redonda del centro del barrio, en Villa del Rosario.

Y es que calles y andenes están atestados de carretas, bultos de papa y verduras, llantas, mesas con arroz, aceite, azúcar, papel higiénico, salchichón y harina, de quienes ven en la reapertura fronteriza una oportunidad de negocio.

Algunos vendedores habían aplazado un año su labor en La Parda y otros, atraídos por el paso masivo de Venezolanos, abandonaron sus puestos en la Nueva Sexta y Cenabastos para ofrecer sus mercancías a pocos metros del paso de la aduana colombiana.

Así lo hizo Carlos Pérez, quién llego con su camioneta cargada de papa, cebolla y tomate y se instaló a un lado de la autopista internacional Simón Bolívar, pese a que los productos no perecederos son los menos apetecidos por los compradores.

En esta zona, el bolívar volvió a reinar, aunque al cambio solo represente 2,20 pesos, por lo que las casas de cambio de la zona reabrieron sus puertas.

El precio de los artículos en venta se maneja en moneda colombiana y venezolana, es así como un kilo de papa puede costar mil pesos o 450 bolívares, con el fin de que los esporádicos compradores no tengan que trasladarse al centro de Cúcuta y hagan las compras al pie del puente Simón Bolívar.

Los cerca de 70 carreteros, entre colombianos y venezolanos, y uno que otro desconocido, cobran hasta 5 mil pesos por pasar los mercados hasta la mitad del puente. Antes lo hacían de lado a lado, pero la Guardia Nacional Bolivariana ahora lo impide.

“Me tocó alquilar una carreta para tener que comer... durante tres meses  estuve barriendo parques con los empleos temporales del Gobierno nacional, pero el programa se acabó y volví a quedar sin ninguna entrada económica”, explica  Leydi Hurtado, quién fue deportada de San Antonio.

Otra de sus compañeras es Carolina González, una venezolana que cruza desde las 5 a.m. la frontera para ganarse unos pesos cargando maletas.

En medio la multitud de compradores y vendedores, Luis Ropero se abre paso con su familia. Viene desde San Cristóbal a comprar neumáticos y alimentos, y es la segunda vez en su vida que pisa territorio colombiano.

Su primera entrada fue el mes pasado, cuando cientos de venezolanos violaron el cierre y pasaron el puente internacional en busca de alimentos.

“Nosotros fuimos esa vez a los mercados de cadena y hoy volvimos, pero los precios están más altos por lo que decidimos comprar acá en La Parada”, explica mientras pide una rebaja en los cauchos.

Saúl Cristancho, secretario de Gobierno de Villa del Rosario, dijo que la apertura de la frontera se convirtió en un problema social  para el municipio, puesto los vendedores informales se tomaron el espacio público, por lo que la administración municipal intervendrá.

No cumplen las rutas

“Directo, directo a Cúcuta”, grita un conductor de bus mientras invita a sus  potenciales pasajeros a tomar asiento, esta escena se repite en los cerca de 12 buses estacionados a un lado de la alcabala.

Otro de los inconvenientes presentados en La Parada tienen que ver con el transporte público, puesto que la mayoría de buses y busetas de la zona están pasando directamente a La Parada para recoger a los venezolanos y no entran por el centro de Villa del Rosario.

Ayer, 15 vehículos estaban estacionados en La Parada a la espera de los pasajeros del vecino país. Su ruta: la terminal y el centro de Cúcuta.

Sandro Duarte, secretario de Tránsito de Villa del Rosario, dijo que acordó con los directores de las empresas de transporte público de Villa del Rosario resolver estas irregularidades con el fin de garantizarles un óptimo servicio a los rosarienses.

Esta semana iniciarán operativos de control.

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