El cambio que empezó a sufrir el Centro Tecnológico de Cúcuta (CTC) le apunta a convertirse en el corto plazo en el eslabón que le estaba haciendo falta a la industria y a las empresas cucuteñas para su desarrollo.
La idea de la directora de la institución, María Jimena Durán Peña es clara: formar con profesionalismo, no por satisfacer gustos, sino para llevar soluciones reales en materia laboral a las necesidades de la región.
“Estábamos graduando mucha gente, pero no en los programas con oportunidades empresariales en la ciudad, sino en otras temáticas, como belleza, bisutería, relaciones públicas, entre otras, en las que la demanda laboral es poca o casi nula, dijo Durán.
El nuevo cambio que se propone la directora del CTC la llevó primero a conocer de boca de los empresarios e industriales de la ciudad cuáles eran las dificultades que estaban padeciendo con la mano de obra, “y una conclusión que surgió por consenso es que los trabajadores que contratan no están lo suficientemente capacitados ni calificados, por ejemplo en renglones como la construcción de edificaciones y todo lo que se deriva de la construcción de vías”, dijo Durán.
Fue a partir de esta realidad que se empezaron a dar los primeros pasos en el cambio que se desea, no solo para la institución, sino para los futuros estudiantes y profesionales, dijo la directora.
En una institución considera en la ciudad la ‘universidad de los pobres’, con ocho programas, el reto ahora es formar en técnicas con oportunidades y competencias empresariales y, en ese sentido, el ministerio de Educación acaba de dar el aval para dos nuevas iniciativas de aprendizaje en la que están esperando los empresarios: construcción de viviendas y de vías.
La actual administración municipal aspira al término de su periodo a dejar pavimentadas por el programa Comunidad – Gobierno unas tres mil calles, para lo cual se requiere gente calificada en la materia, dijo Durán.
Asimismo, hay en proyección varios planes de vivienda del gobierno nacional en municipios del área metropolitana, en donde también se va a requerir mano de obra calificada en esta materia.
La formación en estas competencias laborales, según Durán, se hace en tres semestres. Para el próximo año se aspira a tener en las aulas a más de 1 mil 500 estudiantes de los estratos 1, 2 y 3.
Una ventaja que tienen los jóvenes víctimas de la guerra en la región es que en el CTC pueden formarse en cualquiera de los programas sin ningún costo. “Tenemos las puertas abiertas para esta población”, dijo Durán.
La directora precisó que a la par con el cambio de perfil en la formación, se tienen en marcha planes dirigidos a modernizar los laboratorios de cómputo e inglés, con miras a brindar las herramientas necesarias a los estudiantes en el proceso de formación.
La Opinión
