Una mafia que en la Central de Transporte de Cúcuta se camufla entre los llamados ‘arrastradores’ de pasajeros continúa haciendo de las suyas en esta terminal por donde a diario de movilizan entre 600 y 700 viajeros.

Su última víctima fue una ciudadana venezolana, Geraldine Vega, de 19 años, quien a su arribó a la ciudad en compañía de su hija de dos años, procedente de Bogotá, fue despojada del poco dinero que traía por esta mafia.

Al desembarcar del bus varios hombres me abordaron y me ofrecieron apoyo para cambiar bolívares, comprar tiquetes más baratos a Venezuela y desayunar, relató Vega.

El caso es que al cabo de unos minutos la mujer terminó despojada de más de la mitad de su dinero y, lo peor, insultada y ultrajada por los que se ofrecieron a ayudarla a su arribo a la terminal de trasporte.

“Ellos (los arrastradores) actuaron en complicidad con un cambista, a quien después de entregarle un billete de cien dólares para que me lo cambiaran por bolívares, terminó señalándome de portar moneda falsa”, dijo la ciudadana venezolana a las autoridades de Cúcuta.

Ante la situación en que se encontraba, Vega acudió a la gerencia de la Central de Transporte, cuyo gerente Oscar Sandoval, en compañía de funcionarios de la entidad  lograron la recuperación de su dinero.

No obstante, Sandoval demandó mayor presencia de la policía para que se ponga fin a estos hechos que empañan la imagen de la institución, en especial ante ciudadanos de otros países.

La Opinión