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Muchas manos solidarias en tiempos de pandemia

Las iniciativas de caridad han brotado para ayudar a los más afectados por el aislamiento obligatorio.

Si algo ha quedado demostrado durante estos tiempos de pandemia, es la solidaridad de los colombianos con sus hermanos más necesitados, materializada en mercados, medicinas y otras ayudas que les han servido para sobrellevar la difícil situación y en muchos casos para paliar el hambre.

 

Solidaridad que ha brotado como la semilla y se convierte en un frondoso árbol que da cobijo a muchos, surgida desde el sector oficial, empresarial, las instituciones religiosas, de personas jurídicas o privadas, en el anonimato la mayoría de las veces, movidas solo por el deseo de ayudar en el momento más necesario.

Hoy, transcurridos cerca de tres meses de una inédita cuarentena, la crisis sanitaria por la COVID-19 no ha concluido y “apenas estamos comenzando; ahora es donde tenemos que desarrollar la solidaridad y la caridad, porque hay un momento grave que llega, una situación económica crítica para muchas familias, donde van a necesitar y a seguir necesitando de ayuda material en los próximos meses”, según el obispo de Cúcuta, monseñor Víctor Ochoa.

La Diócesis, bajo su liderazgo, ha entregado más de 50.000 mercados con aportes de la empresa privada y particulares, en las comunas y zona rural, particularmente en barrios marginados donde están asentadas las familias más pobres y necesitadas. 

“Hemos entregado desde el Banco de Alimentos cerca de 42.000 mercados gracias a la ayuda de un número grande de donantes, instituciones y personas de Cúcuta que han contribuido”, dijo el obispo. 

La Corporación de Pastoral Social (Cospas) ha ayudado con 6.315 mercados y elementos de aseo, acompañamiento sicológico y social a mucha gente en sectores deprimidos, mientras que la Fundación Asilo Andressen ayudó con 1.000 mercados y 1.000 más donados por el padre David Cañas y los comerciantes de la ciudad. 

Las donaciones han llegado de diferentes instituciones, diferentes empresas, entre ellas productoras y comercializadoras de alimentos, con el liderazgo de la Asociación Nacional de Industriales, Andi, seccional Norte de Santander, entregando gran cantidad de productos de la cesta básica para ser distribuidos mediante el Banco de Alimentos.

En la lista de empresas que han hecho sus donaciones, se destacan Centrales Eléctricas de Norte de Santander, Cerámica Italia, Coagronorte, Arrocera Gélvez, Pasteurizadora La Mejor, Comecarnes, Preconcretos, Coomulpinort, Bancolombia, Davivienda, familias de Cúcuta que han ayudado con alimentos para su distribución, y en general decenas de cucuteños solidarios.

Esfuerzo empresarial

Camilo Montes Pineda, director ejecutivo de la Cámara de la Industria de Alimentos de la Andi, dijo que alimentar a un país como Colombia implica poner en marcha una gran operación de la cadena de abastecimiento, la que comienza en las veredas de los más de 1.100 municipios del país.

Esa operación incluye también la importación de algunos alimentos y materias primas del mundo que llegan a los diferentes puertos, que pasan por miles de empresas que desarrollan una actividad concreta, para poder garantizar ese abastecimiento y que cada uno en su casa, respetando el confinamiento, pueda ir a la tienda o al supermercado y que los alimentos estén allí.

El dirigente nacional subrayó que la industria de alimentos es la que compra productos de origen agrícola y pecuarios para transformarlos y que estén listos para el consumo humano, lo que implica un importante esfuerzo en el que participan 39.000 empresas en Colombia dedicadas a tal actividad.

El 95% corresponde a pequeñas industrias ubicadas en las regiones, como por ejemplo Pasteurizadora La Mejor, que hace un trabajo diario en la zona rural para garantizar que esa leche llegue a la planta de producción y se vuelva alimento para la gente de Cúcuta. 

“Ahí es donde está nuestro principal aporte en la actual coyuntura, y es soportar esa cadena de alimentos como sector privado, lo que se puede resumir en que transcurridos 90 días de confinamiento, en ningún rincón del país se escucha de desabastecimiento de productos, ni siquiera en los primeros días de la alta demanda cuando los mayores niveles de ingresos económicos salieron a comprar”, precisó.

Según Montes, desde la Andi se han diseñado varias iniciativas, en las cuales ha participado la Cámara de Alimentos, mediante la estrategia ‘Unidos Somos más País’, con aportes a los hospitales y sector salud en general, que incluyeron la dotación de máscaras, la fabricación de respiradores y los cascos de vida, entre otros.

Han sido múltiples y variadas las iniciativas sectoriales en las que  la institución que representa ha hecho un trabajo de fortalecimiento de los Bancos de Alimentos, con los cuales se están canalizando los productos antes de que se venzan o se dañen, recibiendo donaciones en efectivo para comprarlos y que a su vez lleguen a las poblaciones más vulnerables del país.  

“Se está hablando de que desde el 30 de marzo hasta el 21 de mayo, más de 15.380 toneladas de alimentos se rescataron antes de que se dañaran y se entregaron a 1,4 millones de personas en más de 153 municipios, en un trabajo preciso de estos Bancos de Alimentos, de los donantes y de la donación que se hace en logística, transporte y demás aspectos del proceso”. 

En Cúcuta, donde el Banco de Alimentos está dirigido por la Corporación del Servicio de Pastoral Social de la Diócesis, se han entregado más de 375 toneladas de alimentos, tanto para Cúcuta como para los municipios cercanos, lo que ha permitido beneficiar a más de 32.000 personas, según Camilo Montes. 

Francisco  Unda, gerente de la Andi en Norte de Santander, destacó que en ese compromiso adquirido por el sector empresarial, se han visto en la ciudad unos movimientos de solidaridad muy fuertes, permitiendo hacer donaciones en especie directamente al Banco de Alimentos para que ese voluntariado las distribuya. 

“En algunos casos se han llevado mercados completos y en otros rubros alimenticios específicos, en un esfuerzo grande, hablando de muchos millones de pesos, y otras donaciones en camas hospitalarias, cableado eléctrico y red de media tensión para el Hospital Universitario Erasmo Meoz”.  

La Andi ha repartido igualmente en Cúcuta 400 bonos solidarios de $100.000, consignados a personas que se dedicaban a actividades informales, para que puedan suplir sus necesidades más importantes, dijo Francisco Unda. 

Más acompañamiento 

El pastor Satirio Dos Santos, líder del Centro Cristiano Los Pinos, dijo que los cucuteños en general han sido muy obedientes a los decretos del Gobierno, cumpliendo con la bioseguridad y la orden de cuarentena, pero que al extenderse la medida se ha provocado una presión emocional muy grande en las personas, al darse cuenta de que están inactivos y no tienen recursos para sostenerse por mucho tiempo.

“Esto ha causado para nosotros como pastores la obligación de acompañar a la gente más de cerca con la palabra, con  el consejo, con el testimonio y por supuesto extrañando la ausencia de todos ellos en los templos”.

Sin embargo y pese a las dificultades, los hermanos han aportado mercados, medicinas y lo que han tenido a disposición. “Si uno tiene dos panelas da una al más necesitado, porque todo el mundo está dispuesto a compartir con su hermano lo que tiene, aunque esto no resuelve el problema si el aislamiento social se extiende”. 

Julián Rolón, administrador del Centro Cristiano, explicó que en la labor social han ayudado a 15.000 familias entregando mercados y colchonetas a las más necesitadas, acompañando igualmente a la alcaldía de Cúcuta con un equipo de 10 voluntarios en la entrega diaria de mercados en los barrios. También han brindado atención a 2.500 niños y niñas en las comunas 6, 7 y 8, con llamadas telefónicas y la entrega de suplementos nutricionales, asistencia médica y sicosocial. 

En el Centro de Esperanza, en El Escobal, se dio atención a 6.000 venezolanos mediante el acompañamiento del grupo de capellanes con asistencia sicológica, consulta médica, acompañamiento espiritual y ayudas humanitarias. 

“En total han sido más de 90 toneladas de alimentos como complementos nutricionales de asistencia humanitaria que contienen arroz, azúcar, grano, aceite, leche, enlatados, pastas, entre otros productos, repartidos en 64 barrios de Cúcuta donde tenemos presencia como congregación”, puntualizó Rolón.

Proteger la vida  

Para Francisco Unda,  gerente de la ANDI seccional Norte de Santander, el tejido empresarial lo hacen todos, teniendo en cuenta que este se construye a partir de componentes tan fundamentales como los trabajadores, la cadena de abastecimiento y por supuesto, los consumidores.

Por esta razón, para la ANDI es importante resaltar el inagotable esfuerzo que ha hecho la sociedad colombiana, desde el principio de la coyuntura, por salvar tantas vidas como ha sido posible, al mismo tiempo que ha buscado mantener el funcionamiento del sistema de abastecimiento nacional y la infraestructura industrial y empresarial del país, protegiendo especialmente los empleos de miles de colombianos. El desplome de este tejido sería catastrófico para todos en el mediano y largo plazo.

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Eduardo Bautista
Eduardo Bautista
Domingo, 31 de Mayo de 2020
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