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Por fin inició el reforzamiento de la torre 28 de Cormoranes

Los trabajos permitirán darle estabilidad al edificio. Se están cavando los huecos, de 12 metros, para los pilotes. 

A la torre 28 de la urbanización Cormoranes le están invirtiendo 400 millones de pesos en su reforzamiento.

La constructora, representada a través de la Unión Temporal Cormoranes, se basa en las recomendaciones dadas en los estudios contratados por el Ministerio de Vivienda, siendo esta una de las propuestas para recuperar la estructura.

Los trabajos ya comenzaron, luego de cinco meses de espera de la licencia de la curaduría urbana de Cúcuta número 1. Pero, ¿qué se hará? Por ahora se están haciendo los huecos en el perímetro de la torre, donde se construirán 36 pilotes, de 12 metros de profundidad.

Según explicó el constructor, José Luis Rivera, en cada uno de los cinco pisos se construirá una viga que les permitirá amarrar la estructura del edificio a los pilotes. 

Indica el estudio que el sistema estructural de la torre 28 presenta un asentamiento diferencial que ha producido la inclinación de la estructura, que es lo que ha generado el daño superficial en elementos estructurales como los muros y las placas.

La importancia de controlar este asentamiento radica en que incide directamente en la vulnerabilidad estructural de la torre. “La estructura deberá protegerse y asegurar que sus elementos estructurales no presenten sobreesfuerzos que debiliten la estabilidad general del sistema”, indica el estudio celebrado entre Fiduciaria Bogotá y Gedic Ingeniería.

Rivera indicó que posteriormente se hará una nivelación de cada uno de los apartamentos y las zonas sociales de la torre. 

Mientras que las escaleras tienen dos alternativas: construirlas nuevamente o hacerles igualmente un reforzamiento, puesto que esta presenta una grieta de más de un centímetro; además, es la única ruta de salida para los habitantes de los 20 apartamentos que conforman el edificio, por lo que deben garantizarle la funcionalidad. 

En el estudio se explica que con base a las etapas previas ejecutadas, entre ellas la colocación de unos filtros que recogen el agua freática que se supone hay debajo de la torre, se tiene que aporticar exteriormente el sistema de muros de concreto.

“Los elementos de columnas y vigas se adosaran a las placas y muros estructurales existentes para garantizar la transmisión de cargas horizontales y verticales a la cimentación”, dice el informe de la cartera de Vivienda.

Los elementos verticales de la columna estarán apoyados en dados que transmitirán a su vez las cargas a pilotes preexcavados y fundidos en sitio.

Para María Galvis, una de las propietarias, esta vivienda representa la única posibilidad de tener un techo propio y digno para vivir.

Los habitantes de la torre 28, que hoy están viviendo con arriendos pagados por la constructora, esperan que los trabajos sean suficientes para que la estructura no siga inclinándose como lo viene haciendo desde el 2016 cuando se empezaron a presentar las fallas. 

Estas son familias damnificadas de la ola invernal y desplazadas de la guerra. Vivir con la zozobra de observar a diario cómo seguían saliendo fisuras, ameritó, incluso para algunos, asistencia psicológica. 

La constructora llevó un control de fisuras en los muros y placas estructurales, haciendo un inventario de aquellas que se presentaban según su espesor. Se identificaron, numeraron y se les hizo un control semanal para determinar si era una fisura activa, es decir, si seguía separándose o abriéndose, para luego determinar qué reparación se haría. Muchas de estas fueron reparadas y reaparecieron.

(Se estima que en cuatro meses estén listas las obras, cuyo valor asciende a los 400 millones de pesos.)

Una vez se finalice el reforzamiento de la torre, estas fisuras deben ser nuevamente reparadas en el interior de cada uno de los apartamentos, y en el exterior.

El presidente de la junta de acción comunal, José Ordoñez, explicó que este proceso está en manos de la Procuraduría Regional de Norte de Santander, que ha hecho seguimiento del caso, y que incluso recomendó por prevención desocupar la torre.

Los propietarios de los apartamentos quieren que termine la espera. Se estima que dentro de cuatro meses los trabajos de reforzamiento deban estar listos.

Posteriormente, se tendrá que hacer un nuevo monitoreo de la estructura para precisar que las obras han dado los resultados esperados.

El estudio sobre el resto de las torres

En el estudio del Ministerio de Vivienda: Vulnerabilidad y reforzamiento estructural de la urbanización Cormoranes, se especifica que las torres 28, 31 y 34, del grupo que va de la 28 a la 36, son las más afectadas con asentamientos diferenciales e inclinaciones muy visibles, presentando desmejoras en las condiciones arquitectónicas y estructurales.

El conjunto de nueve torres es monitoreado por la cartera de Vivienda, a través de un sistema de pesas.

La torre 31, según el estudio,  tiene una inclinación promedio en la fachada norte hacia el occidente de 14.00 centímetros y una inclinación en la  fachada occidental hacia el norte de 7 centímetros, con una distorsión angular permisible aún. 

Explica el documento que el grupo de edificios (28 a la 36) a futuro puede presentar los mismos problemas de asentamiento diferencial, inclinación y figuración severa de sus estructuras si no se controlan los asentamientos que están presentando.

A pesar de lo indicado en el estudio, en las torres 29, 30, 32, 33, 35 y 36 no se han presentado las fallas estructurales en la misma magnitud que en las otras tres edificaciones.

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Sábado, 5 de Enero de 2019
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