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¿Qué se viene con la disminución de la jornada laboral?
A pesar de que hay diversas opiniones sobre el escenario económico y laboral a futuro en el país, estas son las realidades que deberán asumir empleadores y trabajadores.
Lunes, 5 de Julio de 2021

El proyecto de ley aprobado en el Congreso de la República y que se encuentra esperando la sanción presidencial que cambia de 48 a 42 horas la jornada semanal de trabajo en Colombia ha suscitado diversas reacciones. Como era de esperarse, los trabajadores formales y los sindicatos fueron los que más celebraron la noticia, mientras que los empleadores se opusieron con el argumento de que encarecería los costos laborales y se traduciría en mayor desempleo.

Los trabajadores señalan que la reducción de la jornada laboral traerá grandes beneficios; por ejemplo, dicen que un trabajador con menos carga padece de menos cansancio, por lo tanto, se supone que será más productivo. Aseguran que además se reivindica el aporte que la clase obrera ha dado para el desarrollo del país. Se estimulará la creación de más puestos de trabajo y, por último, consideran que reducir la jornada laboral implica el cumplimiento de un derecho y obligación social, en el que por encima del mercantilismo y la productividad priman unas condiciones dignas y justas.

El que los trabajadores permanezcan 48 horas semanales o más en los oficios laborales como actualmente sucede, según los defensores de la ley implica una vulneración del derecho al goce y disfrute del empleado con su familia; el desincentivo al crecimiento personal y social, capacitación técnica, tecnológica y profesional o incluso al tiempo de ocio y recreación. “Un trabajador que goce de estos beneficios será un trabajador feliz, con menores niveles de estrés, quien por ende gozará de buena salud, lo que en últimas favorece la productividad”, expresaron quienes estuvieron a favor de la iniciativa.

De acuerdo con Luis Eduardo Rodríguez, abogado egresado de la Universidad Simón Bolívar y especialista en Seguridad Social, la nueva ley, una vez sea sancionada por el presidente de la República y revisada por la Corte Constitucional, ratifica la intención de Colombia de cumplir con la recomendación número 115 de la Organización Internacional del Trabajo (OIT) del año 1962, que exhorta a los países a disminuir la jornada laboral; la cual comenzaría a implementarse gradualmente una hora menos, a partir de su entrada en vigencia, que sería en 2023; al siguiente año, otra hora; luego, dos horas menos cada año, así hasta llegar a 42 horas. 

Colombia a nivel de los países con mayor jornada laboral

Según la OIT, en gran parte de las economías avanzadas el límite legal de la jornada ordinaria de trabajo es de 40 horas semanales, mientras que en los países en vías de desarrollo es de 48. En el sur y en el este de Asia las jornadas son más largas, mientras que las más cortas están en Europa, demostrando cómo esto no ha afectado ni la economía, ni la productividad; por el contrario, ha elevado el número de empleos, señalaron los ponentes, quienes acotaron que Colombia es uno de los países de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) donde más se trabaja, pues mientras las horas trabajadas entre sus miembros es de 37 horas, en el país la cifra ronda las 50 horas. 

Pero al contrario de estos argumentos, los detractores fueron el sector empresarial y productivo que, acompañados por los entes gremiales, rechazaron este cambio, poniendo de presente que el país atraviesa por una fuerte crisis económica dada la caída del mercado por la pandemia, sumado a las consecuencias del paro nacional. 

Los empresarios dicen que la iniciativa representaría una carga económica mayor a la que ya han tenido que solventar las empresas y empleadores del país. Aseguran que la aprobación de esta ley conllevará a disminuir la capacidad de producción de la nación.

De hecho, la Asociación Nacional de Empresarios de Colombia (ANDI), argumentó que “si realmente se quiere afectar positivamente a los trabajadores, los esfuerzos deberían ir enfocados realmente a hacer un control efectivo del respeto de las jornadas legales actuales”, argumentando, además, que los datos de la Gran Encuesta Integrada de Hogares (GEIH) del DANE, para 2019, evidenciaban con números que la norma no cumpliría su objetivo puesto que solo impactaría a una minoría de trabajadores. 

“En Colombia, para 2019, había más de 22 millones de ocupados. Sin embargo, solo cerca de la mitad (11,2 M) son empleados asalariados, es decir, tienen un empleador y no son independientes. Ahora, de estos, 7.699.060 son, además, formales, es decir, que cumplen con los requisitos laborales de ley. Entre estos 7,7 millones de personas, hay 6.258.318 que trabajan actualmente más de 40 horas a la semana, es decir, el 81%. En promedio, cada hora trabajada a la semana por los 7,7 millones de asalariados formales, es remunerada con 9.666 pesos. Con base en estos datos, se hizo una estimación del impacto que tendría sobre la economía del país, la reducción de la jornada laboral a 40 horas. Asumimos, para este cálculo, que las empresas elegirían contratar más trabajo (al mismo costo) para suplir esas horas. Sin embargo, es probable que muchas empresas pagarán horas extras y otras simplemente recargarán el trabajo sobre sus empleados”, respondió la ANDI.

Bruce Mac Master presidente de la ANDI, expresó que “va en sentido totalmente contrario al que debería. Se está encareciendo la creación de empleo, se está afectando la competitividad”. Así mismo, Rosmery Quintero, presidenta de la Asociación Colombiana de las Micro, Pequeñas y Medianas Empresas (Acopi), dijo: “Está demostrado que proyectos parecidos en otros países no han generado el empleo que se pretendía. La estructura empresarial está desgastada; se han agotado todos los esfuerzos para preservar el empleo”.

Los gremios calculan que el costo anual será superior a los 26,9 billones de pesos para la economía, es decir, un impacto de cerca del 2,7% del PIB de 2019.

Afectar la jornada laboral ordinaria sin afectar lo atinente a los aportes a seguridad social proporcionales a las horas trabajadas que afectará transversalmente todo el sistema.

¿Cómo se deberá asumir este cambio para evitar un problema económico a futuro?

Según la directora de los programas de Contaduría Pública y especialización en Tributación de la Universidad Simón Bolívar, Ana Emilce Contreras, hay que revisar las consecuencias para los actores que allí se presentan: el empresario, el trabajador y el consumidor final de los productos o servicios que ofrece el tejido empresarial. 

Una vez la jornada sea reducida a 42 horas, los trabajadores deberán ser conscientes que el éxito de sus empresas será un hecho si su productividad no disminuye; de otro lado, las horas de recorte deberán ser muy bien aprovechadas en referencia a su crecimiento personal y profesional. Estas fueron sus recomendaciones:

Luis Eduardo Rodríguez, abogado egresado de la Unisimón y especialista en Seguridad Social./Foto Cortesía

TIPS

Estrategias para los empresarios:

Construir estrategias a corto, mediano y largo plazo de adaptación a la nueva jornada laboral. 

Definir nuevas estrategias publicitarias.

Conquistar nuevos mercados y conocer nuevas formas de llegar al consumidor final (ventas a crédito y uso de redes sociales y tecnología que permita darse a conocer masivamente).

No modificar el precio de venta para seguir siendo competitivos.

Suprimir gastos no esenciales

Si los costos fijos aumentan, entonces el otro escenario podría ser procurar disminuir o eliminar otros rubros que integran este valor: arrendamientos, mantenimientos de máquinas, depreciaciones, entre otros. La idea sería que en lugar de adquirir activos productivos (maquinarias, oficinas, edificios) se opte por otras figuras como por ejemplo el leasing, los servicios contratados (outsourcing) y así se eliminen los costos inherentes a estas adquisiciones. 

Costos 

Otro reto está en el hecho de hacer más con esos costos fijos. Necesitará de trabajadores más ágiles, capacitados, dedicados y con la camiseta puesta en esas 42 horas de trabajo a la semana. 

Recomendaciones para el trabajador:

Ser más proactivo y con mayor capacidad de aprendizaje, aprovechando al máximo la jornada laboral. 

Revisar las nuevas formas de trabajo y las competencias que se requieren para llevarlas a cabo. 

Aprender a desempeñarse con las TIC, de lo contrario, estarían desactualizados.

Es un hecho que se está necesitando personal con habilidades blandas (manejo de emociones, capacidad de trabajo en equipo, proactivo, solidario) asunto que implica aprovechar el tiempo para cultivar estas cualidades.

Aprovechar el tiempo para ser ejemplo en la familia y en la organización. 

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Ana Emilce Contreras, directora de los programas de Contaduría Pública y Especialización en Tributación de la Universidad Simón Bolíva
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