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¿Quién responde por los desaparecidos?

Cúcuta es la ciudad donde más se han presentado casos, según el más reciente reporte de Medicina Legal.  

A Elizabeth Alejandra Pabón, de 20 años, la vieron por última vez el 18 de febrero en la carretera principal de la vereda La Jarra, corregimiento Agua Clara, zona rural de Cúcuta. José Gabriel Uribe Guevara, un abuelo de 68 años, desapareció en algún lugar de Villa del Rosario, en plena Semana Santa. De Juan Carlos Churio, Manolo Rolón y Yurgen Soto, tres amigos que salieron en busca de trabajo por los alrededores de El Salado, no se volvió a saber nada desde 19 de febrero.

Estos son solo algunos de los 67 casos de desaparición presentados entre enero y abril de 2018 en Norte de Santander (40 hombres y 27 mujeres), según aparece consignado en el registro nacional de desaparecidos del Instituto Nacional de Medicina Legal y Ciencias Forenses.

En Cúcuta no hay rastro alguno de 50 personas; en Ocaña son 7 los buscados; en El Zulia y Pamplona se han desparecido un hombre y una mujer; por el lado de Los Patios son dos los perdidos; y por último, en Villa del Rosario, la zona fronteriza más movida del departamento, han desaparecido 6 personas. 

Desaparición forzada

Sin embargo, si bien esta cifra entregada por Medicinal Legal corresponde a desapariciones por distinta índole, la Fundación Progresar, defensora de derechos humanos y dirigida por Wilfredo Cañizares, contó que una realidad muy diferente viven las familias a quienes les han arrebatado a sus seres queridos de manera forzada. 

Según los registros de esta fundación, entre enero y abril de este año se han presentado 12 casos de personas desaparecidas de manera forzosa; 2 ocurrieron en la región del Catatumbo y 10 más en el área metropolitana de Cúcuta.

Para Cañizares, el tema de los desaparecidos en la frontera es alarmante y ninguna entidad nacional ha querido ponerle el pecho como se merece.

“En Norte de Santander, al bandido le parece más rentable cometer una desaparición forzada, pues sabe que no le va a pasar nada. Ese es el mensaje claro que manda la Fiscalía al no investigar, al nunca dar con los culpables. Así las cosas, hoy en Cúcuta y en el área metropolitana es más fácil desaparecer a alguien que cometer un homicidio”, señaló Cañizares, y añadió: “no ocurre nada, no hay escándalo, la Policía ni siquiera tiene que referirse al caso, no hay presión alguna”.

Así lo ha podido comprobar este diario, pues la mayoría de las familias a las que hemos tenido la posibilidad de escuchar, se han quejado de la falta de investigación y búsqueda real de sus familiares.

Esto lo tiene claro Cañizares, quien no titubeóal enviarle un mensaje a la Fiscalía General de la Nación.

“El mayor problema que tenemos en los casos de desaparición forzada es la impunidad, es la falta de voluntad de los fiscales, que todo el tiempo justifican y sacan excusas de que no pueden ir, de que esa es zona roja, que es muy peligroso; ninguna de las investigaciones avanza porque no hay voluntad, no hay decisión de ayudar; mientras tanto, las familias sí sufren la tragedia desde sus casas, solas, en el olvido”, subrayó. 

Hasta el lunes, en el registro nacional de desaparecidos que data desde 1938, se habían presentado 3.844 denuncias de personas desaparecidas en Norte de Santander, de las cuales 1.602 son casos que han ocurrido en Cúcuta, 975 en Tibú y alrededor de 2.000 casos en el área metropolitana.

Siguen esperándolos

 Este año, Q’hubo ha plasmado la historia alrededor de varias desapariciones, algunas de las cuales traemos hoy a colación nuevamente, toda vez que, según los familiares de estas personas, su paradero sigue siendo un misterio. Si usted tiene información que pueda ayudar a las autoridades a esclarecer estos casos, no dude en comunicarse al 123 de la Policía, o a la Unidad de Investigaciones- Grupo Desaparecidos del CTI de la Fiscalía (7) 5753353 Ext: 213.

No ha regresado

“Ahora vengo”. Eso fue lo último que dijo Elizabeth Alejandra Pabón, de 20 años, la tarde del domingo 18 de febrero, antes de salir de su casa, en la manzana B lote 9 de la vereda La Jarra, corregimiento Agua Clara.

“Iban a ser las 5 de la tarde y lo tengo claro porque justo cuando ella salió sonaron las campanas de la capilla que está al lado de nuestra casa. Salió vestida con una camisa de estampado militar, que en la parte de adelante tiene una silueta de un elefante blanco; también vestía un short y llevaba unas cholas crocs vinotinto. Yo la vi normal y sin nada extraño en su actuar”, contó la hermana de Elizabeth.

Se los llevaron a los tres

Juan Carlos Churio Patiño

Yurgen Soto Suárez

Manolo Rolón Correa

Con la ilusión de conseguir un empleo, tres amigos salieron la mañana del lunes 19 de febrero, pero nunca más regresaron a sus casas. Se trata de Yurgen Soto Suárez, de 39 años; Manolo Rolón Correa, de 33, y Juan Carlos Churio Patiño, de 34. Los tres se reunieron en la casa de Soto, ubicada en el barrio San Martín, de donde salieron hacia una lavandería, ubicada en el barrio El Salado. 

“Lo último que supimos, por boca de la misma Policía, es que ellos se metieron a una frontera invisible en la que no debían estar”, relató ayer Carlos Manuel Churio, padre de Juan Carlos. 

José Gabriel se perdió en Villa del Rosario

Los familiares de José Gabriel Uribe Guevara, de 68 años, lo han buscado desesperadamente en Villa del Rosario, Cúcuta y Los Patios. El hombre, que sufre de alzhéimer, salió hace un mes de la casa donde vivía y no ha regresado.

Según Patricia Uribe, hija José Gabriel, él desapareció en plena Semana Santa cuando en un descuido se voló de la casa donde habitan.

Otro abuelo desaparecido

Desde la tarde del martes 30 de enero, a Juan José Calderón, de 75 años, su familia le perdió el rastro. 

El hombre, que acostumbraba a caminar por varias horas, ya fuera por la mañana o en la tarde, no regresó a su casa en Ciudad Jardín desde aquel día.

“Siempre salía con una hermana y un sobrino o a veces lo hacía solo, a él le gusta mucho caminar y de paso visitar amigos o familiares. Su ruta casi siempre era desde su casa hasta el parque Centenario del barrio Quinta Oriental y se devolvía”, contó Jorge Francisco Hernández, el sobrino. 

*Por Laura Serrano Díaz

 

Martes, 29 de Mayo de 2018
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