Un nuevo respiro toman los pimpineros que aún le apuestan a los proyectos de reconversión laboral. A dos de estos cinco emprendimientos se les inyectará, nuevamente, recursos económicos para que terminen de arrancar.
El taller de motocicletas (Motocenter) y el proyecto de fabricación de calzados recibirán $50 millones adicionales a la inversión con la cual comenzaron, que fueron aproximadamente $3.000 millones.
Yuleima García, presidenta de Sintragasolina, aseguró que el alcalde de Cúcuta César Rojas se comprometió con aportar estos dineros para reimpulsar ambos emprendimientos.
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En la reunión que sostuvo García con el alcalde le solicitó que planteara el problema al Gobierno Nacional, puesto que el programa viene dado desde Bogotá, a través de Innpulsa y el Ministerio de Comercio.
El planteamiento es para explicar que las iniciativas no resultaron sostenibles, y que con estos recursos los pocos pimpineros que decidieron quedarse están viendo cómo encuentran la vía para recomenzarlos.
García indicó que uno de los factores determinantes es la cantidad de personas en cada alternativa empresarial, porque se vincularon más pimpineros de los requeridos para funcionar de forma sostenible.
En el caso del taller no pueden ser más de cuatro por establecimiento comercial: un mecánico, un montallantas, un lavadero y un administrador. Sin embargo, una cooperativa legalmente debe estar constituida por un mínimo de 25 personas. “Si colocamos a cuatro por cada local serán 16 personas y las nueve restantes, ¿qué hacemos con ellas?”, explicó.
La preocupación de los líderes de los proyectos es que todas las personas que decidieron irse de los emprendimientos no podrán optar nuevamente en otro proyecto de este tipo o de otra clase de ayuda que otorgue el Gobierno, pues quedan registrados en la base de datos como beneficiarios.
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La representante del sindicato sostuvo que ellos han enviado cartas y comunicados al Ministerio de Minas, pero luego de la reunión del 25 de abril nunca más volvieron a obtener una respuesta por parte de la entidad.
Realidad
“La verdad es que muchos pensaron que la reconversión laboral se trataba de ganar dinero sin trabajar, y esto no es así. Y esta realidad no se puede tapar”, dijo la presidenta de Sintragasolina.
Muchos de los beneficiarios de los proyectos nunca llegaron a ir una vez a sus centros de trabajo, entonces, ¿cómo van a saber si funciona o no?
Además, han tenido que lidiar con el tema cultural de sacarse el chip de la informalidad de la cabeza para convertirse en empresarios.
“Adaptarse no ha sido fácil, y muchos no saben cómo se trabaja en una empresa”, aseguró el presidente del Concejo de Cúcuta, Jaime Marthey.
Errores iniciales
Una vez arrancaron los cinco proyectos de reconversión laboral, los vendedores de gasolina venezolana en las calles expusieron cuáles eran los puntos álgidos y dónde estuvieron los errores.
En el caso del proyecto de los talleres de motocicletas, expusieron que se vincularon a más personas de las que necesitaba cada local. Situación que se repitió en el emprendimiento de los aceites residuales, donde colocaron a 100 pimpineros.
En este último caso, además, se falló en que de esos 100 solamente cinco tenían licencia para conducir automóvil, requisito indispensable para manejar las 35 motocargueras que tiene el proyecto.
Los ingresos tampoco resultaron sostenibles, pues mensualmente ganaban 150.000 pesos. “Esto alcanzaba para los pasajes, nada más”, dijo García.