El director del Instituto Departamental de Salud, Carlos Martínez, destacó el buen comportamiento y la respuesta de los habitantes de Norte de Santander, ante las medidas sanitarias adoptadas para contener el avance de la COVID-19, permitiendo que el sistema de salud tuviera mayor tiempo para prepararse y contrarrestar así el aumento de casos.
Lo anterior se ha logrado, según el funcionario, porque se han venido generando las medidas necesarias, que de acuerdo a los protocolos deben acatarse por cada uno de los mandatarios de los 40 municipios de la región.
Así mismo, “teniendo en cuenta y siendo reiterativos con las medidas de promoción y prevención como el uso obligatorio del tapabocas, el lavado frecuente de manos, mantener el distanciamiento social y evitar las aglomeraciones”, según el funcionario.
Explicó que hay municipios con una población densa que facilita el contagio, por lo que ha sido allí donde se han aplicado los mayores controles y redoblado la vigilancia epidemiológica, dada su condición de frontera porosa, entre ellos Tibú, Ocaña, Cúcuta, Los Patios y Villa del Rosario, sin descuidar a Pamplona, El Zulia y Puerto Santander.
Si se compara con otras localidades del departamento, donde prima el aspecto de ruralidad, con poblaciones pequeñas y que han estado más confinadas, por supuesto ha sido menor el riesgo de que se produzcan contagios.
Hasta el 25 de mayo se habían confirmado 119 casos de la COVID-19 en Norte de Santander, 4.208 descartados, 75 recuperados, 29 casos en domicilio, dos casos hospitalizados y uno en UCI, 12 fallecidos, y 57 casos en estudio.
Según el informe epidemiológico del 26 de mayo de la ESE Hospital Universitario Erasmo Meoz, se registraron 353 muestras, con 279 casos negativos, 16 casos positivos de los cuales 11 con tratamiento en casa, 1 caso hospitalizado y 4 fallecidos.
Uno de los temores de que se presentara una avanlcha de contagio de COVID-19 en Cúcuta era la alto número de población en la informalidad, sin embargo, no fue así.
Número de pruebas por millón de habitantes
El médico epidemiólogo Rafael Olarte, coordinador COVID del Erasmo Meoz, dijo que a pesar de que el número de pruebas no es el ideal, las medidas de contención que planteó inicialmente el gobierno nacional, el Ministerio de Salud y posteriormente el Instituto Departamental de Salud (IDS) y la Secretaría de Salud Municipal, han tenido un efecto importante lo que ha impedido un crecimiento exponencial en la curva de contagio.
Considerar que en el departamento se están haciendo alrededor de 3.622 muestras por millón de habitantes, entonces definitivamente si hay un control basado en los resultados que tenemos en la disminución de la epidemia en Norte de Santander y en especial en Cúcuta, porque si uno compara con otras ciudades y otras regiones del país, no hemos tenido un número tan grande de casos, dijo Olarte.
“Nosotros en epidemiología tenemos una tasa de transmisibilidad que llamamos número reproductivo básico (R0), e inicialmente Colombia arrancó la pandemia con alrededor de 2.4, pero con todas estas medidas de contención que se dieron, también en Norte de Santander, ese R0 empezó a disminuir al punto de tenerlo hoy en día menor de 1, esto indica que la persona que está infectada tiene muy poca probabilidad de contagiar a otra. Si el R0 es mayor de 1, una persona tiene la posibilidad de contagiar a otra, entonces un RO alrededor de 2,4 indica que un enfermo con la COVID-19 asintomática, tenía la posibilidad de contagiar a 2,4 personas en el día, y en ese sentido las medidas de contención sirvieron en el país.
Si se mira la magnitud de la pandemia en Italia, España y otros países de Europa, Colombia se proyectó gracias a que se podía ver esa película como adelantada, hacia medidas de contención lo más pronto posible, lo que le ha dado un éxito alrededor de la pandemia. “Al seguir proyectando la curva, obviamente si se empiezan a quitar medidas de contención probablemente los números de casos aumenten, pero si esto se hace gradualmente se puede controlar en parte la pandemia”, puntualizó Rafael Olarte.
El médico intensivista, Carlos Arias, de manera sarcástica atribuye el que no tengamos demasiados contagios de COVID-19 al mute, a la suerte, al calor y a la gloria de Dios. No obstante lamentó que no se cuente con un diagnóstico certero, ‘dado que las pruebas se mandan a Bogotá y en un 50 por ciento llegan en mal estado’. Hemos estado a salvo de una tragedia como la de Guayaquil o Nueva York, dijo.
La pandemia en el Meoz
El Hospital Universitario Erasmo Meoz cuando empezó la pandemia estaba sobreocupado, por lo que basado en esa realidad se crearon áreas de expansión, dos áreas de cuidados físicos y atención de pacientes que eran sospechosos de la COVID-19, tanto para pediatría como adultos.
Lo anterior ha permitido valorar alrededor de 790 pacientes en Triage, es decir en clasificar la severidad de riesgo y determinar si esos pacientes presentaban riesgo de la enfermedad y así mismo, se ha hecho reporte de alrededor de unos 300 pacientes sospechosos o que han sido confirmados de estar infectados.
“A la fecha tenemos alrededor de 16 confirmados, algunos fallecidos, aunque el porcentaje de mortalidad no es tan alto, y la mayoría de los pacientes que tuvieron diagnóstico positivo para la COVID-19 han retornado a sus casas”, según el coordinador para la pandemia en el hospital Erasmo Meoz.
