Aunque es fecha de reyes magos, no fue ningún personaje bíblico el que el sábado llevó regalos a los niños de San Fernando del Rodeo.
Los detalles vinieron de manos del teniente Doriam Sanabria, policía que se dedicó a ayudar a los desamparados y a los pequeños de las familias más pobres de Cúcuta.
Luego de un breve y caluroso saludo, el oficial ordenó a los niños para entregar el tan esperado obsequio y un alimento. Todo salió de su bolsillo y del de compañeros y personas que se solidarizaron con un aporte.
El oficial dijo que fue en 2001 cuando la iniciativa de dar alimentos a los desamparados y a las familias más vulnerables, empezó a tomar forma.
Sanabria era en ese entonces comandante del CAI en el parque Mercedes Ábrego. Allí conoció todas las problemáticas sociales de delincuentes e indigentes.
Un año después (2002) fue retirado de la Policía por razones administrativas. Con el dinero que recibió abrió un restaurante y con el producido del negocio, como civil, logró consolidar su idea de ayudar a los más pobres.
Cuenta que 12 años después, luego de una larga pelea jurídica, la Policía tuvo que volverlo a reintegrar a sus filas. Ahora, es motivo de orgullo para la institución, que lo cataloga como el Policía que le da la mano a los desamparados.
Cada semana más de un centenar de adultos y menores de edad con diferentes necesidades encuentran en este uniformado una mano amiga, que además de la ayuda material, entrega mensajes de paz y convivencia.
Desde entonces, los martes y los viernes visita con cientos de cajas con almuerzos a los indigentes que pernoctan en las calles aledañas al parque Mercedes Ábrego. Los sábados va con desayunos hasta los asentamientos humanos para dárselos con un juguete a cada niño.
Tal vez, gracias a su bondadosa misión de ayudar a los demás, recibió del cielo el regalo de volver a ser policía.
*La Opinión