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‘Se necesita coraje para atender a pacientes con el coronavirus’

 Para el profesional de la medicina fue una experiencia de alto voltaje,

El médico intensivista, Arturo Arias, con más de 30 años de servicios, director de la Unidad de Cuidados Intensivos de la Clinica Norte, narra en primera persona los momentos en que le correspondió brindar atención, por primera vez desde que se desató la pandemia del coronavirus en el mundo, a un paciente con COVID-19. Para el profesional de la medicina fue una experiencia de alto voltaje, compleja, humana, en la que, según lo confesó, llegó a sentir miedo, pero al mismo tiempo coraje. 

Este fue su testimonio:

“Tengo a un paciente allá enfrente que se está muriendo, es un anciano débil que la ha pasado mal y ya no puede respirar.

Entonces me empiezo a vestir afuera del cubículo y lo miro, y se está muriendo.

Y me visto pensando que ojalá que no me pueda contaminar a mí, por eso es mi obligación vestirme adecuadamente. Entonces empiezo a hacerlo con calma, y siempre hay una enfermera guiándome en la forma que debo hacerlo, y le hago caso en todo, y me visto y siento que tengo que hacerlo bien, porque además debo cuidar a mi grupo, ellos tienen familias, esposos, hijos, padres, y este miserable bicho no lo vemos, está en todas partes.

Entonces me lleno un poco de angustia y de un poco de miedo también.

Pienso en los 120 médicos en España, 55.000 enfermeras y personal sanitario contaminados, y un 10 por ciento muertos, y en el mundo 100 mil muertos, y miro lo que estoy haciendo y digo: tiene uno que tener valor para entrar allí. Tiene que tener los cojones bien puestos  para hacerlo, no te puedes echar para atrás, no te puedes enfermar, no puedes sufrir, no puedes herirte, eres tú el que tiene que enfrentar esto.

Hay una enfermera que me supervisa y le hago caso a todo lo que dice, y le pido ¡corríjame! ¡Corríjame!, por favor.

Y termino de vestirme, llevo 20 minutos haciéndolo. Me pongo la máscara, que me aprieta la frente y duele. Me digo, el dolor no me importa, él está sufriendo más que yo, y yo debo ayudarlo, no me importa el dolor, y luego me pongo tres pares de guantes, y tres blusas, y luego una máscara que me aprieta la frente para que el aire contaminado de este virus no me caiga encima.

Y luego entro a la habitación donde está el anciano y es aquí cuando nos acordamos de Dios, y simplemente digo: que la sangre de Cristo me bañe y el manto azul de la virgen me proteja.

Empiezo a caminar despacio, con miedo, y me pregunto: este virus dónde está, dónde me está mirando, dónde lo tengo, pero al mismo tiempo me respondo: si te da miedo cómprate un perro y métete adentro, y no molestes más, y entonces entró, organizo mi grupo, le coloco un catéter en la arteria subclavia, me demoro muy  poco para poder reanimarlo y luego lo intubo. 

Y entonces tengo mis ojos cubiertos con una máscara que me aprieta la cara, tengo un filtro de máscara nasal que me aprieta la nariz y luego una máscara de ferretería que te protege de todo lo que te cae encima, y estás viendo cada vez menos,  y empiezas a sudar y se te empaña la visión, y no estás viendo nada. 

Empiezas a dejar de respirar, para poder ver, y estamos casi trabajando en apnea, y luego ponemos una bolsa que teóricamente era perfecta, pero cuando la pongo necesito que alguien ayude porque la bolsa te limitas la visión y no vez nada,  y tengo el paciente en apnea y debo intubarlo en 20 segundos, y esa lucha se convierte en una ansiedad terrible, porque no estás viendo la vía aérea, y entonces debe pedir ayuda, y de pronto ve la laringe y va el tubo adentro.

El papel que cumplen las enfermeras que están ocho horas adentro, con toda la indumentaria de protección, es digno de resaltar. Ellas cuidan a alguien que no conocen, pero lo hacen con amor, con entrega, luego salen a tomar el transporte y la rechazan, la señalan, no es justo que esto pase, pero pasa, nadie se imagina por todo lo que pasan los médicos y enfermeras en esta pandemia”.

Esta fue la primera experiencia con un paciente con COVID -19 en mi unidad”.

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Martes, 14 de Abril de 2020
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