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Cúcuta
Seis horas de felicidad para 350 niños Yukpa en Cúcuta
Los pequeños indígenas provenientes de Venezuela viven en El Escobal, a orillas del río Táchira.
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Viernes, 11 de Mayo de 2018

Las seis horas que vivieron este viernes los 350 niños Yukpa que viven con sus familias en cercanías al puente internacional Francisco de Paula Santander, en el barrio El Escobal, fueron las más felices en la corta vida que llevan.

La actividad que les organizó la Policía de Cúcuta, a cargo del Grupo de Infancia y Adolescencia, allá en el parque principal de este sector del norte de Cúcuta, por un momento los sacó del riesgo y la miseria en el que viven a orillas del río Táchira, y los contagió de emociones, como la de subirse a un columpio o a un colchón inflable a dar brincos y a elevarse por el aire en su mundo de fantasía.

En el año y medio que hace que llegaron de Venezuela a vivir a Colombia, dos de sus hermanos murieron producto de enfermedades que contrajeron, pero también por la hostilidad y el hermetismo que sus familias imponen en la ranchería que levantaron y a la que solo ellos o los que autoricen ingresan.

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l comandante de la Policía, coronel Javier Barrera, ya había hecho varios intentos antes por brindarles la atención que ayer disfrutaron, pero solo en esta oportunidad  se pudo llevar a cabo, gracias también al apoyo de un grupo de empresas que aportaron para llevar felicidad a los pequeños guerreros.

Ellos vinieron de Machiques y la Sierra de Perijá, allá en Venezuela, pero aquí, a muchos de ellos sus mamás emplean en labores de mendicidad en las calles de la ciudad, hecho que no han podido frenar del todo las autoridades locales.

Por primera vez, en semanas, recibieron un baño con agua limpia, jabón y champú. Esta labor estuvo a cargo de las mujeres policías, quienes con especial dedicación lograron remover las capas de mugre que cubría la piel de los niños. Luego de quedar limpios recibieron ropa, calzado  y juguetes, donados por la Iglesia católica.

(Algunas mamás acompañaron a sus hijos durante la actividad que les ofreció ayer la Policía a los indios yukpa en el parque del barrio El Escobal.)

Algunos de los menores aprovecharon para cortarse el pelo, otros para que los peinaran o les hicieran tatuajes con vinilos removibles en sus rostros.

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Los que tenían broto en el cuerpo recibieron sulfato de plata para curar sus heridas. Mientras tanto, otros pasaron por el odontólogo.

(El comandante de policía coronel Javier Barrera (izquierda), acompaña aquí a un grupo de niños Yukpa.)

No quieren regresar

Desde las 5 de la mañana, el parque del barrio El Escobal se convirtió en el punto de encuentro para esta actividad en la que también hubo juegos y refrigerios. 

Hacia las 10 de la mañana, las instalaciones que se habían instalado en este lugar fueron desmontadas y los niños retornaron con sus mamás a la ranchería, a su propia realidad.

Los Yukpa que están en El Escobal no quieren regresar a  Venezuela. 

Jordano, un joven de 19 años, padre de dos hijos, confiesa que aunque allá vivían mejor, porque tenían casas, no había para comer y eso los obligó a moverse a Colombia.

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