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Cúcuta
Sobrecupo pone en riesgo vida de pasajeros
180.000 es la multa por violar el aforo  permitido en las busetas de servicio público.
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Domingo, 13 de Septiembre de 2020

Nuevas medidas para el transporte público durante aislamiento selectivo. Continúan las quejas por sobrecupo en el transporte público.

El pasado martes 25 de agosto de 2020, el Gobierno Nacional, como parte de su estrategia para tratar la contingencia de COVID-19, publicó el decreto 1168 por el cual se regula la fase de Aislamiento Selectivo y Distanciamiento Individual Responsable. Aunque esta medida aplica como mandato en el país, por el mismo se dicta que “podrán ser ajustadas de forma gradual de acuerdo con la afectación en cada territorio”.

En concordancia, el Área Metropolitana de Cúcuta anunció el pasado 7 de septiembre la resolución 095 que modifica el límite de pasajeros permitidos en el transporte público y elimina la restricción de pico y placa para estos vehículos como parte “del camino hacia la normalización”, según comentó Miguel Peñaranda, director del AMC.

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Ahora, “los buses pueden ocupar todos los asientos”, explica Peñaranda, sin embargo, el que no tenga la posibilidad de abrir la ventanilla, debe marcarse como no disponible. Además, se espera que los buses circulen con todos los pasajeros sentados, con su respectivo cubrebocas, y ninguno de pie. “Quienes incumplan esta norma, se exponen a una sanción económica que ronda la mitad de un SMLV”, acotó el Capitán Rodríguez de la Policía de Tránsito.

La ciudadanía ha expresado su preocupación por algunos casos de sobrecupo en los buses de servicio público, lo cual genera un mayor riesgo al contagio por coronavirus para quienes a diario requieren de este servicio, como Manuel Parra, cucuteño que usa con frecuencia el transporte público. “No existe mucho control sobre el distanciamiento en una buseta, uno evita no sentarse al lado de otras, pero esto es inevitable al ver que siguen subiendo personas como si nada”.

Periodistas de La Opinión recorrieron distintos sectores de la capital nortesantandereana y corroboraron que las denuncias por sobrecupo son ciertas.

En las rutas procedentes de Juan Atalaya, Aeropuerto, Belén y La Libertad se observaron no solo pasajeros de pie sino colgando de las puertas, lo que representa un grave peligro.

El Código Nacional de Tránsito prohíbe el sobrecupo y que los vehiculos de transporte público colectivo presten el servicio con las puertas abiertas, sin embargo, estas son de las irregularidades más cometidas por los conductores de este gremio transportador.

El gerente de Trans Ontiveros S.A.S., Miguel Flores, asegura que son varios los factores que conllevan a las quejas ciudadanas sobre algunos vehículos de transporte colectivo. En primer lugar, estaba el pico y placa que les impedía circular toda la flota en su totalidad, aunque, con el nuevo decreto, esperan cubrir la demanda de pasajeros.

Otro factor, continúa Flores, es la insuficiencia de flota vehicular, especialmente en las horas pico, “de manera que es necesario crear soluciones para que las empresas de transporte público puedan integrar nuevos buses, descongestionar el sistema y combatir la ilegalidad”; problemas que se presentaban desde antes de la pandemia.

Además, la falta de responsabilidad de pasajeros y conductores, reflejada en el abandono de las denuncias por parte del usuario, impide la continuidad del debido proceso para la sanción o cancelación del conductor. “Nuestra empresa a la fecha no ha tenido ninguna queja por sobrecupo”, afirmó Flores, e insistió en la importancia de las denuncias formales ante este tipo de hechos.

Así mismo, Fabián Daza, vocero de los conductores de transporte público, asegura que hace falta cultura y conciencia ciudadana en los buses. Aunque, según él, los pasajeros que recibe a diario en su vehículo portan adecuadamente el tapabocas, en ocasiones se lo quitan o dejan de usarlo correctamente.

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En cuanto a los métodos que adoptó la Policía de Tránsito antes del decreto, el Capitán Rodríguez comentó: “los conductores de servicio público que eran sorprendidos violando la ley de aforo permitida, recibían sanciones pedagógicas. Se hacían de esta forma, porque la norma no atribuye esto como infracción vial, sino a un tema de salud”.

Si el conductor se rehusaba a asistir a estos cursos, se le imponía una sanción económica que rondaba los $180.000, multa que, según el Capitán, “no dependía de la Policía, sino del código de tránsito”, por lo que el consejo para los conductores era “no exceder el cupo o recibir capacitación”.

A la fecha, los conductores están capacitándose a través de la plataforma Google Meet sobre las medidas de bioseguridad al ejercer sus labores; estrategias que serán de gran alivio para todos aquellos que usan el transporte público en este nuevo camino a la “normalidad”.

  Pasajeros de pie y busetas con puertas abiertas, se obervan en La Libertad./ Alfredo Estévez/La Opinión

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