El Plan de Ordenamiento Territorial (POT) vigente en Cúcuta fue aprobado por el Concejo Municipal en 2001, bajo acuerdo 083. Han pasado 17 años desde su puesta en marcha, y solo se ejecutó el 20 por ciento de lo previsto. El 80 por ciento restante quedó en buenas intenciones.
Esto se conoció en el proceso de discusión que se está dando con comunas y corregimientos para construcción del que será el nuevo documento de ordenamiento territorial que regirá a la ciudad, en los próximos 12 años.
El antiguo POT tenía una vigencia de prescripciones a largo plazo hasta 2009. Durante los 17 años que ha durado su vigencia se le han hecho tres modificaciones (2011, 2012 y 2013) para incorporar terreno de expansión al suelo urbano, y para delimitar los suelos de expansión.
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Las críticas sobre este aspecto es que durante este tiempo la ciudad ha crecido sin planificación y de manera desordenada.
El concejal Bachir Mirep calificó al anterior POT como “un saludo a la bandera (...) No se ha hecho con la debida planeación y con los debidos estudios pensados a 30 o 50 años de ordenamiento del territorio”.
Para Oliverio Castellanos, concejal, los alcaldes que han pasado durante la vigencia del actual Pot han desconocido por completo el documento. No lo han tomado en cuenta y han desarrollado políticas que crecen sin concordancia con el instrumento vigente.
El actual
Los concejales aseguran que desconocen estudios previos u otro documento del actual POT.
Mirep enfatizó que no aprobarán el documento sin antes detallarlo.
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Por la costumbre administrativa pensarán que van aterrizar con el PPT al Concejo y será aprobado. Lo vamos a poner al escrutinio con los sectores económicos, políticos, gremios de la construcción y de cualquier actor con las debidas competencias que pueda aportar en su construcción”, dijo.
El actual Pot plantea no vincular nuevos suelos al perímetro de expansión, es decir, que la ciudad se contenga en sus límites.
Sobre esta propuesta el profesor de la UFPS, Carlos Florez, explicó que el actual Pot busca limitar el crecimiento horizontal de la ciudad. “Eso tiene una implicación directa, que presiona a las constructoras para que sus proyectos de viviendas tengan que hacerse en edificios de altura”.
Aseguró que al ser Cúcuta una ciudad asociada a su amenaza sísmica, no hay contracción siempre y cuando las constructoras cumplan con el Código Colombiano de Construcciones Sísmico Resistentes, en el que se cubren los aspectos de análisis y diseños para las edificaciones en zonas de alto riesgo.
