La Opinión
Suscríbete
Elecciones 2023 Elecciones 2023 mobile

También soy víctima: Secretaria de Posconflicto de Cúcuta

Omaira González, esposa de Ramiro Suárez, afirmó que llegó al cargo por su preparación.

Omaira González Vera se siente una víctima de señalamientos por su matrimonio con el exalcalde Ramiro Suárez Corzo.

Pero, como primera secretaria de Posconflicto y Cultura de paz de Cúcuta, afirmó sentirse plenamente identificada con el trabajo por el perdón y la reconciliación.

Aunque dijo haber perdonado y seguir perdonando cada palabra de quienes la acusan de tener vínculos “con uno u otro lado”, aseveró que este tipo de situaciones la hacen más fuerte, equilibrada y neutral
para su vida, y la tarea que emprenderá.

“Mi corazón se ha sanado y por eso estoy aquí, porque tengo capacidad de perdonar”, dijo. “De lo contrario, creo que no seríamos capaces de atender a las víctimas que necesitan rodearse de gente muy humana”.

Pensó mucho su retorno a Cúcuta, pues la vida era más tranquila en Bogotá fungiendo como asesora en el Congreso desde julio de 2014 y asistente de representantes a la Cámara como el liberal José Neftalí Santos, promotor de la campaña del actual alcalde, César Rojas Ayala.

Pese a los rumores de la influencia que pudo tener Suárez en su designación, la secretaria insistió en que fueron sus conocimientos los que le hicieron posible acceder al cargo.

“Por mi mente no pasaba llegar a Cúcuta”, relató. “Revisaron mi hoja de vida, y fue mi preparación, lo que aprendí, lo que me lleva a aportar a Cúcuta ayuda para la población que más lo necesita”.

De hecho, había previsto irse a otra ciudad a trabajar también en temas de posconflicto, pues no quería volver después de ocho años lejos y la convicción de marcharse “no porque quise, sino porque las circunstancias me obligaron”.

“Uno se siente pisoteado, dolido, de tantos señalamientos que afectaron sobre todo a mis hijas que en ese momento (la captura de Suárez) eran unas niñas”, manifestó. “Yo solo quería paz y tranquilidad en mi hogar”.

Contra todo pronóstico y expectativa, tras haber encontrado en Bogotá la calma que necesitaba para proteger a su familia, dio el sí al regreso, a sabiendas de lo que vendría siendo una figura pública de la administración en el delicado tema de reparación a las víctimas.

“Lo más duro es estar a la expectativa de señalamientos, nuevamente, porque se tienen vínculos con tal persona en lo familiar, pero este no es el momento de señalar lo que pasó o no pasó, sino de mirar qué va hacer uno como profesional y como ser humano por las víctimas”, expresó.

Por eso, insistió en que los mejores veedores de su gestión serán las víctimas de la violencia, y que cada peso que se invierta en ellas podrá ser constatado y verificado para garantizar total transparencia en uno de los procesos más sensibles para la actual administración municipal.
       
Su propio perdón

Pese a su hermetismo sobre la relación con Suárez, Omaira González Vera  dice haberlo perdonado, aunque nunca le hizo nada.

“Sigue siendo mi amigo, mi compañero... Él no me hizo nada, entonces ¿qué le voy a perdonar?”, cuestionó. “Es el papá de mis hijas y tuvimos una convivencia por muchos años. No puedo hablar con rabia, ni dolor”.

Igualmente, dijo desconocer cualquier acción dudosa de Suárez, pues “en mi convicción no he visto nada, no oí nada y mientras eso no pase, uno está convencido de que esa persona no hizo nada”.

Señaló que con el tiempo se ha vuelto fuerte y hace caso omiso de los comentarios.

“Soporto cualquier señalamiento porque, aunque lo hacen directamente, sé que no es contra mí”, comentó.

Actualmente, se encuentra en acercamientos con las asociaciones y grupos de víctimas de la ciudad, con el fin de cumplir su labor e, indirectamente, cambiar la imagen negativa que se tiene de ella.

“Cuando hablan conmigo, se llevan otra impresión; eso lo he sentido”, puntualizó.

*La Opinión

Jueves, 3 de Marzo de 2016
Premium-home
Patrocinado por:
Logo Empresas
Temas del Día