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Universitarios cucuteños atrapados en México por la pandemia

Estudiantes de Comunicación Social de la Unipamplona cuentan a La Opinión la situación que viven.

En agosto del 2019 Maciel López y Andrés Alvarado, estudiantes universitarios de Cúcuta, se incorporaron a una organización de jóvenes encargada de trabajo con comunidades en el cual se hacen intercambios internacionales.

Meses después, Katalina González y otra joven se sumaron a la travesía, ellas no pertenecían a la organización, pero participaron como voluntarias.

En 2019, estos cuatro estudiantes de Comunicación Social de la Universidad de Pamplona culminaban sus asignaturas académicas para enfrentarse a las prácticas profesionales en el 2020. Permisos, convenios, seguros y pasaportes, ya estaba casi todo listo. México sería su destino.

La primera en viajar fue una alumna quien prefirió no dar su nombre, la nostalgia de separarse por cuatro meses de su familia se mezclaba con la ilusión de conocer una nueva cultura.

El 31 de enero llegó al país azteca, pero tuvo un problema en Migración México, al parecer la organización con la que iba en representación, había roto relaciones con aquel Gobierno, por lo que su ingreso era imposible. Angustia, desespero e impotencia sentía al ver en riesgo su pasantía.

“Me encerraron como una delincuente, había gente de varias partes del mundo y no entendía nada, tuve derecho a una llamada, pero solo me sirvió para angustiar a mi familia en Colombia”, describió esta chica tras la incómoda situación.

Una noche completa estuvo la joven en una celda del Aeropuerto Benito Juárez, al día siguiente la devolvieron a Colombia.

Maciel López, Andrés Alvarado y Katalina González entraron en pánico, ya tenían todo pago y no entendían por qué habían devuelto a su compañera. Sentían que ellos podían correr con la misma suerte.

Solo había una opción, viajar. Sino lo hacían perdían todo el dinero invertido, pero si se arriesgaban a ser devueltos, podían recuperar gran parte del dinero, puesto que la organización se haría responsable si la decisión final era de Migración.

Andrés viajó el 14 de febrero a la ciudad de Irapuato, estado de Guanajuato. No tuvo problemas para ingresar al país. “Quizás fue suerte”, dijo Andrés.

Alvarado inició sus labores en un Museo de Arte Indígena, el cual ha tenido que adaptar de forma virtual por la pandemia que azota al mundo. 

“Recibo el apoyo de las personas que me hospedan, sin embargo, ha sido bastante difícil estar tan lejos de mi familia en Colombia en estos momentos de incertidumbre y angustia”, comenta Andrés desde México.

Concluye diciendo: “Mi familia dice que es mejor quedarme donde estoy, pues al viajar podría tener un alto riesgo de contagio, a veces siento muchas ganas de estar con mi familia en Cúcuta y entran los sentimientos de nostalgia y preocupación”.

El 19 de febrero, cinco días después de Andrés, viajó Katalina, también a la ciudad de Irapuato y tampoco tuvo problemas con Migración para ingresar al país. Al inicio había controversia entre sus familiares para dejarla viajar, pero al final aceptaron.

Ha tenido apoyo de la familia que la acogió y sus labores las desempeña en una universidad de la ciudad. “Es más arriesgado devolverme que quedarme, por eso decidí esperar a que pase todo desde aquí, aunque a veces preferiría estar con mi familia en Colombia”, dijo González.

La última en viajar fue Maciel López, finalizando febrero, el destino de esta joven fue Toluca de Lerdo, Capital del Estado de México, allí hace sus pasantías en una empresa de diseño y comunicaciones, por ahora maneja todo desde la casa donde reside, por la cuarentena.

“Mis expectativas abarcaban absolutamente todo lo que una persona podría pensar cuando se va a ir a otro país: Cultura, gastronomía, las personas”, comentó Maciel López. 

“Hace poco estuve muy delicada por mis problemas respiratorios, tuve que reportar mis síntomas porque me pidieron hacerlo en la clínica a donde fui, pero todo se aclaró y no tengo el virus, todo se trató de una alergia”, confesó la joven. 

Maciel también dice que, hasta el momento, México ha sido muy necio, las personas continúan como si nada, son muy pocos los que están en casa y se cuidan. 

La universitaria vive con una familia mexicana de tres personas. “Tengo el apoyo de ellos, han estado muy pendientes de mí el tiempo que estuve enferma, aunque no dejo a un lado el hecho de sentirme intrusa”, comentó López.

Miedo y zozobra, son los principales sentimientos de Maciel al encontrarse en esta situación. “Justo antes de que cerraran las entradas del Aeropuerto Camilo Daza, mi familia dijo que comprara un vuelo y me regresara, pero mis prácticas y todo el sacrificio que hice para llegar acá, me hicieron pensar de manera sensata, y decidí quedarme”. 

Continúa diciendo: “Nadie se imagina que, justo cuando uno viaja para darle un giro y cambio significativo a su vida, un virus iba a encerrarme e impedir que mi experiencia de extranjera, fuera a estancarse”.

Mientras tanto, la joven que no pudo viajar se encuentra en Cúcuta realizando sus prácticas en una entidad de la ciudad.

“Me siento bendecida de que me hayan devuelto a Colombia en enero, no sabía que se avecinaba una pandemia, en el momento me sentí frustrada, pero Dios sabe cómo hace sus cosas y vivir la cuarentena allá hubiese sido deprimente para mí”, dijo.

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Martes, 7 de Abril de 2020
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