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Usar ropa de segunda, la moda que se está imponiendo en Cúcuta
Los jóvenes apuestan a la tendencia de prendas de vestir antiguas.
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Domingo, 29 de Enero de 2023

El mito de que la ropa de segunda es un recurso para personas de poco nivel adquisitivo cada vez es más discutible. 

En la actualidad, la compra de prendas usadas se ha convertido en una tendencia que además de crear un estilo, pretende ayudar al medio ambiente.

En los mercados mundiales no son pocos los emprendimientos que le apuestan a estos negocios. En Colombia, este modelo de economía circular ha venido cobrando auge, sobre todo en la era postpandemia, cuando las plataformas digitales impulsaron otras ventanas para su oferta.  

En Cúcuta, hay un lugar muy concurrido por personas que buscan ropa y zapatos de segunda. Podría decirse que es el único mercado exclusivo de compra y venta de prendas de vestir usadas. Se trata del Bazar de la Sexta. 

Aunque hay muchos mineros y trabajadores de la mecánica o de fábricas que acuden en busca de uniformes o ropa que les permita realizar sin cuidado sus tareas, este mercado de ropa recibe a compradores de otra categoría. 


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Como exploradores marinos que se sumergen en las profundidades para hurgar en los barcos hundidos en busca de tesoros, los amantes de la moda vintage buscan en las pilas de ropa y zapatos viejos, alguna prenda de valor y no precisamente por el costo.

“Los chicos de mi edad venimos buscando modas como de antes para combinarlas con estilos de ahora, pero sobre todo son pantalones anchos, camisas holgadas tipo Versace”, dice Mariana Laguado mientras deshoja un ‘nido de zapatos’ buscando unas botas Converse. 

Es la primera vez que visita el Bazar. Llegó por recomendaciones de sus amigos del colegio que le hablaron de las bondades de ese mercado de ropa usada y de sus precios, muy por debajo de los de una prenda nueva, aunque asegura que eso es lo de menos.

“Acá se consiguen cosas buenas y hay tiendas de ropa nueva donde uno no encuentra lo que busca que es ese estilo de vestir de antes”, afirma.

Usar ropa de segunda, la moda que llegó a Cúcuta

 

Una camisa de mil dólares

Visitar el Bazar de la Sexta es todo un desafío. Está ubicado junto al parque Lineal de Cúcuta, pero su periferia es una radiografía de los pesares de la ciudad, golpeada por la mendicidad y el vandalismo.

Eso no le impide a Pedro José Fuentes viajar en su bicicleta desde el barrio Los Caobos hasta el centro cada mañana en busca de lo que haya llegado nuevo, o viejo, más bien. 

En esta oportunidad, como le ha ocurrido en algunas ocasiones, no perdió el viaje. Está gratamente sorprendido por una chaqueta de Los Angeles Lakers, un equipo profesional de baloncesto de los Estados Unidos.

Como buen cazador de antigüedades tiene la pericia para reconocer, al instante y a lo lejos, que se trata de una pieza original. “Sin duda es antigua, como de los años 90’ y es una prenda auténtica”, afirma. 

Fuentes dice que viaja con frecuencia a los Estados Unidos, donde visita tiendas de segunda de toda clase. Esa chaqueta que está a punto de llevarse por 50 mil pesos, “cuesta fácilmente más de 100 mil”, exclama. 


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El joven es estudiante del último año de Derecho de la Universidad Simón Bolívar, pero tiene una tienda virtual de ropa de segunda y oferta, por internet, este tipo de atuendos. 

“Yo esa chaqueta la compro, la lavo bien y la revendo. Tengo camisas del año 93’, 96’ 98’ y la gente las busca mucho”, comenta. 

Mientras analiza el abrigo, el comprador especula acerca de la procedencia de algunos de estos artículos que se venden en el Bazar de la Sexta. 

Dice que mucha de esa ropa viene de donaciones de caridad que hacen a las organizaciones no gubernamentales y llegan a Latinoamérica como ropa de paca.

Las prendas provienen de Europa o de Estados Unidos. Las pacas, como comúnmente se les denomina, son toda esa ropa que queda en los grandes almacenes como los “outlets”.

En otros casos, son donaciones de personas que están interesadas en ayudar a los necesitados, pero no todo se dispone para la caridad y termina en ventas de garaje.


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“Aquí llegan al mercado como pacas de ropa de mil, dos mil prendas y acá las personas por no recibir donaciones las vende, pero pues venden a un precio como estos”, asegura el estudiante de Derecho.

Explica que estos puestos de ropa usada están en toda Colombia, pero su mayor demanda en Cúcuta es por parte de personas que llegan de Venezuela y se llevan los artículos de segunda para venderlos en dólares.  

Como anécdota recuerda que en una ocasión encontró una camiseta original de la marca italiana Palm Angels que en el mercado tenía un costo de más de mil dólares. 

“La conseguí en 5 mil pesos, acá colgada en un puesto. Esa si me la quedé y cuando fui a Estados Unidos me la puse y me la parché”, recuerda y se ríe. 

Usar ropa de segunda, la moda que llegó a Cúcuta

 

La chaqueta de Los Ángeles Lakers estaba exhibida en el puesto que pertenece a Norma Muñoz. En su local puedes encontrar desde zapatos hasta carteras de mano y sombreros.

Aunque hay poco escrúpulo con el tema sanitario, no faltan los agüeros de quienes intentan adivinar la procedencia de la ropa antes de comprar. “Hay gente que le dice a uno, el muerto era grande o el muerto estaba gordo”, dice de manera ocurrente.

Muñoz asegura que la mayoría de las prendas son de personas que llegan a deshacerse de ellas porque ya no la usan, pero que no es del todo un chiste que terminen siendo de alguno que otro que ya partió de este mundo. 

Si es de repararla, se hace.

En otro puesto del Bazar de la Sexta, Ninfa María Muralla remienda las costuras y repone los botones de una camisa azul con mangas anchas. Es una señora de la tercera edad, pero ayuda en ese negocio a su hija, la dueña.


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Ella está a cargo de recuperar la ropa que, aunque en buen estado, requiere ser restaurada. 

Muralla dice que siempre llegan grupos de jóvenes buscando ropa antigua, sobre todo pantalones anchos, de pana, de pretina alta, camisas de cuadros, en tonos pasteles. “Eso son pan caliente”, apunta. 

La vendedora dice que hay un grupo en especial que frecuenta el bazar los fines de semana, chicos bastante jóvenes que están  “tratando de imponer una moda”.

Comenta que la mayoría de las veces llegan personas a vender a muy bajo costo ropa que dejaron de usar, pero también hay otras que se van del país y prefieren obtener algo de dinero extra, para no botarla.

Poca inversión

La comercialización de ropa de segunda es una oportunidad de negocio de baja inversión. 

A Keila Santos, por ejemplo, le permitió tener su propio negocio con poco presupuesto, después de ser empleada de otros locales en el bazar. 


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No solo la vende, también la viste y reconoce que en este momento el 90% de su armario es de ropa de segunda. “Si usted me está viendo lo que cargo puesto ahora, mi outfit por completo es de ropa de segunda”, dice.

La vendedora relata que aunque a su local llegan muchas personas a buscando ahorrarse algo de dinero, es alta la demanda de quienes apuestan por la moda sostenible.

Según un estudio privado publicado por Consultamos, el mercado de la ropa usada en Colombia ha crecido en un 450 % en los últimos 5 años y se estima que continuará al alza en los próximos años.

La venta que era exclusiva de los puntos físico dedicados al Vintage y que encontró una brecha en el mercado virtual durante la pandemia, ahora, apuesta a quedarse con tal solidez que sus impulsadores pretender en el 2030 competir con el mercado de la ropa nueva. 

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