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Niños de Batuta dicen que la música los hace críticos
Los menores aseguran que Música en la Frontera cambió sus vidas.
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Domingo, 24 de Marzo de 2019

Estoy enamorado de mi violín, tengo un año tocándolo pero ha sido tiempo suficiente para quererlo y apreciarlo, porque por él he aprendido lo bueno que trae el arte a mi vida. Así describe Sebastián Ramírez Ortiz, de 12 años, lo que le ha dejado en solo 12 meses el programa Música en la Frontera, en Cúcuta. 

Va una vez a la semana al hotel Bolívar, por una hora y media, a recibir sus clases de violín. Junto a él Daniela Arrieta Tirado, de 10 años, quien lo hace con toda la pasión del mundo y ese amor que siente por la música.

En Cúcuta son 95 estudiantes, pero en el departamento son aproximadamente 300 los que integran el programa implementado por la Fundación Nacional Batuta de la mano de la Cancillería de Colombia desde el 2013.

Daniela Cárdenas, colombovenezolana de 17 años, toca el violonchelo y desde hace unos meses entró a Batuta. Viene con formación del vecino país, pero la fundación le permitió retomar aquello que le apasiona: la música. 

“Las artes en los niños y nosotros los adolescentes trae consigo un impacto positivo incalculable, porque a pesar que uno de pequeño lo ve como un pasatiempo adicional a las clases del colegio, es mucho más que eso”, dice Cárdenas.

“Nos hace críticos, sensibles, y amante a las artes”. Enumera la joven que cuenta que el proyecto musical no solamente le ha dado la oportunidad a niños colombianos, sino a venezolanos que viajan desde San Antonio, Ureña, y otras partes del vecino país a estudiar música.

Jesús Alirio Durán, de 20 años, recibe clases en el centro de Villa del Rosario, donde empezó hace cuatro años. Él cuenta que uno de los aspectos más valiosos del proyecto es ponerle en las manos el instrumento al niño, porque estos generalmente son muy costosos.

“Quitarle el instrumento a estos niños, y la oportunidad de seguir formándose como músico es un pecado y un crimen”, dice Javier Bosch, quien tiene a dos niños en el centro de formación de Cúcuta. 

“En los procesos de crisis, como el que está atravesando la región, los gobiernos quieren hacernos ver que los tecnólogos son los que cuentan, y que los humanistas no hacen falta.

Esto es un programa mágico que ha dado frutos ricos en cada niño, resultados palpables. Aquí está en juego las formas de vida de estos niños”, sentenció. 

El programa le facilita a cada uno de los niños participantes el instrumento que les gusta, porque generalmente son pequeños pobres.

Actualmente, la Cancillería de Colombia está buscando los recursos para el programa música fronterizo, el cual ha financiado ininterrumpidamente desde 2013.

La cancillería a través del director del Desarrollo y la Integración Fronteriza, Víctor Bautista, aseguró que están en proceso de la búsqueda de los recursos para continuar con el financiamiento del programa, porque hace una semana se reunió a los padres de los estudiantes para notificarles que habían preocupación porque aún no había precisión sobre los dineros para el proyecto.

Se tiene previsto que esta semana la cancillería dé una respuesta a la fundación.

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Por medio de este proyecto operan 14 centros de formación musical en las zonas fronterizas del país, y con el cual están involucrados unos 1.700 niños.

Las manos inquietas de estos músicos solo necesitan que se diga sí al presupuesto. Este proyecto ha sido salvador de vidas de pequeños que han encontrado en cada instrumento una forma de alejarse de los vicios.

Los estudiantes expusieron los motivos por los cuales el proyecto debe continuar.

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