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Raíces y música clásica van de la mano

El francés Olivier Grangean, director de Orquesta Sinfónica de Colombia, conversó con La Opinión en su visita a Cúcuta.

Él se ha presentado en prestigiosas salas musicales del mundo con orquestas como la Filarmónica de Radio Francia, la Filarmónica de Japón y la Simón Bolívar de Venezuela.

Es considerado uno de los directores más talentosos y desde enero de 2016, está al frente de la Orquesta Sinfónica Nacional de Colombia.

Como director, Olivier Grangean, natural de Francia, ha sido invitado a Europa, Asia y Sudamérica. Además de la Sinfónica Nacional, dirige el coro de la AP/HP (Asistencia pública de hospitales de París) y mantiene una relación cercana con la Orquesta Sinfónica Nacional de Lituania y con la Orquesta de Douai, las cuales dirige periódicamente. 

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El destacado músico francés, estuvo en Cúcuta dirigiendo la Orquesta Sinfónica Nacional y compartió su talento con los habitantes de la frontera.

A la presentación que se cumplió en coliseo Toto Hernández asistieron 3.000 personas. Cúcuta, fue la segunda ciudad colombiana a la que llegó la Sinfónica, como parte de la gira nacional Sin Fronteras, financiada por el Ministerio de Cultura y con el apoyo logístico en la región de la Gobernación de Norte de Santander a través de la Secretaría de Cultura.

De la frontera continuó el recorrido nacional por Santander. Este domingo se presentó en Barichara y este lunes la cita es en San Gil.

La gira, de acuerdo con el Mincultura, fue concebida como una oportunidad para demostrar que la música no tiene límites.

“Es un lenguaje único y sin geografía, ni raza, ni género. Es un vehículo que nos transporta a lugares inesperados, a sensaciones novedosas, personales y colectivas en un mismo tiempo. Es un lenguaje que narra paisajes, climas, circunstancias, historias, aconteceres, amores y odios; todas las pasiones. Habla de guerra, de victorias, de rupturas, de alianzas y en el entretanto, el espíritu se calma y se colma con su belleza”.

De la pasión que despierta la música en el director Grangean, de la gira y de los talentos colombianos, habló el francés en entrevista con La Opinión.

¿Cuál ha sido la experiencia que más le ha impactado en Colombia?

Hasta ahora todas han sido valiosas. La mayoría se ha dado en Bogotá y la más fuerte fue cuando organizamos el concierto por la paz hace dos años, donde tocamos la obra de Britten (pianista británico). Fue un momento emocionante, tanto a nivel personal como artístico. Pudimos dar nuestra mejor energía y tener un rol activo en el proceso de paz.

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¿Cómo surgió la idea de recorrer a Colombia con la Sinfónica?

La gira es crucial. La Orquesta Sinfónica es del país y todos los colombianos aportan su contribución a la cultura nacional. La razón por la cual quise que la Orquesta iniciara una aventura por las regiones es porque les debíamos esto a los habitantes. Las presentaciones no deben centrarse solo en Bogotá.

¿Qué le aporta el concierto a las regiones?

El hecho de compartir en vivo es un proyecto sumamente importante. Acercarse al pueblo y que nos escuchen no es algo frecuente, porque no hay tantas orquestas profesionales en el país. Para ciudades como Cúcuta representa la oportunidad de ver a la música clásica desde otras ópticas.

¿El contexto colombiano y la música clásica van de la mano?

Hay que partir destacando el talento musical de los colombianos. Para mí ha sido un privilegio ver como se mezclan las raíces culturales con la música clásica. En Europa hemos perdido eso, nos hemos alejado de nuestras raíces culturales y la educación que tenemos allá es muy académica a nivel de música clásica. Acá ocurre lo contrario y eso le da un toque particular a nivel de melodía y de ritmo.
   
¿Esa mezcla gusta en el público?

Por ese hecho los públicos colombianos reaccionan muy rápidamente, se sienten identificados. Los músicos van más allá porque la música es universal y un ciudadano que reconoce sus raíces puede comprender que la música va más allá de lo académico. El talento juvenil así lo reconoce y eso es una fortaleza en Colombia.

¿Cómo fue la experiencia en Villavicencio, primer destino de la gira?

Fue excepcional, fascinante. Más del 95 por ciento del público nunca había escuchado una orquesta sinfónica. Cuando uno como músico en el escenario siente esa emoción atrás (por mi faceta como director estoy de espalda a los espectadores), es estupendo. El público tenía curiosidad, esa inocencia fue un regalo para la Sinfónica y cuando tocamos las obras colombianas, la energía se triplicó.

¿Qué expectativas tiene para lo que sigue en la gira?

Como agrupación queremos compartir todo lo que más se pueda con el pueblo y con cada región de la gira. Buscamos que nos conozcan más y que las personas reconozcan lo que hacemos. Por eso llevamos una gran variedad de música: la académica, la romántica y la colombiana. 

¿A las nuevas generaciones de músicos qué mensaje les da?

Seguir estudiando y aprendiendo cada día es clave en la música clásica, pero sin perder las raíces y lo que los identifica como personas. A los músicos latinos siempre les digo que lo que tienen vale oro y no deben dejar de vivir su autenticidad. Para Cúcuta deseo que puedan seguir desarrollando un movimiento hacía la música clásica que permita crear una orquesta profesional.

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Eduardo Rozo
Domingo, 18 de Marzo de 2018
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