La Fundación Transformación Sin Fronteras, nacida con la idea de generar una resocialización del ser humano y mitigar la reincidencia a contextos penitenciarios, llegará a los centros carcelarios de Cúcuta con el proyecto Reconcili-ARTE.
En Bogotá, ya ha sido todo un éxito. Internos han encontrando en el arte-terapia una catarsis emotiva que permite una reestructuración del pensamiento.
Las psicólogas que lideran los procesos cuentan con alianzas de Holanda y México, lo que ha permitido trabajar en exposiciones de artes plásticas, teatro, danza, canto, dibujo, manualidades, entre otros talentos.
El pasado 18 de noviembre, la fundación organizó un conversatorio mediante Facebook Live donde algunos líderes en sus contextos carcelarios hablaron acerca de la realidad que viven en la prisión y cómo esta iniciativa los ha llevado a cumplir sus tiempos de condena de una forma más amena.
“No sabemos qué pueda pasar en un futuro. Todos tenemos muchas cosas en común y no sabemos si alguna vez sea alguno de nosotros quien pague una condena. La invitación es a no juzgar y tener empatía por el otro”, expresó Danny Beltrán, fundadora de la organización.
En las prisiones, una gran cantidad de personas en busca de no ser abrumadas por los efectos del tiempo fortalecen y desarrollan habilidades creativas que la mayor parte de su vida permanecieron dormidas.
Sin embargo, la falta de oportunidades no permite que exploten sus dones. Por eso, desde la Fundación Transformación Sin Fronteras implementan estas iniciativas que desvelan la dimensión humana invisibilizada detrás de cada interno.
Historias de vida
Las experiencias de personas privadas de la libertad fueron un testimonio vivo de esto. Uno de ellos fue Albeiro Álvarez, hijo de padres líderes sociales, quien expresó haber tenido un muy buen ejemplo durante su vida, pero el deseo de explorar otro tipo de experiencias lo llevó a la situación penitenciaria en la que se encuentra ahora.
Aun así, esto no le impidió convertirse en un líder desde su posición. Álvarez promueve proyectos artísticos enfocados a la resocialización de sus compañeros, para demostrar que, si la intención nace del corazón, todos están dispuestos a cambiar de pensamiento, reformar sus vidas y contribuir con sus talentos a la sociedad.
“Siempre he pensado que todas las personas tenemos un don por el arte. Expresamos nuestra afinidad por largas horas en las que nos desconectamos del mundo y en las que solo importa sentir y vivir esa pasión”, expresó el recluso.
Otro ejemplo fue Laura Villalobos, representante de teatro y danza en la cárcel. Hija de padres confeccionistas, siempre llevó en la sangre una vena artística. Sin embargo, estos temas no eran de su interés, hasta que aprendió a valorarlos mucho más durante su estadía en la prisión.
Ahora, Villalobos busca mitigar el consumo de estupefacientes de sus compañeras y mostrarles una salida de los vicios a través de la transformación socio-cultural, por eso, las apoya y las enseña con clases de danza, teatro y porras.
“Llevamos un proceso muy significativo que se ha convertido en una disciplina. En el baile las chicas encuentran un escape de la realidad y se sienten en libertad, como los maravillosos seres humanos con valores que son”, manifestó la bailarina.
Hoy, la fundación extiende la invitación para que los centros carcelarios de la ciudad les abran sus puertas.
Actualmente, los beneficiarios de Cúcuta no son muchos, pero la convocatoria sigue activa para que quienes sepan de pintura, dibujo y otros talentos, puedan inscribirse a través de los dragoneantes del establecimiento. Luego, se pedirá la autorización para iniciar el programa.
Los internos contaron la realidad de la vida en la cárcel mediante un Facebook Live./Cortesía/ La Opinión
Redacción
Ronaldo Medina
Practicante de periodismo
