Las emociones estuvieron a flor de piel: hubo abrazos, risas, lágrimas que no se pudieron contener. Y no era para menos, la pareja de caleños de Juan Sebastián Cabal y Robert Farah narró con viva voz cómo fue ese momento en el que después de casi cinco horas de un partido que muchos llaman el mejor del año en dobles de tenis, lograron coronarse como los campeones de Wimbledon.
Los colombianos se encontraron con los medios de comunicación en Bogotá y durante más de una hora hablaron de la final, de sus carreras y de los sacrificios que significó para ambos estar en la élite del tenis mundial.
Lea además ¡Histórico! Cabal y Farah ganan Wimbledon en dobles
Farah, con evidente emoción, narró el momento en que ya supo que habían logrado su objetivo de triunfar en su primer Grand Slam.
"Cuando pego el último tiro, que es una volea donde me cruzo al lado del revés, cuando me tiro al piso estoy con un poco de miedo de que el juez cante que pasé la raqueta por encima de la malla. Esperé 3 o 4 segundos a que el juez no dijera nada fuera de lo normal para saber que sí sucedió (ser campeones)", contó Farah.
“Me estaba tragando el pasto de la alegría después de ser campeón", contó entre risas y confesó que en el regreso a Colombia desde Inglaterra, en donde se celebra el torneo, estuvo viendo el match point que les dio el glorioso triunfo ante la pareja de franceses compuesta por Nicolás Mahut y Édouard Roger-Vasselin.
Le puede interesar Así han sido las grandes gestas del tenis colombiano
Por su parte, Juan Sebastián Cabal habló sobre el momento en que terminó el juego y cómo fue para él. "Lo primero que hice fue derrumbarme, tirarme al piso y lo primero que pensé fue que lo logramos, lo conseguimos".
Uno de los momentos más emotivos de la rueda de prensa fue cuando Cabal recordó cómo una lesión que sufrió hace 15 años casi lo deja por fuera de las canchas y de la gloria del deporte blanco.
"Hace 15 años me dijeron que no volvería a jugar y hoy estoy aquí", dijo el caleño con la voz quebrada y en medio de lágrimas, mientras abrazaba y agradecía a Ernesto Martínez, el médico que lo acompañó durante su recuperación y regreso a las canchas.
