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Camisetas nacionales, más allá de lo simbólico
Tienen una importancia vital para el grueso de habitantes de cada país. 
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Colprensa
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Domingo, 14 de Abril de 2019

Ya sea que su origen responda a un guiño hacia una monarquía, un momento trascendental en la historia contemporánea, un concurso nacional para conjurar el fracaso o una imagen precisa asociada a la esencia de una década, las camisetas de las selecciones de fútbol tienen una importancia vital para el grueso de habitantes de cada país. No en vano hace poco la nueva indumentaria de Colombia suscitó polémica nacional por su diseño.

¿Le gusta el nuevo diseño de la camiseta de la Selección? Fue la pregunta que realizaron varios sondeos y en ninguno esta salió favorecida, se rajó. Para citar un ejemplo: en el Heraldo de Barranquilla, Casa de la Selección, solo al 22% de los lectores les pareció bonita. Mientras que en las redes sociales fue tendencia a raíz de la cantidad de memes publicados burlándose de la prenda.

 “En cualquier país del mundo la camiseta del equipo nacional es un elemento unificador como pocos”, aseguró Jonh Devlin, un diseñador británico, autor el libro The True Colours Football Kits, la más completa guía ilustrada hecha, hasta ahora, sobre la historia de la indumentaria del fútbol.

Mercadeo devorador

Para Doug Bierton, propietario junto a Mathew Dale, de Classic Football Shirts, la colección más grande del planeta de prendas de fútbol (suman más de 500 mil camisetas), la misión que tienen las grandes marcas deportivas va más allá de la innovación y la monumental capacidad de distribución y marketing.

“Cada diseño necesita contener toda la simbología, historia, cultura y rasgos geopolíticos de un país, y enlazarlos con elementos la tecnología y la moda del momento. Pero si falla en ese primer elemento de respetar la tradición específica, fracasa”, explicó Bierton.

Ahí está el problema, según Jonh Devlin. Pues las épocas en los que el uniforme nacional era una alegoría de la singularidad de un país son parte del pasado. “El marketing consumió la tradición”.

“Los fabricantes trabajan según su propia agenda, y como hemos visto con los diseños recientes, ya son independientes al de los países”, expuso Devlin en diálogo con El Colombiano de Medellín.

En Adidas, pionera de la vestimenta deportiva, creen, al contrario, que van por el camino indicado. “Los hinchas quieren algo con lo que puedan identificarse inmediatamente, pero al mismo tiempo deben contener las últimas innovaciones y tecnologías de hoy. Traemos las necesidades de los jugadores y los fanáticos juntos”, aseguró Juergen Rank, director de diseño de Adidas, en declaraciones que publicó la Fifa antes de la Eurocopa del año 2016.

Se rajaron con el diseño

Pero el ítem de “identidad” parece rajarse, tanto con ellos como en las otras empresas. Y es que no fue solo en Colombia donde el uniforme nacional ha causado desencanto generalizado. De hecho, según detalla Devlin solo Brasil, Dinamarca e Italia han mantenido “su integridad” en las equipaciones, evitando diseños y colores que se desvíen de su tradición. 

“Italia, incluso, tardó hasta 1999 en permitir el logo del fabricante pues llevarlo lo consideraba una ofensa con su inmaculado color azul que conservaron despejado durante 90 años. De toda mi investigación puedo decir que solo ellos tres han logrado que la identidad esté antes que cualquier cosa”, dictaminó.

Mandan las marcas

En el pasado Mundial de Rusia, Adidas y Nike reafirmaron su poderío al vestir a 12 y 10 elencos, respectivamente. Puma representó a cuatro combinados, New Balance (2) y otras cuatro firmas estuvieron presentes en un equipo cada una. Esto evidenció el dominio que unos pocos fabricantes han creado.

El certamen representó 1.500 millones de dólares en ganancias para estas compañías, según un estudio de la consultora PR Marketing recogidos por la agencia Bloomberg, teniendo en cuenta que la camiseta de una selección tiene un promedio de precio de 100 dólares.

El porqué de esto, así como las razones por las cuales la gran mayoría de las federaciones deben acomodarse al estilo, indumentaria y condiciones que les pongan estas marcas tiene que ver con la capacidad de distribución y mercadeo que poseen.

La cosa funciona más o menos así, conforme lo explica el experto en mercadeo deportivo, Juan Ignacio González. Una Selección firma con Adidas o Nike, los mandamás, porque estos pueden abarcar mucho más mercado, llevar las prendas a otros países, etcétera, salvo contadas excepciones. Por esta condición las federaciones renuncian a aspectos como exclusividad en el diseño.

Lo retro y lo local

“Con la obligación de presentar un diseño nuevo cada año es normal que falte la inspiración y recurran a modelos anteriores. Esto tiene que ver más con la necesidad de reciclar prototipos que con un resurgimiento de lo retro, como nos hacen creer”, calificó Devlin, quien a pesar de esto concuerda con Bierton en que de cierta forma la moda “vintage” que se ha impuesto en la indumentaria de las selecciones últimamente ayuda a recuperar “la memoria del fútbol, anécdotas y situaciones que enriquecen el deporte”, como señaló Bierton.

La camisa de la unificación

La marca alemana Adidas y la selección teutona siempre fueron de la mano. De hecho es la única nación que jamás ha cambiado de fabricante. Esta simbiosis le permitió a la firma adelantar propuestas que desafiaron las pautas y marcaron nuevos puntos de referencia. “Cuando cayó el muro de Berlín, Alemania necesitaba un símbolo unificador. Esa fue la camiseta de la Selección. Se decidió cambiar el blanco y negro histórico y se incluyeron los colores de la bandera. La geometría y el significado de esa prenda, con la que ganaron el Mundial de 1990, pasó a la historia”, contó John Devlin. “Puede ser perfectamente la camiseta más trascendental en la historia del fútbol”, se aventuró a decir el coleccionista Bierton.

Existe una leyenda, bonita pero apócrifa, de que el uniforme alterno alemán, de color verde, es un homenaje a la Selección Irlanda, la primera que se atrevió a jugar ante ellos cuando todos los despreciaban tras la Segunda Guerra Mundial. La verdad es que uno de los colores de la Federación teutona es el verde. Pero la historia ha hecho carrera como muestra de las barreras que puede romper el fútbol.

La pinta que ‘encapsuló una época

El año pasado tuvo lugar en Manchester, Inglaterra, una convención de coleccionistas de fútbol de todo el mundo.

Allí, recordó Mat Dale, coopropietario de Classic Football Shirts, que factura anualmente US$2 millones vendiendo camisas de equipos de todo el planeta, una de las piezas de culto fue la indumentaria de la Selección Colombia con la que disputó la Copa Mundo del 90, y con el número 10 del Pibe Valderrama.

Para el diseñador e investigador Jonh Devlin “la tonalidad del amarillo y el rojo de fondo y las tiras en las mangas, unidas a la melena y la clase de Valderrama trabajaron como un conjunto cohesivo para encapsular la identidad de Colombia y por extensión de la década del 90, que pedía fuentes de inspiración, que rompieran el molde”, dilucidó el británico.

La vestimenta del combinado tricolor no está asociada como a otros representativos nacionales a matices históricos, políticos o sociales. Pero esa línea estilística que reprodujo entre 1985 y 1992 -fondo despejado en el torso y franjas grandes o delgadas en los costados- para la memoria colectiva de la afición colombiana y hasta en el exterior como se destaca en las declaraciones de estos dos ingleses, podría traducirse en la identidad del fútbol tricolor ante el mundo y debería ser un elemento a explotar en ese plan de internacionalizar la Selección como marca.

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