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Colombia, el antes y el después de Pékerman
El argentino, en siete años y medio, ha sido capaz de lograr más que todo lo hecho en los 55 años previos de caminos mundialistas.  
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Colprensa
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Miércoles, 4 de Julio de 2018

Si José Pékerman decide quedarse para un tercer período, Colombia estará feliz, y si decide irse, el agradecimiento de los colombianos no se podrá expresar con palabras. El legado que deja el argentino en la Selección Colombia y en todo el país es tan grande, como los 55 años de vivencia mundialista antes de su llegada a nuestro país y más. 

Los libros históricos dirán que la Selección Colombia tuvo un paso gigante de la mano de Francisco Maturana en los 80 y 90, pero en el nuevo milenio, de la mano de Pékerman la tricolor vivió un antes y un después. 

El colombiano promedio, que sabe y entiende el fútbol o que no tiene ni idea del juego, pero vibra con la tricolor, le daría la dirección técnica vitalicia al argentino, porque en siete años y medio al frente de la Selección ha sido capaz de lograr más que todo lo hecho en los 55 años previos de caminos mundialistas. 

Antes de Pékerman 

Antes de la llegada de Pékerman en enero del 2012, los más de 20 directores técnicos que tuvo la Selección tenían en su registro cuatro presencias mundialistas, con el máximo logro de aquellos octavos de final de Italia-1990, así como tres eliminaciones en la primera fase. Antes de Pékerman, la Selección había jugado 13 partidos en cuatro mundiales, con cifras negativas, porque perdió ocho de esos 13, empató dos y solo ganó tres, con 15 goles a favor y 23 en contra para una diferencia de menos 9 y un rendimiento muy bajo, del 28,2 %. Éramos una Selección chica.

Antes de Pékerman, la clasificación a un Mundial era el máximo logro y estar allá era una hazaña, por eso no se asistía a competir, simplemente a ganar experiencia, a ver qué podía pasar sin tener aspiraciones de nada, sin soñar en grande. Antes de Pékerman, la tricolor era un equipo más del montón, un equipo que no estaba en el radar de nadie, que solo tenía en su registro el 5-0 sobre Argentina el 5 de sept i e m b re de 1993, en la eliminatoria a USA1994. Ese era nuestro máximo logro, así como la Copa América de 2001, tal vez el más importante de la era Antes de Pékerman. 

Antes de Pékerman, las concentraciones colombianas eran como las de un país chico, con carnaval, con nuestro folclore presente, con factores externos que desviaban la concentración real de los futbolistas. 

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Después de Pékerman 

Después de Pékerman, llegó el cambio, un proceso de siete años que permite tener hoy una Selección más madura, con más aire en la camiseta, con más profesionalismo, con una nueva estirpe, con una casta diferente, más imponente, más grande, aunque todavía sin ser potencia, porque ese es un trabajo más largo. 

Después de Pékerman, solo fueron siete años, es decir, el 12,7% del tiempo mundialista de la tricolor en su historia, que se inició en 1957 con la eliminatoria fallida al Mundial de Suecia-1958 y 61 años después vivió una transformación de la mano del quinto argentino, del Pékerman que marcó ese antes y después. 

Las cifras indican que Pékerman dirigió nueve partidos mundialistas, con seis partidos ganados, dos perdidos y uno empatado, con 18 goles a favor y solo siete en contra para una diferencia positiva de 11. 

Después de Pékerman, la tricolor pasó de números negativos a positivos, porque del 28,2% de rendimiento, subió al 46,9% histórico. Llegó a 22 partidos con nueve ganados, 10 perdidos y tres empatados, gracias a 32 goles a favor y 30 en contra, dejando un saldo favorable de dos goles, con 31 puntos de 66 posibles. 

Cambio de mentalidad 

Después de Pékerman, el máximo logro no era participar, la tricolor quiso competir, por eso su registro deja unos cuartos de final en Brasil-2014, con quinto lugar general, el premio al equipo Fair Play y con el máximo artillero y dueño de la Bota de Oro y del Mejor Gol del Mundial: James Rodríguez. 

Antes de Pékerman eso era una utopía. Después de Pékerman, las concentraciones de la tricolor no solo fueron más profesionales, sino que también fueron de las más lujosas y organizadas, porque más allá de lo marginado, hermético y complicado para la prensa, la tranquilidad y comodidad de los futbolistas se transformó al más alto rendimiento posible. 

Después de Pékerman, la mentalidad del jugador colombiano cambió. La fuerza mental de los integrantes de la Selección evolucionó a un nivel muy cercano a la jerarquía de grandes, porque si bien en Brasil-2014 todo fluyó, en Rusia-2018 se repusieron a la dolorosa derrota contra Japón, para clasificar primeros del Grupo H, algo que antes de Pékerman nos sumía en un derrotismo absoluto. 

Después de Pékerman, el jugador colombiano se volvió más competitivo, pasamos de ir a probar a Europa e intentar cumplir, en un gran camino que abrieron con méritos los de la generación del 90, para ahora estar en los mejores equipos del mundo y como figuras, como James en el mejor equipo de España y Alemania, Cuadrado en el mejor de Italia, Falcao en uno de los mejores de Francia y Ospina en otro de los históricos de Inglaterra.

Se renovó la ilusión 

Después de Pékerman, la Selección Colombia se convirtió en la marca más querida y apreciada por todos los colombianos. Se transformó en la verdadera ilusión de todos los futbolistas que inician su camino profesional, quienes ya no sueñan son simplemente estar allá, sino que asumen el respeto por una camiseta en la que lucharon y la pusieron en alto gladiadores como Mario Yepes, Carlos Sánchez, David Ospina, Juan Cuadrado, Falcao García y James Rodríguez. 

Después de Pékerman, tal vez se perdió un poco ese estilo de toque, de espectáculo, pero es que cuando se inyecta el valor agregado de ser competitivos, de pensar en el resultado que al final es el que escribe la historia, la Selección mudó un poco, pero sin perder la esencia, esa que de Carlos Valderrama pasó a James, que de Freddy Rincón pasó a Cuadrado y de Faustino Asprilla pasó a Falcao. 

Después de Pékerman es otra Colombia, es un equipo que va en camino de ser potencia, es un grupo de jugadores más profesionales, es una familia que trabaja unida, es un conjunto de talentosos héroes, son unos gladiadores que en la arena que hace homenaje a Espartacus en Moscú lo dejaron todo, escribieron una nueva historia y se despidieron como grandes, como guerreros que volverán más fuertes, que regresarán para una conquista, con la mente puesta en la próxima batalla: Qatar-2022.

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