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Diego Vera, el “Forrest Gump” nortesantandereano que quiere llegar lejos
Nació hace 26 años en Toledo y sueña con darle mejor calidad de vida a su mamá.
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Omar Romero - Periodista de Deportes
Omar Romero Güiza
Sábado, 19 de Marzo de 2016

Diego Vera González es un atleta que nació hace 26 años, en Toledo (Norte de Santander), su pasión siempre es el deporte y el mayor sueño de su vida es darle una mejor calidad de vida a su mamá y arreglarle la casa en el barrio Pizarro, donde residen.

En los Juegos Nacionales de 2015, en Ibagué, fue octavo en la maratón de los 42 kilómetros.

No obstante, ya ha corrido varias pruebas nacionales de grado menor  e internacionales, en Venezuela, en las que demostró tener potencial para las pruebas de largo aliento.

Muestra con orgullo las carreras al lado de estrellas del atletismo como Diego Colorado, William Naranjo, Javier Guarín, Alirio Carrasco, Juan Carlos Cardona y el venezolano Pedro Mora, entre otros.

Competencias que le han brindado experiencia  y no deja de pedir consejos y enseñanzas a sus ídolos para tener una mejor preparación y aprender a correr mejor.

Diego es autodidacta. También recibe asesoría del entrenador Julio Medina quien le ha diseñado un plan de trabajo que sigue al pie de la letra para sus entrenamientos.

Como en la novela del estadounidense Winston Groom, Diego Vera, viene siendo el ‘Forrest Gump’ nortesantandereano. Aparte de correr y ganar, su ilusión es ayudar a los niños más necesitados, alejarlos de los vicios vinculándolos al deporte, pero como él mismo dice “tengo que prepararme”.

Entrena hora y media en la mañana y hora y media en la tarde, y los fines semana se va para Toledo, cuando no tiene competencias, y le dedica dos horas a fondo trotando 30 o 40 kilómetros.

Del caballito de acero a correr a pie


Llegó al atletismo apenas hace dos años y medio, por un amigo atleta que conoció en Venezuela, quien lo invitó a que corriera competencias callejeras.

En el momento, la cuestión no le pareció nada descabellada, aunque sentía dudas. Sin embargo, en su cabeza seguía taladrando esa idea loca que le propuso el venezolano y no dudó en probarse.

-Me incentivó un amigo de Venezuela que es (atleta), máster. Me dijo: ‘chamo por qué no se pone a correr, mire, usted puede ser bueno para el atletismo’.

-Antes era ciclista, duré cinco años practicándolo, siempre me he considerado buen  deportista, pero cuando iba  a la liga a buscar patrocinio nunca salían con nada, me decían venga después, por eso jamás pude correr una Vuelta a Colombia, un Clásico RCN o una  Clásica Norte de Santander, porque no había apoyo y me cansé de esa tomadura de pelo.

-Competí  con muchachos que iban a correr a otros lados y les ganaba, pero infortunadamente no tuve la oportunidad y me desanimé. Y ese señor (el venezolano) me llevó a una carrera, la gané y desde ahí me motivé, ahora corro a nivel profesional”, relató el toledano.

Una vida dura

Pero no todo ha sido carreras en bicicleta, o  a pie. A Diego y su familia les ha tocado duro como a muchas personas para vivir modesta y dignamente y sin lujos, y llevar una vida tranquila.

Diego ha querido salir adelante, terminar la primaria, el bachillerato, entrar a la universidad y estudiar Arquitectura o Licenciatura en Educación Física, o una carrera tecnológica y ser alguien en la vida, porque sabe que el deporte también tiene un límite.

Pero las circunstancias de la vida no le han  permitido culminar sus estudios. Primero está el deber del hogar, que es ayudar a su mamá para llevar el sustento diario.

Los menores están próximos a terminar el bachillerato.

Este todelano labora en lo que le salga, actualmente trabaja en construcción y pese a que no gana mucho, lo que recibe lo distribuye para su casa, cosas personales y el atletismo.

“No he podido terminar mis estudios, estoy dedicado al atletismo. Desde niño no he tenido la oportunidad de estudiar porque mi mamá es de bajos recursos y se ha fregado mucho en la vida por nosotros”, cuenta el corredor.

“A mi papá lo mataron cuando yo era muy niño y nos tocó venirnos para Cúcuta. A mi mamá  le ha tocado muy difícil, somos siete hermanos. A unos les dio estudios y a otros no”.

Indica que “apenas alcancé a hacer cuarto de primaria, se leer, sumar restar, multiplicar, dividir, (risas…) pero quiero seguir estudiando”.

Reseña que para sobrevivir su mamá ha tenido que vender pasteles, hayacas, arreglar ropa, vender cerveza y hasta gasolina, si es el caso, para tener un buen mercado y alimentarlos a todos.

Sus otros hermanos mayores también trabajan, pero tienen que ver por sus familias.

-Me crié en la calle vendiendo pasteles y le doy gracias a mi mamá porque a pesar de las dificultades que hemos tenido que pasar, nos da buenos consejos, ejemplos y, por ella, hoy soy alguien que le gusta hacer deporte.

No es rumbero ni trasnochador. Está entregado al deporte el cual ve como una opción de vida para huirle a las malas mañas y a la violencia.

-Soy hombre sano, que me gusta ayudar a las personas en la medida en que puedo. Me siento orgullo de ser quien soy, porque acá en Cúcuta para un joven sobrevivir es bravo, porque hay demasiadas tentaciones y vicios.

-He tenido amigos que han caído en el flagelo de las drogas. Le doy gracias a Dios porque estoy haciendo algo bueno con mi vida”, subraya el toledano que sueña con correr las maratones de Nueva York, Boston y participar en los Juegos Olímpicos de Tokio 2020.

-Quiero salir adelante con el deporte veo esas posibilidades de salir adelante y ayudar a mi familia, pero necesito ayuda, apoyo, tengo voluntad, pero solo es difícil.

-He conocido  a los mejores corredores de Colombia quienes me han motivado y que me dicen que tengo mucho potencial, pero bueno… Dios proveerá, subraya Diego Vera.

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